El amigo

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-Chester, ¿cuántas veces tengo que decirte que ordenes los malditos dulces vencidos y los pongas en sus cajas, y lo más importante, que no me molestes? - exclamó Mandy, su jefa, con frustración.

-Ya, ya voy, aaah... - respondió Chester con desgano. "Cómo odio este trabajo", pensó para sí mismo.

¿Por qué Chester no renunciaba a su molesto trabajo? Bueno, la razón era que él disfrutaba hacer enojar a su jefa, Mandy. Siempre que la veía sentada allí, sola y vulnerable, era como una presa fácil para él. Le encantaba sacar su "verdadera Mandy". A pesar de que Mandy había intentado despedir a Chester varias veces, el bufón siempre volvía sin importar qué. Disfrutaba de hacer esas bromas molestas que la sacaban de quicio, y eso era lo que le daba satisfacción al bufón.

-¡Mueve esas piernas! ¡No entiendo cómo me dieron un trabajador que ni siquiera hace nada! - exclamó Mandy, exasperada.

-Primero, no me regañes. Y segundo, ¿y tú qué haces? Deberías estar en tu estúpido trono - respondió Chester en un tono molesto, sin perder ni una pizca de su tono burlón.

–¡Tú no me puedes decir qué hacer! – exclamó Mandy, furiosa.

Chester, como respuesta, sacó rápidamente la lengua y dijo: –¡Entonces, cómelo!– Acto seguido, lanzó uno de sus cascabeles hacia la distraída Mandy.

PUW*

–¡Eres un...! ¡Ah! ¡Maldito idiota! – gritó Mandy, enfurecida.

Chester soltó una risa burlona y le dijo: –Jaja, deberías haber visto tu cara. Mantén tu guardia, Mandy.–

–¿Ah, sí? ¡Ahora verás!– respondió Mandy, desafiante.

●     ●     ●

–¡Mandy! Fue solo una broma, ¿por qué me has echado? ¡Ábreme! – exclamó Chester, golpeando la puerta.

–Te quedarás afuera hasta que aprendas la lección – respondió Mandy, riendo. –Ahora, quién se ríe de quién.–

–¡Ah! – pensó Chester, frustrado. "¿Cómo puede esa enana echarme así?" – ¡Ábreme, enana! –

Hace 5 minutos:

–Sabes, Chester, tienes mucha razón en lo que dijiste – admitió Mandy.

–¿Desde cuándo? – respondió Chester, sorprendido.

–Absolutamente, lo tienes. Por eso quiero disculparme. ¿Un abrazo? – propuso Mandy.

Chester se quedó perplejo ante el repentino trato amable de Mandy y, sobre todo, por su disculpa. Albergaba muchas dudas sobre si aceptar o no el maldito abrazo, pero antes de que pudiera decidirse, los pensamientos se disiparon cuando Mandy se acercó lentamente hacia él, como si fuera un pequeño animalito indefenso.

–¿Lo aceptarás?– preguntó Mandy, con una mirada ansiosa.

Chester sintió cómo su orgullo se inflaba. "¿De verdad está tan desesperada por un abrazo mío?" se burló internamente.

–Hmm, lo aceptaré, pero me ofende muchísimo – respondió Chester, tratando de ocultar su satisfacción.

En ese momento, el bufón bajó por completo su guardia para recibir el abrazo de su jefa. Algo que lamentaría después.

𝗨𝗻 𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗜𝗻𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora