UN PERFECTO SAN VALENTÍN

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Dimaria yesta caminaba con una notable molestia por los pasillos, su día no había sido el mejor, primero su despertador nunca sonó y por lo tanto llego tarde a la clase de su profesor Invel, un profesor muy estricto y eso era suicidio, tuvo que pagarlo muy caro, se quedó parada en un rincón de la clase sosteniendo una pila inmensa de enciclopedias y como era de esperar sus odiados compañeros se empezaron a burlar de ella. Se pasó todo el rato pensando en mil maneras de hacerlos sufrir a todos. Sus brazos estaban que no podían más, pero gracias al cielo el timbre sonó antes de que cedieran.

Una vez salió del salón vio todos los pasillos decorados con corazones, globos y cintas roja. La razón, San Valentín, se había olvidado completamente de ello. De todas maneras no le importaba no tenía nada que darle a nadie ni nadie tenía nada que darle a ella, sin embargo, no pudo evitar sentir su orgullo femenino por el piso cuando reviso su casillero y no tenía ni una sola carta ni chocolate y para su mala suerte el casillero de al lado estaba que explotaba y no era ni más ni menos que el de mirajane strauss.

Mira: lisanna cuenta todas las cartas y dime por cuánto aumentaron este año - ordenó abriendo su casillero provocando que un montón de cartas incontables a la vista se esparcieran por el suelo.

Lisanna: Sí, Hermana - respondió la peliblanca menor, empezando a contarlas y a anotar en su libreta

Dimaria rápidamente cerró el suyo e intentó irse rápidamente antes de que mirajane la viera. Lamentablemente ese no era su día

Mira: Oh Dimaria pobre de ti, no te dieron ni una sola carta- Se burló con falsa pena

Dimaria: No tengo tiempo para escucharte víbora- le dijo retándola con la mirada y retirándose del lugar antes de que la peliblanca mayor pudiera decir algo.

La chica rebelde de la escuela puso una mueca de enojo y señalo a dimaria .

Mira: Nadie me deja con la palabra en la boca. Vuelve aquí rubia teñida.

A dimaria se le formó un tic muy marcado, de verdad que hoy no era su día. Apresuró el paso y cruzó el pasillo dejando una furiosa peliblanca hablando sola. No es que le tuviera miedo pero no estaba de humor para soportarla.

Cuando por fin logró llegar a la cafetería se sentó en una esquina y empezó a comer. Antes comía con su amiga brandish, pero desde que se había ido a la universidad le tocó comer sola, mientras nadie la molestara estaba bien. Ya nada podía empeorar su día

De pronto vio a larcade acercarse.

¿O sí?

Larcade: bella diosa, has iluminado mi alma con tu belleza, hoy que es el día del amor quiero pedirte...

Ajeel: Quítate del medio -gruño con su bandeja de comida en la mano.

Larcade: Acabas de interrumpir una declaración de amor estupido de mierda-Dijo con una mueca de furia preparándose para pelear.

Ajeel: Igual ibas a salir rechazado imbecil - dijo lo último con burla lo que hizo que una pelea iniciara.

Dimaria solo soltó un suspiro y se levantó del lugar, ninguno de los dos notó su huida. Caminó por los decorados pasillos que tenían una esencia melosa y rosa que la fastidiaba de sobremanera. Incluso se encontró con una pareja besándose en pleno pasillo, no se lo pensó dos veces para separarla bruscamente tirándolos a ambos y ella pasar por el medio. Quién los mandaba a estar atravesados en medio pasillo.

Subió los escalones y llegó hasta la azotea, si Dios todavía tenía un poco de misericordia con ella podría comer en paz allí.

Abrió la puerta y no vio a nadie. Todo iba bien, se recostó de la pared y empezó a comer viendo el cielo que estaba totalmente despejado.

One shots Natsu x DimariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora