Con lagrimas en los ojos, provocando que su visión se volviese borrosa, se abalanzó hacía el bandido, quería hacerle pagar por lo que había hecho, quería desollarle vivo con sus propias manos, arrancarle miembro a miembro mientras aquel bastardo moría entre su propia sangre y gritos de agonía, desenfundó la espada de su cadera izquierda y, con un leve movimiento de la muñeca le atravesó el ojo izquierdo con la punta. Desenfundó su daga con la mano izquierda mientras se acercaba más a él y le seccionó la garganta de un rápido tajo.
La sangre salió proyectada hacía él, cubriéndole toda la cara de aquel apestoso liquido rojizo, tuvo que limpiarse con la manga de su túnica para poder ver algo. Rápidamente se agachó junto al cuerpo de su compañero.
- Senk, Senk, aguanta, quédate conmigo. Más te vale no dejarnos aquí solos.
- Rápido Rou, hay que llevarle a un hospital.
Rou se volvió hacía Garn.
- El hospital más cercano está a más de tres kilómetros ¿En serio crees que llegaríamos a tiempo?.- La voz de Rou había perdido fuerza, apenas se le pudo oír.- ¡Espera! tú diste algunas clases de magia de curación ¿no?.- pregunto Rou notando cómo todavía había algo de esperanza.
- Sí, pero sólo fueron unas pocas clases, ni siquiera sé si soy capaz de utilizarla.
- ¡Garn! al menos inténtalo joder, Senk se está muriendo
- Tienes razón, déjame sitio.
Garn se arrodilló a la izquierda de Senk y empezó a hurgar en sus recuerdos, intentando recordar alguna clase de conjuro de curación, para su sorpresa uno le vino a la mente de forma casi inmediata. Cogió aire y empezó a acumular su fuerza vital, al cabo de lo que a Rou le pareció una eternidad Garn pronunció una única palabra que sólo él parecía comprender, al instante una ráfaga de aire cálido salió de sus manos, invadió el cuerpo de Senk, y se quedó en él.
- ¿Ya está?¿eso es todo?
- ¿Esperabas algo más...espectacular?
- Ni siquiera sé lo que esperaba.
Mientras tenían su breve dialogo Senk recobró el sentido, pero era visible que el conjuro de Garn sólo había hecho la función de primeros auxilios y de calmante. Senk todavía tenía un agujero en el estomago que le atravesaba desde delante a atrás.
- Creo que ahora sí llegaríamos a ese hospital.- dijo Garn con una leve sonrisa de esperanza.
- Sí, ahora tenemos una posibilidad.- reafirmó Rou con un animo redoblado.
Agarraron entre los dos a Senk y empezaron a ir hacía el este, sin embargo no llegaron a dar diez pasos cuando una flecha pasó rozando la pierna de Garn.
- Mierda, había más arqueros.
- Mejor demonos prisa Rou.
Otra flecha hizo un corte en el brazo izquierdo de Garn antes de clavarse en la tierra. Otra más rozó la mejilla de Rou.
En un instante los tres se encontraron rodeados, no por uno o dos enemigos, sino por una decena de ellos. Todos con sus arcos apuntándolos y con las cuerdas tensas.
- Tsk, sólo tres mocosos, y mirad lo que han hecho, ¿A caso es que estoy rodeado de inútiles?.
El sujeto que había hablado no cargaba ningún arco, simplemente apareció de la nada.
- No creeríais que podríais escapar de aquí después de montar esa escena, ¿verdad?.- El tono que utilizaba aquel sujeto les resultaba desagradable, entre burlón y amenazador.
- Bien mocosos, ¿me vais a decir quien os envía de buen grado u os voy a tener que dar algún incentivo?.- Ésta vez el sujeto había hablado con un tono mordaz.
Rou sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda.
Era mejor salir de allí lo antes posible, pero tres arqueros les habían cortado el paso, ahora estaban rodeados.
Rou estaba atento a los dedos de los arqueros, temblando por aguantar toda la presión de las cuerdas, tampoco tenían mucho tiempo, seguro que a alguno de ellos se le resbalaría la cuerda sin tardar.
- Así que al final tendré que usar ese incentivo- dijo el hombre alto y corpulento que les parecía el líder de los bandidos.
Parecía que había dejado de lado esa actitud juguetona, casi cómo si le diesen pena sus tres jóvenes presos.
-Parl, sería una lástima que se te resbalase la cuerda y por accidente le abrieras otro agujero a ese moribundo, ¿no crees?.
-Desde luego señor, sería una desgracia.- dijo el hombre que respondía al nombre de Parl con una sonrisa torcida.
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La orden del Lyf: Rou
Fantasy"Seréis la élite del ejercito, pero no esperéis ni recompensas ni gloria. Sereis adiestrados y entrenados para cumplir cada misión sin fracasar. Si caéis, levantaos, si creéis no poder hacer algo, redoblad los esfuerzos, si os hieren, no flaqueéis...