Ace estaba arto, miradas por todos lados, pero eran miradas tristes, llenas de melancolía, ¿acaso le tenían pena? ¿Sentían pena por el? ¿Por que? Ace no quería su pena.
¡Me iré!— Dijo más que decidido, llevaba una camisa amarilla y unos pantalones cortos, parecía querer saltar del barco, pero marco lo tomo del brazo con unas de sus garras, transformado en un fenix, no por completo claramente.
¡Suéltame! ¡Maldita gallina!— Para marco Ace solo estaba haciendo un berrinche digno de él. Barbablanca miraba todo de manera expectante.
Deja de hacer eso, ¿a donde se supone que nadarás? Te comerá un rey marino— Dijo el comandante rascándose la nuca.
Ace lo miro de manera desafiante, sacudiendo su ropa al levantarse, dándose la vuelta dándole la espalda a marco para irse.Marco, como siempre le siguió el paso de cerca.
Ace no recordaba nada de su vida en realidad, hasta se le hacia raro su nombre como si no fuese suyo. No sabia que hacía aquí. No recordaba nada de lo que hacia antes de caer n la cubierta del barco, se sentía bastante invadido a decir verdad, se sentía fuera de lugar, se sentía temeroso por que estas personas lo miraban, y a la vez lo trataban bien, le daban comida cuando no la pedia, le daban ropa limpia, y le ofrecían un baño una vez al día, ace no podia sentirse mas confundido.
¿Por que me sigues?— sabia que un usuario de una fruta del diablo lo seguía, lo miraba sin pudor, había oído que se dirigían a el como marco.
No voy a robarles nada, si eso es lo que piensas— marco lo miro, al parecer quería decir algo pero no se atrevió. Sabia que la situación era algo delicada. Pero tenia tantas ganas de decirle como lo había extrañado, tantas ganas de disculparse con el. Pero nadie en el barco sabia, ¿como podia ser ace? Ace estaba muerto ¿no?
No, no pienso eso de verdad yoi, solo cuido que no saltes al mar y te ahogues— escucho un gran bufido por parte de ace, y fue una mirada arrogante la que le dirigió. Marco la conocía muy bien estaba apunto de hacer una tontería.
Ace salto al mar, marco se quedo helado por unos segundos. Se transformó en un fénix y salto.
!Ace¡— marco no lo vio en el mar, ¿se había ahogado? Lo sabia, tenia que hablarle a alguien que pudiera sacarlo del agua antes de que se hundiera mas o seria demasiado tarde.
¿A quien buscas comandante marco?— marco volteo de inmediato encontrándose con el pecoso agarrado e uno de los barcos pesqueros que colgaban del moby, ace al verla cara de marco empezó a reír. En cambio marco sintió un gran alivio.
Estaba demasiado viejo para estos juegos.
Se podría decir que tomo mas confianza, se podría decir que no también. Después de todo llevaba solo 4 semanas en el moby. Marco quería preguntarle mil cosas. ¿Recordará a su hermano sombrero de paja? ¿El quien era su padre?
Marco quito esos pensamientos de su cabeza, el padre de ace estaba en el moby, no había discusión sobre eso.Oye marco— el pecoso estaba acostado en la cubierta mirando el cielo, mientras marco estaba sentado a su lado, ace aun no era de muchas palabras, aun le faltaba tiempo para adaptarse y volver a hablar hasta por los codos.
¿Hum?— marco le dirigió su atención a el
Aveces cuando pienso que estoy aquí... siento algo en el pecho.. no se de donde vino esta cicatriz, pero me duele, me siento, como si ya hubiese estado aquí— dijo eso tocando su pecho desnudo. Marco miro sus acciones, la cicatriz era inmensa, desvió la mirada y dio un gran suspiro.
Y... ¿eso te molesta?— pregunto marco con un leve índole de miedo en su voz , para su sorpresa ace negó y lo miro para contestar.
Realmente no, es como... si estuviera en casa— dijo ya un poco avergonzado por sus palabras. Para sorpresa de ace, marco empezó a reír.
¡Oye! ¡¿Que es tan gracioso?!— pregunto sentándose para quedar a la altura del comandante, marco seguía riendo sin parar cosa que le molesto a ace.
¡¿Por que te ríes?! ¡Te acabó de abrir mi corazón! ¡¿A si es como me pagas?! Maldita cabeza de piña— marco lo miro. Y ace pudo ver mas melancolía en sus ojos que algún tipo de burla.
Lo siento yoi, realmente te extrañe mucho ace— dijo marco levantándose, dejando una leve caricia en el cabello de ace para irse. Dejando a un pecoso muy confundido y ligeramente sonrojado.