El sol aun no salía, eran las 6:30 de la mañana un día lunes cualquiera, sin embargo, este no era un día ordinario, no para la mansión Agreste.
Se veía tan plácidamente dormido.
Sus cabellos rubios desordenados por la fricción contra su almohada, su abdomen subía y bajaba lentamente, su rostro con una dulce sonrisa, a lo mejor soñando con algo bello. Nathalie podría estar horas viéndolo y jamás se cansaría.
Lentamente Nathalie soltó la respiración que había retenido sin darse cuenta, teniendo cuidado de no despertar al muchacho frente a ella. Con una de sus manos acaricio el suave cabello de Adrien, disfrutando la sensación de los finos pelos contra la yema de sus dedos; una y otra vez su mano se movía de manera sincrónica, el movimiento familiar la ayudaba con sus inexplicable nervios.
Sin embargo, todavía no podía dejar de preguntarse si la decisión que apoyo en tomar era la correcta. Solo ayer creía que dejar ir a Adrien a un instituto como cualquier chico normal era una buena idea; ahora, cuando la realidad ya era un hecho -donde ella no le enseñaría mas- dudó si era lo correcto.
A pesar de sus múltiples sentimientos Nathalie sonrió al ver como Adrien, su mas querido y único pequeño, se enrollaba mas en las sábanas, acercándose aun dormido mas a ella.
"¿Aprendería mas que con ella? ¿Podría hacer amigos? ¿Que sucedería si sufre un accidente estando allá y no esta ella para ayudarlo? Tal vez debería esperar otro año mas" pensó, recriminándose de inmediato por lo egoísta que estaba siendo, privando a su muchacho de algo que siempre a anhelado.
Y como por obra del destino Adrien no encontró mejor momento que, con un movimiento automático, tomar la mano de Nathalie, sonriendo inocentemente.
Por un momento Nathalie temió haberlo despertado, pero al cabo de unos segundos, y corroborando que seguía dormido volvió a relajarse, sintiendo como el agarre era bastante fuerte para alguien que todavía seguía soñando. Y por una fracción de tiempo, sintió que todo a su alrededor estaba bien, tal y como debería ser.
Cediendo a sus pensamientos se inclinó delicadamente para besar la frente de Adrien, aspirando su propio aroma, complaciéndose por un momento con el agradable calor que se sentía en el aire.
- Te quiero - apenas audible Nathalie susurro para no despertarlo - Seria muy egoísta de mi parte no verte partir - pensó
¿Acaso era la peor por querer retenerlo mas tiempo con ella? ¿Cuántas veces no la pasaron bien en sus tiempos de estudio?
Incluso ahora, donde contenía las ganas inexplicables de llorar, gran parte de su mente le gritaba que no despertara a Adrien y así perdiera su primer día de clases en el nuevo instituto solo para quedarse con él un día mas.
Intentaba convencerse, buscaba alguna mínima razón para creer que Adrien seria mas feliz estudiando y aprendiendo con ella pero era inútil. La verdad es que él no lo estaría, e incluso, si esa verdad estuviera enterrada Nathalie también lo sabia.
Su pequeño Adrien, quien ella misma vio crecer durante tantos años ya no era mas un niño, se había convertido en un encantador muchacho que necesitaba conocer el mundo, y para ello Nathalie sabia que debía retirarse poco a poco de su vida.
Sus ojos se cerraron y antes que pudiera detenerla una sola lágrima amarga resbaló por su mejilla cayendo en el cabello dorado de Adrien perdiéndose.
Tomando un respiro profundo y tembloroso se obligo a calmarse, por el bien de Adrien. Abrió los ojos, se trago su pena y sonrió al ver su mano aun unida con la de él.
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La maternidad no siempre es biológica
Fanfiction𝐴 𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑙𝑎 𝑠𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑒𝑡𝑎𝑙𝑙𝑒, 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎 𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒 𝑑𝑒𝑑𝑖𝑞𝑢𝑒𝑠 𝑎 𝑐𝑟𝑖𝑎𝑟 .・。.・゜✭・.・✫・゜・。. Volvimos no solo con una historia, ¡con 10!. Historias sobre maternidad enfocadas...