4-Negarlo también es aceptarlo.

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Hacía diez minutos que habían terminado las clases por hoy, la gente ya se había marchado a casa, excepto los que tenían extraescolares. Yo había decido quedarme a dar una vuelta por los pasillos, mirar los proyectos expuestos de hace ya años para más tarde ir a ver entrenar a Tyler.


Mis pasos  inundan el silencioso pasillo de los de último curso, mis ojos silenciosos observan ambos lados, cada una de las taquillas, pero deteniéndose en una. Me acerco cuidadosamente y paso la mano por las frías fotos que la decoran, mientras examino cada uno de los rostros.


Todavía le recuerdo en su época de melenas, su pelo rubio solía caer tapándole gran parte de la frente e incluso los ojos, su nariz estaba recta y sus labios seguían igual que ahora, en cambio sus dientes se veían desordenados, unos encima de otros. Yo había cambiado notablemente, mi pelo había crecido y ya no tenía ese flequillo irregular, se podían ver mis palas, una encima de la otra, pero a pesar de esa sonrisa irregular cualquier persona que viera la foto podría jurar que era feliz, mi sonrisa lo demostraba, lo transmitía.


Jaiden y yo nos abrazábamos a la vez que cada uno alzaba un palo al aire, todavía me acuerdo de ese momento. Habíamos construido en el pequeño bosque de detrás de la casa de la playa de mi familia una pequeña cabaña, quizá fueran un montón de palos, pero la ilusión que demostrábamos construyéndola era tremenda. En cuanto acabamos corrimos a la casa para llamar a mis padres y poder enseñársela. Recuerdo esa tarde como si fuera ayer, en realidad, todas junto a él.


Un sonido procedente del aula de música me saca de mis recuerdos y me trae a la realidad. Reconozco la canción al instante, esas palabras delicadas, ese sentimiento, era preciosa a decir verdad.


Me acerco a la puerta que está cerrada,  apoyo mi oreja izquierda sobre ella y cierro los ojos inundándome del precioso sonido que transmite el piano, y de repente... una voz suena a la vez, una voz profunda, una voz con sentimiento. Giro la manivela con cuidado de no hacer ruido y entonces un sentimiento extraño me recorre el cuerpo al verle ahí sentado, de perfil a mí y acariciando cada una de las teclas del piano. Su voz suena de nuevo y vuelvo a cerrar los ojos, un dolor me invade, oprimiéndome el pecho y es cuando me doy cuenta de cuánto había deseado esas palabras, delicadas, preciosas, llenas de sentimiento.


What would I do

Without your smart mouth drawing me in

And you kicking me out

I got my head spinning

No kidding, I can't pin you down

What's going on in that beautiful mind

I'm on your magical mystery ride

And I'm so dizzy, don't know what hit me

But I'll be alright


My head's underwater

But I'm breathing fine

You're crazy and I'm out of my mind


Mi cuerpo se hiela al oír cada una de las letras de las palabras que componen la  canción, su boca se mueve relajadamente y expulsando una voz profunda. Hacía años que no le oía tocar el piano, ni siquiera sabía que todavía seguía con esa afición suya por la música.

Zoe AllenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora