Avaricia

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Las noches transcurría de lo más normal eso es lo que pensaba.
Al trascurrir de la noche empezó a llover, podría ver cómo la lluvia mojaba las ventanas de la habitación, era tan reconfortante ver cómo caían, me hacía pensar todo lo que sufrí este tiempo.
Los maltratos de mi padre la muerte de mi madre y los amigos que Hiba desarrollado con el tiempo, me enamore de un ser que no tiene vida, que solo con su existencia me reconforta tanto, y sentir que haz encontrado tu otra mitad es un alivió.
Pero con pasar los días te das cuenta que esa persona tiene un humor y un descontrol que tú mismo debes pensar si seguir con la relación o terminarlo con la primera cachetada.
Si, lo se, no es lindo lo que pienso.

Ahora estoy en su habitación, donde su aroma es mi acompañante y no él, no mentire que el miedo que siento es entendible y comprender que él está a una habitación y que no podremos abrazarnos.

Ese vacío que siento ahora mismo en está habitación es inrremediable y que el sufre al igual que yo.

No aguanto más y me levanto de la cama con dificultad, ¿el dolor?, Obviamente mi mano.

Me acerco a una especie de habitación, al darme cuenta que un armario ingresé, su Colonia invade toda todo el armario.
Me acerco en unos de los muebles y lo abro ahi estaban todo lo que sea una camisa, habían blancas tantos como negras y de otros colores no me resistí más y acerque unas de las camisas a mis fosas nasales para traer ese ahora.
Estuve un tiempo así hasta que sentí unas manos rodear mi cintura y atraerme más hacia su lado, no tenía escapatoria.

- esa camisa te quedaría bien.- esa voz rocosa me estremeció, reconocía esa voz.

- por favor perdóname por lo que te hice, no fue mi intención, no quise dañarte.- su rostro lo escondió en mi cuello y inalo mi aroma, era débil ante a el, era completamente sumisa a el, mi enojo ya se había desvanecido y el miedo se fue con el.

- no podría enojarme por tanto tiempo Contigo, eres como mi propio corazón, lo juzgó tanto pero se que aún así sin el no podré vivir.-rescote mi cabeza por su hombro y el al darse cuenta decidió gigarme lentamente, con timidez escondo mi mano izquierda el lo nota y con suma delicadeza toma mi mano dañada y empieza a repartir unos que otro besos en el, podría sentir el miedo y enojo consigo mismo por esto, así que decidí acariciar con mi mano derecha su mejilla en señal de que todo está bien.

- como puedes amarme aún sabiendo que podré matarte en unos de éstos día.- áuqnue no podría verlo por la oscuridad sabía que el sus ojos reflejaban melancolía.

- porque se que no llegarías a ese límite, que soy lo que más amas y aprecias ahora.- acerque mi frente con el y cerré mis ojos en forma de reconfortante.

- si llego a hacerte de nuevo daño, por favor alejate de mí, no aguantaría la sola idea de verte sufrir de nuevo por mi culpa de nuevo.- su voz se rompía con cada palabra y a mi dolía que sufríera, no aguante más y decidí besarlo lentamente, fui correspondía.

- por favor nunca digas eso, yo estaré a tu lado sin importar que.- lo volví a besar pero el se alejó, sabía el porqué lo hizo y decidí no luchar más.

- será mejor que duermas ya, es muy tarde y tendrás ojeras.- podría sentir su pesa.

- te amo .- lo vuelvo a besar y me corresponde con un beso intenso que lo frena bruscamente haciéndose notar su autocontrol.

- será mejor que duermas ya o podre dejar de besarte en toda la noche.- me llevo hacia la habitación y me recostó en la cama, pensé que se iría, pero no, se quedó conmigo hasta quedarme profundamente dormida.

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