Al día siguiente. A primera hora de la mañana. Recibo una llamada inesperada.
—Clasista, especista, misógino, alcahuete...
Oh, oh. Conozco esta voz.
La conozco demasiado bien.
—¿Papá?
—¿Esa es la opinión que tienes sobre mí?
—No es nada personal, papá, son solo negocios. ¡Necesitaba el trabajo! Tú me dijiste que no ibas a seguir ocupándote de las facturas. ¡Tenía que hacer algo! Estaba desesperado.
—¿Y eso justifica que mientas y engañes, justifica que arrastres mi reputación por el fango?
—...
—¡Estoy tan orgulloso de ti, T'wolly! Por fin estás empezando a comportarte como un auténtico detective.
—¿Cómo ancas te has enterado?
Una risa casi obscena:
—¡No subestimes mis fuentes, chaval!
—Papá, por el esputo de S'keeg...
—Me lo contó tu nueva amiga.
¿Eh...?
¡Ah..!
Oh...
—¿Fue a verte pese a todo lo que dije sobre ti? Vaya, qué contrariedad. Mi astuta estratagema no ha servido de nada.
Eso sí que duele.
—No te preocupes, T'wolly. El caso sigue siendo tuyo. Yo no tengo ningún interés en verme envuelto en los enredos amorosos de un humano rico y su mascota. Le dije a tu amiguita que estoy muy ocupado, lo cual es cierto, y que tú trabajas para mí. Como si fueras, no sé, una especie de sucursal afiliada.
—Gracias por permitir que me alimente con tus sobras, papá. Se aprecia.
—Es un caso bastante sencillo. Pueril. No debería llevarte mucho tiempo averiguar qué ha pasado con ese... como se llame.
—Hasta un tonto podría hacerlo, ¿eh?
—Eso lo has dicho tú, no yo. Y no empieces a darla matraca con la autocompasión, por favor, ya sabes que no soporto que te pongas así.
Pongo los ojos en blanco. Hablo arrastrando cada sílaba:
—Sí, papá. Se hará como tú digas.
—Bien, creo que eso es todo por ahora. Nos vemos la semana que viene, chaval.
¿La semana que viene? ¿El dieciocho de febrero? Oh... Sí, claro. Nuestro aniversario luctuoso.
Diez años sin Mamá. ¿Ya? Qué rápido pasa el tiempo...
—Vale, papá. Luego hablamos.
Y de pronto estoy de pie en medio de la habitación, con el teléfono en la mano. Me siento, no sé, medio ido. Algo vago, borroso, tenue. Hablar con Papá, pese a sus buenas intenciones, suele dejarme completamente baldado. Necesito apagar mi mente un rato. Para ser capaz de renacer con una nueva carcasa que se irá fragmentando con el paso de los días, digo horas. Necesito librarme de mis ataduras terrenales. Para alcanzar un nuevo estado de gracia. Necesito libar mi propio cerebro. O el tuyo. Para ser uno con el Momento y la Situación.
Necesito perderme por otros paisajes mentales, establecer otro código, otra secuencia de imágenes, verme envuelto en un diálogo diferente. Necesito viajar por el trópico más allá de la cuadratura del círculo, destruyendo por el camino la violenta geometría del jeroglífico. Necesito alejarme de todo lo que no es importante. De todo lo que es superfluo y baladí.
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Doblan por los sueños
Mystery / ThrillerParodia del género detectivesco protagonizada por T'wolderip, un adorable y encantador aprendiz de detective vodkin que debe ocuparse de su primer caso.