El otoño se acercaba y se sentía aquella frescura que dejaba el viento, en aquel campo de flores amarillas.
Ella adoraba decir el nombre del chico de sus sueños. Para él, la voz de su princesa era tan melodiosa como cuando las sirenas entonaban sus melodías .
Poco a poco , acercaban sus rostros para sella su pacto de amor verdadero con un dulce beso…
Natsu: Te amo Mari … - mientras se aferraba a seguir besando a su amada.
Dimaria: Y yo a ti natsu, pero ¿Qué haremos cuando tu gremio se enteren de esto? – pregunto algo preocupada.
Natsu: Calma amor , ya se nos ocurrirá.
Las palabras del ojiverde siempre la animaban.
Dimaria: ¿Tú crees?
Natsu: Sí. – respondió mientras depositaba un suave beso en su mejilla. – Nada pasara, lo prometo.
Dimaria sonrió nuevamente y , efusivamente abrazo a natsu . Para el ojiverde , el abrazo lo tomo de sorpresa pero bueno , el no podía negarle nada a ella. Rodeo sus varoniles brazos para que pudiera sentir su calor y protección.
Eran aquellos pocos momentos , en que podían estar juntos el uno para el otro , sin tener que fingir ni mentir , sin tener que ausentarse por un largo tiempo para viajar hasta donde el otro sin que sus amigos sospechen . Y aunque sabían que su amor era prohibido y podría causar problemas en un futuro , intentaban no pensar en eso.