i. verónica

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(ACLARACIONES): Esta historia no busca sexualizar a nadie, todo es parte de una personalidad obtenida para la adaptación de la historia, así mismo habrán cambios para mayor facilidad. La personalidad de todos es guiada de la realidad, mas mi imaginación ha hecho de su parte.

Si mi historia no es de tu agrado, te invito a retirarte, pero si tienes curiosidad de mi advertencia, te invito a leerla.

Esta historia está enlazada con la de Quackity en mi plataforma. (No es necesario leerse ese libro, ya que son historias diferentes que no interfieren en la otra)

Aquí tenemos moral, mas no nos responsabilizamos de las hormonas de los personajes, gracias. (era broma, por si no la captan).

 (era broma, por si no la captan)

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2021.

spreen's pov

Un golpe.

Dos golpes.

Espero unos minutos a que cesen, pues seguro es el dueño del edificio que viene todas las mañanas a cobrarme la renta.

Que me chupe un huevo, si no le abro, no podrá reclamarme nada.

Pero siguen tocando la puerta con fuerza, lo que me obliga a sentarme en mi cama con una flojera de mil demonios y mi cabeza retumbando de la resaca.

-Puta madre -murmuro, frotándome los ojos con las muñecas de mis manos, los malditos golpes continúan. -Hijo de... ¡Ya va!

No me esfuerzo en ponerme la camiseta y salgo solo en shorts de mi habitación, muevo la ropa tirada del suelo con mi pie y suspiro al ver lo desordenado que tengo el departamento, como siempre, Carrera se ha ido dejando todo una mierda.

Escucho otra vez otro golpe, lo que hace que mi enojo aumente y vaya corriendo apurado hacia la puerta.

-¿Quién porongas toca... -dejo de hablar, bajando un poco la cabeza para ver a la persona frente a mi-... hola?

Es una chica.

Tiene el cabello teñido de rojo cobrizo, los ojos verdes pero un tanto oscuros y pecas salpicadas por su rostro, es simpática pero parece sacada de un cuento infantil. Al no conocerla, mis ojos no exploran su cuerpo completo, pero sí las mochilas y maletas que tiene con ella.

-Vaya -murmura ella, noto que sus mejillas se sonrojan al ver mi torso desnudo. -, ahmm, soy Verónica, hablamos ayer.

Ah.

Mi cabeza hace clic y es cuando la contemplo mejor, Verónica -no sé cuál será su apellido- empezó en twitch hace poco, hablé con ella una o tres veces por stream pero eso aún no explica por qué está en mi departamento con todas sus cosas.

Entonces, mi cerebro vuelve a hacer clic y un vago recuerdo de ayer se me viene a la mente, básicamente yo -borracho, obviamente-, llamando a un contacto aleatorio de mi discord por sugerencia de Robleis.

-¿Así que no tienes donde vivir? -recuerdo haber dicho-. Genial, yo no tengo de dónde sacar plata.

Demonios, debe haber estado desesperada como para aceptar eso.

Trato de pensar como una persona responsable por un instante y contemplo la situación, una chica, bonita, frente a mi quiere mudarse conmigo.

Una chica.

Bonita.

Quiere mudarse conmigo.

Una chica.

Estoy con demasiada resaca como para pensar responsablemente.

-¿Sabes que yo estaba borracho? -le digo.

-El tipo a tu lado no lo estaba, él me dijo ayer que venga temprano.

Maldita sea, Carrera.

-¿Tus padres saben que estás acá? -pregunto, aunque sí se que es mayor de edad, no debe de pasar los dieciocho.

-No tengo.

Oficialmente soy una mala persona.

Suspiro y, cuando estoy a punto de decirle que se vaya y que yo le pagaba el taxi de regreso, mi arrendario, José, apareció en la escena.

Automáticamente sonrío como niño bueno y maduro que se supone que debo ser.

-¡Señor José! -saludo, buscando una camisa en mi campo visual pero fallo en el intento. -Buenos días, ¿su programa no daba a estas horas?

-Son las nueve de la mañana, mi programa termina a las ocho y media -dice, mirando a la chica de al frente.

Verónica, creo que se llamaba así, le sonríe más genuinamente que yo y le estrecha la mano; el señor José se sorprende de tanta amabilidad y le acepta el saludo.

-Verónica María -se presenta-, un gusto.

-José, soy el dueño del edificio -comenta con cierto orgullo, luego pasa sus ojos por las maletas en el piso-, vengo a cobrar la renta del mes pasado, la próxima semana ya se cumplen dos, espero entienda mi desespero.

-Claro, claro -murmura ella, cogiendo su pequeña maleta de hombros y rebusca ahí hasta que saca un pequeño fajo de dinero, al señor José se le iluminan los ojos y a mi también. -, espero que con esto sea suficiente, sinceramente no sé cuánto está la renta.

Probablemente más de lo que le da, pero José lo acepta gustoso y lo guarda.

Verónica me da una mirada triunfante, y yo suspiro; ahora no la podré botar hasta al menos pagarle lo que le dio.

Genial, una deuda más a mi lista de cosas que no esperaba al independizarme.

-Un placer conocerla, señorita Verónica -dice con toda la felicidad del mundo, pero su rostro de disgusto vuelve al siguiente minuto. -, pero, lamento decirle que no acepto que mis arrendarios tengan los suyos propios, así que a menos que sean hermanos o pareja, no pueden quedarse en el mismo departamento.

La mirada de triunfo de ella desaparece y mi corazón se acelera porque no tengo de donde pagarle si me reclama, la miro detenidamente y definitivamente no parecemos hermanos, ella es más bajita y tiene el cabello más liso que el mío, además de las pecas y que sus labios son más carnosos que los míos, también está el color de ojos.

Así que la segunda opción me parece la más viable, sonrío gustoso y paso mis brazos por los hombros de ella, Verónica no cede al principio pero no saco mi brazo de ahí.

-Oh, señor José, deme el gusto de presentarle a mi novia -le digo, y noto como la nomo de mi lado se sonroja.

José alza una ceja.

-No sabía que tenías novia, hace un mes yo vi como...

-¡No, no! -le interrumpo, antes que mi potencial fuente de dinero se arrepienta. -Señor José, no querrá ponerla celosa, solo que nuestro amor fue... fugaz, ya sabe, amor adolescente y todas esas cosas.

Mi arrendario no parece convencido, pero sus ojos vuelven al dinero y se hace de la vista gorda, despidiéndose y yéndose de ahí.

Ayudo a Verónica a meter sus cosas y cuando entramos, cierro la puerta para después contemplar su rostro espantado al ver todo desordenado, su boca está abierta en una gran O y sus ojos parecen estar más abiertos de lo normal.

-Ya no hay arrepentimientos, compañera -digo, yendo a mi habitación a volver a dormir. -Tu cuarto es el de al lado del baño.

Omito decirle que solo tiene una cama y un armario simples, pues solía ser el cuarto de huéspedes donde se quedaban mis amigos si estaban tan borrachos que no iban a sus casas.

Escucho sus maldiciones pero las ignoro, cierro la puerta y me tumbo a dormir.

Con odio, Spreen ━━━━i. buhajeruk [+18] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora