capitulo 7

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Matar a Kenan..

Me duele la espalda, los hombros y el culo.

Ya estamos de vuelta en nuestro país, Rusia, podría decir que estoy feliz de volver a mi ambiente frío..

Si no estuviera presa en la cárcel.

Ok, no es muy favorecedor que un masón esté en una prisión y menos si un grupo entero de líderes lo está.

Si, estamos todos bajo rejas.

Ustedes dirán, ¿Lil, cómo fue que terminaron en esta situación? Fácil, todo fue culpa de Kenan.

24 horas antes.

El vuelo a Rusia, Moscú está casi por aterrizar, lo cual agradezco porque se me durmió todo el cuerpo.

Los ronquidos de Luigi no me dejaron pegar un solo ojo en las 9 horas de viaje causandome horrible dolor de cabeza.

Una vez bajamos corroboro que ninguno de estos idiotas haya olvidado algo y busco a Luigi para verlo al lado mío con los ojos cansados.

No vaya a ser que la bella durmiente se duerma en pleno aeropuerto.

Caminamos saliendo de la aerolínea después de hacer todo el papeleo de regreso a nuestra cuidad.

Paro en una calle y me siento en la vereda.

— ¿Que haces? — miro a Mason obvia.

— Sentarme, imbécil. ¿Quieres que te enseñe cómo se hace acaso? — el dormir solo hace que mi mal humor empeore.

Mi hermano me fulmina con la mirada y yo le sonrió sarcásticamente.

— ¿Que estamos esperando? — gruño, ninguno puede cerrar la boca un rato.

— El que nuestro chófer venga. ¿Boris, no olvidaste llamarlo, no? — miro al nombrado que quita la mirada nervioso.

Idiota descuidado.

Me levanto con la mandíbula apretada.

Tocará caminar.

Con pasos aburrido voy por la calle contraria llevando mi maleta en mano y un bolso en la otra.

Así estuvimos 15 largos minutos caminando.

¿A dónde?

Ni idea, solo trato de buscar alguna calle, casa o hasta perro que se me haga conocido.

Luigi llorisquea — me duelen los pies, las manos me sudan y ni hablemos de mi ropa interior — lo escucho quejarse.

Hago una mueca de asco ante sus palabras, nadie quería saber si tenias o no los huevos transpirados.

— ¡EY, TÚ! ¡niña insolente ven para acá! — mi cejas bajan buscando al sujeto tan gritón.

Un hombre gordo con pinta de no tener un buen aceo higiénico le grita a una mujer que lo mira horrorizada desde el otro lado de la calle.

EL PECADO DE LILITH. #1 (primer libro de la saga en proceso.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora