𝐒𝐓𝐀𝐑𝐁𝐎𝐘, julián álvarez

⁰²| 𝗀𝖺𝗆𝖾

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Los nervios recorrían el cuerpo de Olivier no sabía qué hacer si entrar en el estadio o simplemente darse la vuelta e irse corriendo.

La verdad es que si no tuviera a Carlos a su lado con una sonrisa y emocionado por ver el juego, Olivier se fuera, pero tenía a su compañero a su lado.

—Estoy bastante emocionado —expresó el español—. Aunque no me gusté Guardiola al final es un ídolo del país.

—¿Y si nos vamos? —preguntó nervioso Olivier—. Digo que solo somos conocidos, si no vengo no le molestará.

—Eres imbécil —regaño Carlos—. Te invito por algo... Si me contarás todo lo que se escriben te diría que siente por ti.

—No siente nada, tal vez su hermano simplemente quiere conocerme y me está usando —opinó Olivier.

—¿Quién te hizo tanto daño Olivier? —preguntó Carlos bromeando.

—Esto... ¿Nos vamos? —preguntó de nuevo—. Te juro que trataré de socializar más, vamos Carlos.

—Que tan malo puede ser Oli. Mira seguro ni se verán, solo estaremos con su familia y probablemente no hablen tan bien inglés, no tendremos ni que hablar con ellos —aseguró Carlos—. Si al medio tiempo la estás pasando mal nos vamos.

—Bien, al medio tiempo nos vamos, listo entremos —se tranquilizó Olivier.

—¿O nos movemos de asiento?, venir a un Manchester City vs. Liverpool, es muy emocionante —Carlos recibió una mala mirada de Olivier—. Si mejor nos vamos.

Cuando llegaron al palco estaban dos mujeres, una joven de unos veinticuatro años, esa debía ser la novia de Julián y la otra de una edad más avanzada, la madre, después otros tres hombres, los que debían ser el padre y sus hermanos.

Carlos fue el primero en interactuar acercándose al grupo de hombres que estaban parados tomando fotos a la cancha.

—Hola, ya llegaron —uno de los hombres jóvenes—. Soy Agustín... esté... Julián nos avisó que vendrían... Siéntense —hablo con dificultad.

—Es un placer conocerlos —se presentó el otro joven—. Soy Rafael —Rafael hablo más tranquilo—. Juli está feliz porque viniste, se ve que le agradas.

—Dejó fuera a unas amigas de Emilia por invitarlos, eso es decir mucho —susurro el hombre mayor—. Aunque claro, las amigas de Emilia no son corredoras de Ferrari y no son las idolas de Rafael.

—Yo... lamentó lo de las amigas de Emilia —se disculpó Olivier.

—Por nosotros ni te preocupes, Emilia es quien te odiara —tranquilizó Rafael.

Contrario a tranquilizarse, Olivier se puso blanco mientras que volteaba disimuladamente a ver qué hacía la novia de Julián, esta lo miraba fijamente con cara de querer matarlo y Olivier volteo inmediato.

—Contrarió a tranquilizarlo, lo pusiste más nervioso —opinó Sainz al ver a su amigo—. Toma, refresco te dará más color.

Con eso Sainz le dio su vaso de plástico que contenía Refresco.

—Ya salieron los jugadores —anunció Agusto.

Olivier veía el partido entiendo pocas cosas, nunca le había gustado el deporte, siempre se había concentrado en la Fórmula 1. Carlos, por su parte, adoraba el fútbol y estaba emocionado por estar en un palco en un partido del City.

El primer tiempo había acabado entre risas por parte de los hermanos de Julián y Carlos. Los cuatro decidieron bajar a recargar las bebidas y comprar otras cosas.

—¿Nos vamos? —preguntó Carlos.

—No lo sé, me agradan sus hermanos y siento que también les agrado, pero la mirada de su novia es horrible —opinó Olivier.

—¿Te preocupas por ella?, es tu rival, así que nos quedamos —ofícialo Carlos para luego pedir los refresco.

—Ya tenemos las palomitas —dijeron los hermanos de Julián cuando llegaron junto a los corredores.

Los cánticos empezaron a sonar avisando que el partido había empezado, ya los cuatro se apresuraron a correr hacia el palco.

—Ya llegaron, acaban de meter a Julián —avisó Agusto—. Lástima que el Liverpool vaya ganando.

Los minutos pasaron, pero el City no hacía nada contra el Liverpool. Quienes estaban siendo bastante superiores, así el partido acabó y el Liverpool levantó el título.

—Julián dice que nos espera en la salida —anunció Emilia mientras apagaba su teléfono.

Todos empezaron a salir del palco exceptuado Olivier quien esperaba huir de Julián en su cabeza, sería una reunión incómoda.

—¿Oliv, qué pasa? —preguntó Carlos viendo que este no salía.

—Espero que se vayan, no veremos a Julián, sería incómodo ni sé porque me invitó —comunicó Olivier

Después de cinco mil años