POV Nathalie
- Nathalie.
Miré hacia arriba desde la pila de documentos que, lo juró, parecían mas alto ahora que cuando empecé a revisarlos.
Adrien, mi chico favorito, estaba parado en la puerta del atelier. A los trece años ya se estaba convirtiendo en el gran hombre que esperaba ser; sin embargo, su característica sonrisa emocionada con la que usualmente saludaba fue reemplazada por un ceño fruncido mas que evidente sin emociones. Una mezcla de tristeza y rabia con la que no sabia como lidiar.
- Hola Adrien - sonreí esperando una misma respuesta.
Nunca llegó. A diferencia de lo que me esperaba vi como bajo su cabeza intentado ocultar los sentimientos que comenzaban a florecer
Deje los documentos restantes a un lado y me levante en dirección a él. No soportaba verlo triste, así que deje que se fundiera en un abrazo tan necesitado por él en ese momento. Mientras los segundos pasaban estaba preparando mi próxima pregunta en mi cabeza, necesitaba hacer palanca en su estado emocional, intentar llegar al núcleo del problema que lo estaba poniendo tan molesto y triste.
- ¿Qué pasa?.
- Mamá murió.
"Debí de imaginármelo" pensé mientras me recriminaba internamente por la innecesaria pregunta que hice.
Es difícil hablar de la muerte, pero no mas que enfrentarla y luchar contra ella. Desde que Emilie falleció no mas 2 años atrás el proceso de duelo de Adrien a sido tema de sensibilidad. Hay momentos - lo mejores podría decirse- en donde recuerda a su madre con aires de nostalgia pero feliz de saber que por fin esta descansando en paz; pero, existe otros que son devastadores, donde la batalla contra el dolor de la pérdida y la realidad de muerte chocan entre sí acabando con la fragilidad de Adrien, desmoronándolo en un espiral de emociones cuando se acuerda de Emilie.
Sin embargo, si había algo de lo que debiera de preocuparme es la ausencia de llanto. No desde que llegó al atelier, si no desde el momento en que el féretro desapareció bajo tierra; de ese día ni una sola lágrima a soltado.
- Lo siento Adrien.
Sabia lo que se venia, conocía la rutina. La próxima pregunta es la que mas temo, porque siempre es la única pregunta que Adrien suele repetir cada vez que hablamos de la muerte de Emilie.
- ¿Por qué la vida tiene que ser tan injusta? - percibía la rabia que Adrien contenía.
Un leve quejido se arrastraba con su voz, dándome tiempo suficiente para analizar mi respuesta.
- ¿Qué quieres decir con eso Adrien?.
Él miró el suelo, como si las palabras que estaba buscando se desviaran entre la melancolía que emanaba con dirección al piso.
- Se enfermo - tartamudea - ¡No es justo! - su mirada se transforma en ira - ¡Yo también me enfermo y estoy bien! ¡¿Por qué ella tuvo que morir?!
Explicar la muerte a cualquier persona es una perspectiva difícil en si misma, mas aun cuando la verdadera razón del por qué es un secreto mágico que ella y Gabriel conocían.
- Porque la vida es frágil, Adrien - no es mucho, pero es la mejor explicación que puedo dar.
- No es justo - exclamó.
Le di una ligera sonrisa de simpatía. Perder gente que te importa es difícil, sobre todo si es tu primera vez y es alguien tan cercano como una madre. Sin embargo, la verdadera parte mas difícil de todo este proceso, es que no se hace mas fácil con el tiempo; claro, aprendes a lidiar con ello, a seguir adelante porque tienes que hacerlo, pero siempre dolerá.
- Ven Adrien, sentémosno.
De reojo veo que hace lo que le indico casi de una manera automática, robotizado por el dolor sus movimientos son rígidos. Espero a que se siente para tomar lugar junto a él. Su rostro seguía sin llorar manteniendo su vista llena de ira.
- ¿Quieres hablar de ella?
- Ella era... fantástica. Siempre era amable y tenia los apodos mas lindos para mí. Amaba escuchar sus historias sobre sus viajes... - Adrien sonrió un poco, aunque mas de tristeza que otra cosa - Cocinaba muy bien, cada cumpleaños mio se la pasaba en la cocina preparando mi plato favorito solo por mí.
- Suena encantadora - sonreí.
Sus hombros se tensaron, mas de lo que estaban antes de hablarme de ella. Usualmente este detalle no solía pasar, no era la respuesta que esperaba.
- Ella lo era, pero ahora se ha ido - dijo Adrien volviendo a la ira - ¡No es justo!
Quería contarle todo ahora, explicarle como con el tiempo he aprendido a lidiar con el dolor. Al igual que el hecho de que la ira es exactamente lo incorrecto para refugiarse, convierte el dolor en amargura, mientras que el llanto puede limpiar y ayudar a sanar.
Lo hago sonar fácil pero no lo es, especialmente para aquellos que sienten ese dolor desgarrador en sus intestinos, amenazando con destrozarlos si lo llevan durante un tiempo. La parte mas difícil es saber que entregar esos conocimientos no es un viaje en linea recta, cada persona es diferente.
- Nunca lo es Adrien - respondí.
Ni siquiera se que decir yo a veces, aun cuando esta conversaciones las hemos tenido no mas de 4 veces. Este es uno de esos momentos en donde no queda mas que sentarse al lado de Adrien en silencio, esperando ofrecerle al menos un poco de consuelo con mi presencia.
- ¿Alguna vez haz perdido a alguien? - Adrien preguntó mirándome.
- Si, mucha gente, incluyendo a tu madre.
- ¿Lloraste cuando murieron? - su expresión cambia levemente, volviéndose mas curiosa aunque la tensión sigue siendo notable, especialmente en sus hombros.
- Cada vez que podía pero también reía, y a veces los maldecía y me enfadaba como tú.
- ¿Por qué?
- Porque el dolor es algo difícil de digerir Adrien. Lloré porque se habían ido y los amaba, o los maldije porque me habían dejado sola - vi como su cabeza se ladeo - Pero los conocía, sabia que no hubieran querido que estuviera triste porque se habían ido. No querrían que mi vida terminara solo porque la de ellos lo hiciera. Querrían que recordara sus momentos tontos y sus momentos triunfales - las palabras caen de mi boca ahora, sin obstáculos por el proceso de pensamiento. A veces, las palabras tienen que venir del corazón - Solo porque estén muertos, no significa que se hayan ido. Siempre los recordaré, y solo mueren una vez que los haya olvidado.
El silencio volvió a apoderarse de nosotros. El tiempo pasa más lentamente cuando no tienes nada con lo que ocupar tu mente, excepto para tus propios pensamientos, por lo que parecía una eternidad antes de que Adrien volviera a hablar.
- ¿Nathalie? - su voz tiembla - Yo amé a mi madre.
- Lo sé cariño.
- Así que... - su voz iba agrietándose - ¿Por qué no puedo llorar por ella?
Prefiero acercarme donde él, abrazarlo con mis brazos mientras se acurruca en mi abrigo y deja que la tristeza de todo esto le traiga un poco de paz.
- Tal vez porque estás tratando de mantenerte fuerte para tu padre. O tal vez, porque todavía no sabes cómo te sientes. O tal vez porque crees que te hace parecer débil - lo aprieto suavemente con mi cuerpo - Está bien llorar, Adrien.
Y así lo hace, aferrándose a mí con todas sus fuerzas mientras finalmente se permite que las lágrimas salgan de su confinamiento. Se ruedan por sus mejillas y son sacudidos por los frecuentes sollozos que azotan su pequeño cuerpo.
Y me uno a él para llorar, compartiendo el dolor que siente al recordar, empatizando no solo con su duelo por fin liberado, también con la avalancha de sentimientos que estaba experimentando, aferrándose a mi cuerpo mientras me pedía una y otra vez que su mamá volviera.
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La maternidad no siempre es biológica
Fanfiction𝐴 𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑙𝑎 𝑠𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑑𝑒𝑡𝑎𝑙𝑙𝑒, 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎 𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒 𝑑𝑒𝑑𝑖𝑞𝑢𝑒𝑠 𝑎 𝑐𝑟𝑖𝑎𝑟 .・。.・゜✭・.・✫・゜・。. Volvimos no solo con una historia, ¡con 10!. Historias sobre maternidad enfocadas...