Capítulo 5.
El miedo la invadió por completo.
La señora y el señor Formerch se habían quedado dormidos. Después de horas inspeccionando el área, no había nada que representara peligro hacia las niñas y ellos quiénes a pesar de tener un buen físico, y la mentalidad para resistir días sin dormir para cumplir sus guardias. Habían caído rendidos.
Sin embargo, por ese pequeño descuido. Y la curiosidad tan enorme de su pequeña hija, quien percibió un ruido desde afuera, entre sueños y los ronquidos de su padre. Los dejaría más alerta por lo que estaría por ocurrir a continuación.
Judith salió de la habitación en puntillas. Observó por última vez el rostro de su madre, y cerró la puerta para ir con tranquilidad hacia la dirección donde ni Agustín ni Mariana habían pisado, pues, solo debían asegurar las puertas que llevaban a los demás pisos, y la de la entrada por donde todos ellos habían ingresado.
Judith agarró una linterna que estaba en el piso. El pasillo estaba en oscuras, y se le dificultaba ir hacia donde había oído torpemente un ruido cada vez más sonoro.
Colocó el objeto de luz en su boca, y trató de desenredar unas cadenas de la puerta que claramente decía no ingresar, los z están aquí.
Sin embargo, como la hija de los guardaespaldas apenas iba en segundo grado de escuela, y su curiosidad por saber que o quién era el causante de ese sonido. No alcanzó a leer ni mucho menos a entender, y, de inmediato se metió en la boca del lobo al obtener con éxito el caer de las cadenas, y la disponibilidad a los demás pisos.
Judith,. bajó la resolución de la luz de la linterna. El cuarto al que había decidido pisar, estaba sumido en silencio y el violento aire que chocaba seguramente contra las ventanas del edificio. Se precipitó con ligereza hacia el siguiente extremo. Sus ojos saltones chocaron contra un inerte cuerpo, y después, al seguir el rastro de sangre seca que estaba impregnada en la victima. Una enorme pila de seres no vivos que se movían como un montón de gusanos.
El corazón de la pobre niña tuvo un salto abrupto. Judith soltó su linterna ante la escena.
Esas cosas estaban allí. Esas cosas que se habían comido a los padres de Alaska, estaban allí.
El miedo la invadió por completo.
Y era entendible.
Judith quiso pegar un grito.
Y por supuesto que lo podía hacer, pero, eso solamente despertaría a los zombies hacia donde estaba ella.
━━ No lo hagas ━━habló alguien ━━. Si lo haces, tus padres y tu amiga morirán ━━apareció.
Judith tragó duro.
━━ Papi... y mami ━━hizo un puchero.
━━ Sh... Yo te voy a sacar de aquí ━━corrió hacia ella, y la tomó de la mano━━. Mi nombre es Amelia ━━sonrió ━━. Gracias por haber arreglado el sistema de electricidad de los demás pisos ━━su aspecto era enfermizo.
Sin embargo, la niña alejó su mano de la "desconocida", pues, su padre Agustín, le había dicho que jamás se junte con gente que no conociera. Sin importar en la situación que se viera vista.
━━ Vamos ━━dijo Amelia.
━━ No ━━retrocedió Judith.
━━ Te llevaré con tu familia ━━trató de convencerla, pero, la aludida se negaba cada vez más que la primera vez.
━━...
━━ ¡Judith!
Se oyeron gritos desde el pasillo anterior.
━━ ¡¿Dónde estás?! ━━era Alaska quien la buscaba.
La mencionada trató de gritar al llamado de la mayor, pero la niña que tenía a su lado. Se lanzó hacia ella, y, tapó su boca sin medir su fuerza o la reacción de la de cabello negro al morderla, y correr hacia Alaska.
━━ ¡Alaska! ━━gritó.
━━ ¿Judith? ━━se oyó cerca de la puerta.
━━ ¿Alaska? ━━preguntó la hija de Mariana al no ver a nadie.
Judith dejó de correr hacia la salida. Y caminó con la respiración entrecortada. Los llamados de la chica habían parado, y eso, era raro.
━━ ¿Alaska? ━━preguntó una vez más.
No obstante, lo único que pudo avanzar a oír, fue como los dientes de alguien chasqueaban del otro extremo.
━━ ¿Eres tú?
Y se tiraba hacia ella, listo para devorarla.
━━ ¡Judith! ━━gritó su madre.
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ˢᵒᵇʳᵉᵛⁱᵛᵉ ━━Carl Grimes
Fanfic𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄𝐕𝐈𝐕𝐄. ❝ Un virus inusual acabó con la mayor parte de New York. Una familia de tres junto con una compañera de procedencia extraña, se salvaron de aquella devastación. Y ahora, como única regla era solo sobrevivir, así sea matando a qui...