Selección Y Trío

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Al bajar del tren pude contemplar un tétrico lago negro, ubicado en la punta más alta de una montaña, bajo un hermoso cielo estrellado al lado de un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

“¡No más de cuatro por bote!” Gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla.

Sin mucho reparó tome a Draco de la mano y subimos a uno de los barcos, poco después es este también abordaron Neville y Hermione, lo que provocó una mueca de desagrado de parte de mi dragoncito.

“¿Todos habéis subido?” Continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo “¡Venga! ¡ADELANTE!”

Al poco tiempo, la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal.

Todos estábamos en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre nuestra cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.

“¡Bajad las cabezas!” Exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco.

Todos agachamos la cabeza y los botecitos nos llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco.

Fuimos por un túnel oscuro que parecía conducirnos justo por debajo del castillo, hasta que llegamos a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

“Harry, no me gusta compartir este barco con ellos. Haz algo” Dijo el rubio haciendo un puchero mientras jalaba la manga de mi túnica.

“ Darling Relax will be just a moment. Si te portas bien te preparare waffles, esta bien” Dije mientras secaba las lágrimas que estaban empezando a brotar.

“Esta bien Harry, pero los míos los quiero con extra chocolate y fresas” Dijo Draco mostrando una sonrisa.

“Es muy descortés hablar de nosotros en frente nuestro y no decirnos nada” Dijo Hermione con el seño fruncido.

“Cállate sangre sucia, cómo te atreves a hablarle de esa manera a mi Harry. Eso no te lo voy a perdonar” Dijo Malfoy mientras sacaba su barita.

“Relájate Draco, no sabe a quién se dirige. Aparte, sabes que no me gusta que los llames de esa forma, siguen siendo magos tan capaces como tu o yo bebe” Dije con una expresión severa, pero rápidamente le acaricie el cabello como muestra de que no estaba enojado.

Poco después pasamos por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, donde sin duda se podría tener un buen polvo, a la sombra del castillo.

Subimos por unos escalones de piedra y nos reunieron ante una gran puerta de roble.

“¿Estáis todos aquí?” Dijo Hagrid con una sonrisa boba.

Inmediatamente la puerta se abrió dejándome ver a una bruja alta, de cabello negro y túnica esmeralda. Tenía un rostro muy severo, sin duda se trataba de la celebre jefe de la casa de los leones, Minerva McGonagall.

“Los de primer año, profesora McGonagall” Dijo el gigante.

“Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí” Dijo la imponente mujer.

Acto seguido abrió completamente la puerta. El vestíbulo de entrada era tan grande que hubieran podido meter todo un burdel en él. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas como las de Gringotts, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a nosotros, conducía a los pisos superiores.

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