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Si la ves
Te dejo algunas instrucciones por si tú la ves
Nahuel suspira escuchando a Cristian y no puede creer que le esté pidiendo eso. Molina va a asistir a un evento en el que Cristian se enteró de que su ex algo también va a estar presente. Romero no superó aquella especie de relación que había formado con el entrerriano, no deja de pensar en él desde el día en el que terminaron aquella magia que compartían estando juntos.
— Si lo ves, pregúntale por su trabajo, si tuvo el ascenso que merecía. — habla mientras piensa en lo que realmente quiere saber sobre el rubio. — Si capaz desde que no estamos volvió a esculpir — recuerda que en el último tiempo Lisandro no tocó un pedazo de arcilla. — Que si superó el mal que le causé, espero que esté bien — agrega pensativo y nostálgico.
Moriría por preguntarle esas cosas el mismo, pero Cristian es un hombre de palabra y como tal debe cumplir lo que le prometió aquella noche de enero.
Prométeme que no vas a volverme hablar, que vas a dejarme olvidarte.
Fue lo que Lisandro le hizo prometer con lágrimas en los ojos. Y a pesar de que eso le doliera en el alma, no tenía otra opción si quería que Lisandro fuera feliz.
— ¿Algo más? — suspira Molina apretando el hombro de su amigo.
— No Nahu, nada más creo — contesta pensativo y mira a la puerta.
Esperando que alguien, o más bien que él, pase por ella.
— Lo seguís pensando mucho — habla Nahuel después de un rato en silencio, Cristian suspira.
— ¿Cómo no? Con lo que él significa para mí — murmura apoyando su nuca en el sillón.
Suspira pesadamente, los recuerdos lo persiguen constantemente volviendo su psiquis un caos. Objeto que vea, objeto que le recuerda a él. Canción que escucha, canción que le recuerda a él.
A Romero siempre le costó horrores cortar relaciones y olvidarse de gente por más de que así lo quisiera. Con Lisandro no era distinto, tal vez era hasta mucho peor.
Se había embobado y enganchado del entrerriano al punto de que este sentía que Cristian era la persona que más lo conocía en el mundo. Romero lo conocía de pies a cabeza, sabía cada detalle que la gente suele pasar por alto o nunca llegar a conocer. Él sabía sobre sus gustos, canciones, series y el sin fin de cosas que le gustaban. Habían llegado a tal punto en que las palabras sobran y las miradas hablan sin parar.