ocean eyes ♡

♡11

Ao'nung deseaba poder viajar en el tiempo y nunca hablarle a Rotxo.

Desde el día que se reconciliaron , su amigo no había dejado de molestarle con Neteyam.
El no había aceptado que le gustaba pero tampoco lo había negado.
Su silencio había sido tomado como un "si" para el otro metkayina.

Y bueno, Ao'nung tampoco estaba seguro. Aún no sabia como definir lo que sentía por el omaticaya.

Después de la pequeña reunión a la que habían sido convocados por Lo'ak, el metkayina tuvo la oportunidad de ver al chico de trenzas después de varios días que estuvo evitándole.
Quizá si Rotxo no hubiera abierto su bocota de pez habrían podido hablar un poco, pero su colega parecía desesperado por conseguirle una cita.

Decidió irse antes de que lo delataran sus emociones y se volviera un manojo de nervios frente a Neteyam .
Además de que su padre no le permitía llegar a casa después de la puesta del sol.
Otro más de sus castigos.

Al día siguiente, ya contaba con varios quehaceres que realizar. Tenía que ayudar a reparar algunas marui que estaban desgastadas por los años de uso.
Estaba preparando todas sus herramientas hasta que vió a su amigo Rotxo llegar a su casa en busca de Tsireya .

-¿A dónde van?-.Ao'nung les preguntó viendo qué estaban a punto de irse.

-A la Cala de los Ancestros.-. Tsireya le contestó mientras le regresba la mirada a su hermano.

-¿Por qué irían a la Cala de los Ancestros?-. El metkayina preguntó no muy interesado.

-Por qué vamos con los Sully al árbol de las almas-. Rotxo le respondió, llamando la atención del más alto.

-Los acompaño-. Rápidamente el hijo del Olo'eyktan comenzó a acomodar las herramientas que recién había sacado, pero su hermana lo detuvo con una de sus manos.

-No Ao'nung, recuerda que no tienes permitido salir al océano, padre te castigará si no te ve en la aldea-.

El mayor rodó los ojos al escuchar las palabras de Tsireya, pero era verdad, sí Tonowari lo descubría rompiendo sus reglas, le iría mucho peor que ahora. Tal vez lo amarraría de la cola a una palmera y lo dejaría ahí por varios días.

Finalmente decaído,volvió a sacar sus cosas preparándose para ir a sus encomiendas.

-Tranquilo amigo, le diré a Neteyamque venga a buscarte después-. Rotxo le palmeó suavemente el hombro sonriendole, pero su oferta le hizo ganarse un codazo de parte de Ao'nung, además de una mirada amenazante.

Dejó a los otros dos partir en su viaje con los Omaticaya deseándoles buena suerte.
Le deprimia perderse esos momentos donde podría acercarse mejor al mayor de los Sully y además ganarse su perdón.
Pero ahora mismo iba hacia la aldea a trabajar seguramente toda la tarde.

Estaba a punto terminar la última marui dañada cuando vio un grupo de metkayina ir hacia la costa a auxiliar a alguien.
Se acercó a ver que era lo que sucedía y vió llegar a Neteyam con una de sus hermanas inconsciente entre sus brazos.

Corrió hacia él preocupado y rápidamente lo ayudo a llevar a la na'vi a un lugar más seguro.
Llegaron a la tienda de los Sully, donde ya se encontraba Toruk Makto. Cuando vió llegar a sus hijos no tardó en atender a la más joven y revisarla.
No muy tardíamente llegó Neytiri y otros metkayina a apoyar, incluso habían solicitado ayuda de gente del bosque que aseguraban no tardarían en aterrizar en Awa'atlu.

Ambos chicos tuvieron que salir, ya que sentían que estorbaban para que Kiri fuera atendida, y se sentaron fuera de la casa provisional, esperando que pronto las cosas se calmaran.

El sol ya empezaba a esconderse y la oscuridad ya llenaba los cielos.
El metkayina sabía que ya debía irse, sin embargo decidió quedarse un poco más.

-¿Qué ocurrió?-.Ao'nung le preguntó al omaticaya, dándose cuenta que este estaba bastante asustado.

-No sé, todos estábamos vinculados al árbol y ella de repente empezó a convulsionar y luego a ahogarse-. Neteyam movía sus dedos inquieto, mientras tenía la mirada baja.

-Pronto despertará, ten paciencia-.

-Necesito que ella esté bien-.

-Le diré a mi madre que la ayude, ella es la mejor Tsahik de todas-.

-Si algo le sucede todo será mi culpa-.

-Neteyam, no es tu culpa-.El metkayina intentó calmar un poco la angustia del otro joven, pero parecía no funcionar.

Aunque dudoso y consciente de que quizás no serviría de nada, Ao'nung tomó una de las manos de Neteyam, entrelazando sus dedos con los suyos.

El omaticaya pareció salir de su trance, y para su sorpresa, no parecía querer terminar con el contacto, manteniendo ambas palmas unidas.
El metkayina comenzó a acariciar con gentileza el dorso de la mano del contrario intentando transmitirle toda la tranquilidad que podía.
Como sin la necesidad de palabras pudiera decirle "Todo estará bien".

Los dos pudieron sentir una calidez viniendo del otro.
Ninguno se vió durante esos momentos, tampoco se hablaron,pero no quisieron separarse.
Solo disfrutaron de su compañía que se sentía tan confortante.

No duro mucho, pero se había sentido infinito.

Lamentablemente tuvieron que soltarse cuando Lo'ak llegó junto a su hermana más pequeña.

El Neteyam vulnerable de hace unos momentos desapareció por completo. Cambió de inmediato su semblante a uno más calmado y se dirigió junto a sus hermanos.

Realmente el omaticaya podía aparentar fortaleza aún cuando se estaba quebrando por dentro.
Era algo que Ao'nung recién descubría.

Admiró al omaticaya de lejos, después de unos segundos se levantó y terminó yéndose, lo más probable es que su padre ya estuviera buscándolo por no llegar a su hogar a tiempo, además de que pensaba que por el momento ya no lo necesitarían ahí.

Para su asombro no fue reprendido al llegar a casa, pues sus padres estaban fuera y su hermana lo más seguro es que había ido a ver a los Sully.

Se acostó y miró sus palmas estirándolas hacia el techo.

Sentía aún el cosquilleo recorrer cada milímetro de la piel de sus manos. Suspiró un poco al recordar el momento en el que estaban entrelazadas con las del Omaticaya.
Pensó que los espacios entre sus dedos estaban hechos para enredarse únicamente con los de Neteyam.

Por fin había algo de claridad en su mente.

Estaba enamorado.