¿Cómo estás? No sé por qué
pero pensé en los dos,
moría de ganas de escuchar tu voz
Lisandro daba vueltas en su habitación mirando el teléfono entre sus manos.
Había repetido la misma rutina un millón de veces en unos pocos segundos si es que eso era posible.
Respiraba hondo, acercaba su dedo índice a la pantalla, sentía sus manos picar y alejaba su dedo de nuevo.
Martinez estaba tan nervioso por lo que estaba por hacer. Se lo había replanteado un millón de veces y aún no podía tomar coraje para hacer lo que tenía que hacer.-¿Qué puede salir mal?- se dijo así mismo y a pesar de que no estaba muy convencido de sus palabras tocó con su dedo índice la pantalla y el tono sonó, estaba llamando.
Dos tonos y Lisandro estaba a nada de cortar hasta que pudo escuchar esa voz.
-¿Hola?-
No podía emitir ni una sola palabra, trataba de calmarse. Respiraba hondo, las piernas le temblaban y el mismo no podía creer el poco autocontrol que manejaba en esos momentos.
-¿Hola?- repitió y para que no cortara la llamada contestó.
-Hola- soltó y puso la llamada en altavoz mientras caminaba en círculos sobre el piso de azulejos marrones.
-¿Quién habla?- se oía confundido, le dolió un poco el pecho al pensar que no lo había reconocido.
Capaz y me cambió la voz lo suficiente desde la última vez que nos vimos pensó para aurtoconvencerse de que no lo había olvidado.
-Lisandro- soltó y hubo un silencio de más o menos un minuto.
-¿Lisandro Martinez?- mordió su labio y movió sus manos exageradamente.
-Sí, soy Licha- dijo y escuchó una risa breve. Sonrió.
-Pasó mucho tiempo- se escuchó del otro lado de la línea. -¿Necesitas algo Lisandro?-
Otra vez le dolió el pecho.
¿En serio Lisandro? ¿En serio creías que todo iba a ser como hace años? ¿Creías que todo iba a darse como si nada hubiera pasado?-No- contestó casi en un suspiro.
-Mhm- recibió como respuesta. -¿Y llamabas por algo en especial?-
-¿Cómo estás Cristian?- preguntó y el otro volvió a soltar una risa leve, la pregunta lo había tomado por sorpresa.
-Bien, todo bien, supongo- contestó. -¿Vos?- replicó la pregunta.
-Todo tranqui- respondió Lisandro. -Tenía ganas de escuchar tu voz- admitió sin darse cuenta de lo que había dicho.
-¿Ah sí?- Romero sonrió oyendo eso, al parecer no era el único.
La charla empezaba a fluir con más normalidad, como si absolutamente nada hubiera sucedido, como si los años no hubieran pasado.
Tal vez todo si iba a darse de esa manera.