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a life without you ain't right without you.
Se decía que la vida en el mar era la mejor, pero si le preguntaban a Aonung lo más probable es que dijera que era un asco. Lo que restaba del día se la pasó divagando por la isla hasta regresar al lugar donde había tenido una ligera disputa con aquella chica que sacaba lo peor de él.
Sus pies se hundieron bajo la arena húmeda de la playa debido al diluvio, dando indicios de que la tormenta y aquel cielo nublado estaba por disiparse. Cada uno de sus pensamientos se encontraba sumergido en su futuro y cuánto aborrecía no ser partícipe de lo que suponía era su vida, aunque para sus cortos 18 años parecía ser más de sus padres que suya.
Los primeros rayos de sol cayeron directo en su rostro fruncido, sacudió sus manos y su cola se movió como si estuviera limpiando la arena detrás de él, se dispuso a regresar al marui compartido con su familia.
Antes de siquiera poder visualizar la choza, podía distinguir las voces de sus padres gritando por algo que se le hacía imposible de descifrar. Apresuró el paso observando a su hermana apoyada fuera del, marui con los brazos cruzados sobre su pecho, orejas gachas con perfil bajo. Era claro que estaban discutiendo de nuevo, la cuestión era: ¿por qué? Cualquier duda que tuviera fue respondida gracias a la mirada brindada por su hermana al percatarse de su presencia y el grito que pegó su madre dentro del marui mencionándolo al igual que a Kehl'ani.
Tsireya les había contado a sus padres sobre lo que vio horas atrás al no tener ninguna noticia de su amiga, quiso darle ventaja a su hermano y un voto de confianza de no ser el responsable de la desaparición de Nyra, pero con el pasar de las horas lo único que conseguía era incrementar su angustia.
No podía esperar más, la chica podía estar en cualquier parte o podría haber sufrido algún accidente debido al mal clima con el que emprendió su viaje. Una parte de ella sentía que traicionaba a su hermano sabiendo la delicada situación por la que la relación de progenitor y primogénito atravesaba, pero no podía darse el lujo de esperar más por su amiga.
El enojo y la decepción no eran emociones desconocidas para los líderes del clan cuando se trataba de su hijo; parecía que el chico lo único que hacía era meterse en problemas y provocarles dolores de cabeza. Tsireya salió casi corriendo cuando la discusión que tenían sus padres pasaron a los gritos por no saber qué más hacer con su hijo y pensar en lo peor para la chica al haber pasado la noche en el mar acompañada de las peores bestias vistas por los cazadores más experimentados.
Probablemente, le harían un nudo en la cola a Aonung o lo desterrarían por una temporada a otro clan donde no gozaría de las libertades que le otorga ser hijo del líder y futuro en línea de sucesión.
