Un compañero amado [Renacimiento Bl] FINALIZADO

CAPITULO 1: Decisivo

Miré la cama familiar, con dos cuerpos entrelazados a través de la cortina lisa, la persona de arriba no se había quitado la ropa, su túnica amarilla brillante estaba bordada con un dibujo del dragón real, mientras que la persona de abajo su cuerpo delgado estaba siendo golpeado, su piel casi de un blanco enfermizo, sus ojos mudos y apagados, mirando fijamente al aire.

Después de que toda la Esencia Yuan hubiera sido sumergida, el Emperador se retiró a regañadientes del ardiente calor. "Xiao Ning, realmente me alegro de haberte dejado con vida, este cuerpo es realmente conmovedor." Dijo, acariciando los muslos magullados del hombre, pero el que estaba a su lado no se movió, después un grupo de asistentes de palacio entró y bañó y vistió al emperador.

(NT: Esencia Yuan significa semen)

Con el habitual grito estridente del eunuco, el palacio, que hace un momento estaba lleno de gente, se quedó con una sola persona en la cama.

Esa persona era yo.

Hace tres años, cuando era funcionario de primer rango ayudé al recién coronado Emperador a eliminar la disidencia y consolidar su trono, eliminando un gran número de restos de la dinastía anterior y encarcelando a varios ministros que escapaban de su control. Al final, me convertí en objetivo y me acusaron de perturbar la dinastía. Afortunadamente, el emperador no me encarceló y me libré de la humillación de la tortura severa, y tras cinco días de arresto domiciliario en mi propia casa, me dieron la bienvenida con una olla de vino.

En ese momento, mi corazón estaba tan quieto como el agua. Los emperadores han sido despiadados desde la antigüedad, y debería haber esperado este final, amar a alguien con toda la vida en un intento de derretir esa frialdad, sólo para quemarse uno mismo hasta los cimientos primero, mirando la copa de vino bermellón no dudé en levantarla y beber de ella.

Desde entonces, en el frío palacio había un demente que había perdido toda la cordura.

No sé lo que hizo, pero el vino no me mató, sino que separó mi alma de mi cuerpo de modo que pude verme, pero nadie más pudo verme. Deambulaba por ese "yo" día y noche, sin necesidad de dormir ni de comer, verle venir a visitarme de vez en cuando era lo que yo había soñado antes de volverme demente, pues siempre había sido reservado conmigo y, una vez establecida nuestra relación, el sexo era escaso y sólo me invitaba a su alcoba cuando necesitaba que hiciera algo por él.

Cuando el emperador se marchaba, un asistente de palacio vestido de verde venía a limpiarme en primera instancia, me trajo una palangana de agua caliente y se movió con gran cuidado y ternura, utilizando un pañuelo de brocado para limpiar suavemente mi cuerpo, que estaba cubierto de marcas de pellizcos y chupetones, para quitarme las manchas, y luego para cambiarme con ropa limpia.

Desde que llegué a este frío palacio, este hombre me ha alimentado, vestido y alojado. Mi salud es muy precaria y no puedo comer la más mínima comida grasosa, así que me cocina unas gachas ligeras y me las hace beber a cucharadas.

Yo era incapaz de cuidarme y a menudo me ensuciaba la ropa y los pantalones, cosa que a él nunca le importaba y siempre me lavaba una y otra vez. Para ahorrar agua caliente, siempre utilizaba agua fría, incluso en invierno, y tenía las manos rojas y agrietadas por el frío. Intentó enseñarme a hablar y a escribir, pero mi "yo" era un cadáver andante, sentado ahí, sin responder a nada de lo que hacía.

Pasaron tres años antes de que comprendiera lo que significaba ser peor que la muerte, frente a mí estaba sentado el hombre que más amaba, y yo sólo era su peón, su escudo, su posesión prohibida. Yo no era una mujer, no tenía que preocuparme por dejar un heredero y no competía por su favor como hacían las concubinas. Podía dar rienda suelta a sus deseos, a su descontento con la corte, a sus preocupaciones por los problemas del extranjero, a todas sus emociones más oscuras conmigo.