Cuando regresé a la residencia, hice inventario de mis pertenencias durante la noche y ordené a todos los criados que se mudaran y las vendieran al día siguiente. En primer lugar, temía que algo pudiera cambiar y en segundo lugar quería abandonar la capital lo antes posible. La mansión quedó en manos del tío Fu, que había trabajado para nuestra familia la mayor parte de su vida, y se lo merecía. Una parte de la plata se sacó para pagar el despido de los criados de la casa. Esta vez, cuando regrese a mi ciudad natal, sólo quiero llevarme las cenizas de mi padre solo por el camino.
Como si viera mi determinación, el tío Fu me ayudó en silencio a ocuparme de algunos preparativos, solo en el momento de mi partida rompió a llorar y me pidió que me cuidara. Asentí con la cabeza, subí al carruaje y abandoné sin mirar atrás el lugar donde había estado prisionero la primera mitad de mi vida.
No tenía ningún deseo de venganza, pues, al fin y al cabo, aparte del hecho de que me había agraviado, era realmente un gobernante raro y sabio, y recordaba que tras su ascenso al trono había gobernado nuestro país con buen tiempo y en paz. Puesto que Dios me ha dado la oportunidad de volver a la vida, ¿por qué aferrarme a él?
Mientras contemplaba el resto de mi viaje, un hombre de blanco a caballo se abalanzó de repente y detuvo mi carruaje, mi corazón se apretó mientras agarraba las riendas y le miraba con recelo.
"Hermano, hay un chico que ha estado persiguiendo tu carruaje, no sé en que están enredados, así que mejor lo aclaro".
Al oír estas palabras, me di la vuelta y me di cuenta de que detrás de mí había un joven delgado a punto de tumbarse, con los zapatos gastados y manchados de sangre después de varios tropezones, los pantalones rotos.
Cuando me vio detener el carruaje, se precipitó hacia mí y cayó de rodillas junto a mí con un ruido sordo.
"¡Joven maestro! Por favor, Joven Amo, llévese a Sia Ann con usted". Se arrodilló junto a mi carruaje y juntó ambas manos.
"Sia... ¿Ann?" No recordaba el nombre: "Levanta primero la cabeza".
La persona que tenía delante se enderezó lentamente, se secó las lágrimas de la cara y me miró, como si fuera un devoto.
"Sí, joven amo".
¡Era él!
En mi última vida, el asistente de palacio que siempre había estado a mi lado. En este momento aún no había crecido, su rostro era todavía infantil, su cuerpo delgado y vestía una tela áspera con remiendos.
"¿Te llamas Sia Ann?"
"Casi me muero de hambre fuera de la ciudad, fue el joven amo quien me trajo de vuelta a la mansión, no tengo nada que devolver por su gran amabilidad, sólo pido servir al joven amo, seré una vaca y un caballo por el resto de mi vida".
(NT: Ser una vaca y un caballo significa que el trabajará arduamente para proveer a su amo, como si fuera un ganado.)
Entonces recordé que había ocurrido cuando llegué por primera vez a la capital. Había sido débil desde niño y en casa no salía mucho, así que era la primera vez que salía de la ciudad. Vi un cuerpo pequeño y delgado acurrucado en el barro a la entrada de la ciudad, huesudo y sin ropa.
Movido por la compasión, rogué a mi padre que lo acogiera en nuestra casa, y luego lo dejé solo. Pues poco después, estaba enamorado del Tercer Príncipe, y no podía ver a otra persona o cosa en mis ojos.
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Un compañero amado [Renacimiento Bl] FINALIZADO
Historia CortaHe hecho de todo por ese hombre, sólo para acabar de esta cruel manera. Después de renacer lejos de ese hombre, me di cuenta de que el verdadero amor siempre estuvo cerca.