Capítulo 4

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Capítulo 4.

Si esas cosas se acercan. En la cabeza. Clavales el cuchillo en la cabeza, ¿entendido?

Judith abrazaba su osito de felpa con fuerza. El carro en el que iba realizaba maniobras muy bruscas, y su padre iba con una rifle apuntando a los Z para despejar la ruta.

── Edith... ──la hija de los jefes de sus papis la atrajo hacia ella. Alaska era sensible al ruido de los disparos, y también sentía como la niña temblaba── Tranquila. Cierra los ojos ──susurró abrazándola.

Mariana giró el coche, y frenó en seco. La parte trasera de esté, golpeó a un caminante, y siguió su carrera hacia el túnel.

── Cariño ──llamó a su esposo.

Agustín cerró la ventana.

── Buscaré el silenciador, trata de enfocar solo hacia adelante. Y nada de ruidos, niñas ──tomó el paquete, y colocó el tubo al arma.

Mariana colgó una media sonrisa.
Él sabía lo que hacía.

── Esto será largo ──Una hora y media──. Lo más seguro es que esté invadido de zombies. Qué desastre ──cargó el artefacto.

Agustín gritó desesperado.

Después de librar la salida de la ciudadela. Su plan era ir a una pequeña base para tomar un nuevo coche, algo de suministros y armas.

Sin embargo, la vía estaba saturada y la tarde venía tras de ellos junto con una tormenta de los mil demonios y otros que comían sesos.

── No te alejes de mí. Agárrate de aquí. No te sueltes de mi camisa ──ordenó a su hija──. Alaska ──miró a un lado──, toma ──le entregó un cuchillo──. Si esas cosas se acercan. En la cabeza. Clavales el cuchillo en la cabeza, ¿entendido?

La pelirroja asintió.

── Sí.

Agustín despeinó la cabellera de la adolescente, e hizo una señal a su mujer para proceder a ingresar por la puerta trasera al hospital, y con ello  despejar el área para poder descansar en alguna de las habitaciones hasta que se disipara la torrencial lluvia.

── Espera aquí ──dijo Mariana. 

La mujer analizó la infraestructura desde cada cosa,  hasta el mas mínimo movimiento. El lugar era un desastre. Pero, aguantaba para pasar una noche. 

La madre de Judith abrió la puerta con suma delicadeza. 

── Ya pueden pasar ──habló──. No hay sobrevivientes, ni zombies ──informó.

──Judith. Cielo, no sueltes la camisa de papi.

Alaska empujó con suavidad a la Formerch.

── Sería mejor quedarnos en la planta baja. Revisar todo el lugar nos tomaría una semana ──y ellos, solo se quedarían por está noche──. Agustín, recarga el arma ──ordenó. La pelinegra se colocó a un costado, y movió el seguro de la puerta──, ¿listo? ──gesticuló.

1, 2, 3.

El guardaespaldas apuntó de extremo a extremo.

── Nada ──respondió enseguida.

 ── Alaska, Judith. Adelante.

── Entra tu también ──dijo Agustín a su esposa. 

Mariana iba a negarse. 

── Tu tomaras el turno de la madrugada ──trató de convencerla.

── Guss...  

── Igualmente, quiero hacer una breve inspección. Mientras tanto, cuida de las niñas ──dirigió su vista a la hija de su difunto jefe y a su chiquilla quien estaba distraída con unas flores secas a lado de la camilla donde estaba acostada──. Prometo no tardar. 

Mariana bufó. 

── Prometeme llamarme si estás en peligro ──se acercó para besarlo──. Promételo ──susurró. 

Agustín hizo chillar a su walkie talkie en respuesta. 

── No seas testarudo, por favor. 

  @ _Gardeniaaz.           

ˢᵒᵇʳᵉᵛⁱᵛᵉ  ━━Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora