♾Infinity♾//Sung Jin-Woo [II]✔

Capitulo 28

Al día siguiente el mundo entero se había enterado de la muerte de la cazadora. Para muchos les pareció inaudito el que se hiciera un funeral al respecto, ella era la causante de muchas muertes, pero no pudieron decir nada cuando muchos cazadores importantes de todo el mundo si querían hacerlo.

Todos creerían que el día del entierro seria con cielos nublados y lluvia, pero en su lugar, el sol brillaba por todo el cielo, alguna que otra nube se podía divisar, los pájaros cantaban y las flores junto a los arboles dejaban ver sus colores.

Personas importantes, lideres de asociaciones de cazadores, rangos S y los pocos rango Nacional que aun quedaban. Cuando la ceremonia había terminado, comenzaron a desplegarse e ir por sus lados. Cha Hae-In miro desde lejos al pelinegro, este miraba la lapida frente suyo con los ojos apagados, lo pensó un poco y algo indecisa se acerco.

Quedando uno al lado del otro con medio metro de distancia. En silencio viendo las letras y el nombre escrito.

- Ahora recuerdo algo que me había dicho, antes de que olvidáramos- comenzó a decir- yo había salido a correr una mañana, estaba cruzando el parque y justo la vi, salía de una heladería- los recuerdos aun algo borrosos aparecían en su mente- me vio y se acerco donde estaba, quería irme obviamente, sin dirigirle la palabra- asintió- pero sabes lo testaruda que era cuando quería algo- soltó una risita.

El pelinegro escuchaba las palabras de la contraria aun sin verla, pero sonrió al saber que eso dicho era verdad. Tn cada que se proponía algo, siempre insistía hasta conseguirlo, lo supo algo tarde luego de que empezaron su amistad en la secundaria, pero ya no había vuelta atrás.

- Ella quería que volvamos a ser amigas- miro al pelinegro- como lo éramos antes de...- no quería decirlo, aun que el contrario ya sabia sobre las discusiones que tuvieron- estaba enojada- admitió, captando la atención del chico que se dio vuelta para verla- pero ella decía que no tenia culpa de nada, que uno no elige quien le gusta- miro Jin-Woo mientras sus ojos se aguaban- que lo importante era el que yo no intente nada por separarlos- asintió- eso era lo que valía- asintió.

- Hae-In- llamo el chico- no tienes que echarte la culpa de nada- dijo- tenia razón, uno no escoge.

- Yo.... lamento todo lo que paso- dijo esta- nunca quise interponerme entre ustedes y se que aun en el tiempo en que ambos fueron desconocidos, siempre la amaste- asintió- lo note el día que fuimos al parque- admitió- no dije nada por que quería solo estar un tiempo mas contigo- debo irme- miro una vez mas la lapida y dejo una pequeña flor en esta- nos vemos- saludo sin mas para irse.

Jin-Woo la vio alejarse, admitía que la rubia era hermosa, no solo físicamente sino por dentro también, se puso a pensar en varias cosas mientras seguía ahí parado, tal vez, si no estaría completamente enamorado, en algún momento se pudo haber fijado en ella.

Pero tendría que ser un mundo donde Tn no existirá, un mundo donde ellos nunca se conocieron.

- Tengo un plan- dijo mirando el nombre en la placa de cemento- no se si funcionara, pero debo intentarlo- miro hacia la ciudad a lo lejos- pero si lo hace... podre salvar a todos- miro una vez mas donde estaban las flores- y tendrán una segunda oportunidad.

Quería decir muchas cosas pero no salían de su boca, el nudo en su garganta no lo dejaba y aun tenia que encargarse del monarca que llegaría en cualquier momento. Ya habían aparecido los nueve portales y no faltaba mucho para que estos se abrieran.

Sin mas se dio vuelta y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos del pantalón de vestir negro. En el camino hacia el auto donde estaba su madre y hermana, encontró como estas hablaban con tranquilidad junto al cazador nacional.

- Justo con quien quería hablar- dijo Thomas una vez que le pelinegro llego donde ellos.

-¿Que sucede?- pregunto mirando a los presentes.

- Quiero enseñarte algo de lo que Tn no sabia- miro con duda al mayor.

-Ve tranquilo- dijo su madre- nosotras con Jin-Ah vamos a dar una vuelta- el pelinegro noto como varios cazadores y guardias estaban esperando, seguro era del gremio Scarvenger.

-Esta bien- asintió. Ambas mujeres se fueron dejándolo solo con el cazador nacional- ¿Qué sucede?- pregunto al mayor, este le paso una carpeta roja por lo que algo dudoso la tomo.

- Son los papeles de adopción de Tn- dijo sin mas. Los ojos del pelinegro se agrandaron de asombro mientras abría estos- caminemos mientras te cuento la historia- sus padres trabajaban en mi gremio, ambos estaban casados pero no podían tener hijos, por lo tanto quisieron adoptar a uno- comenzó explicando.

- Y la adoptaron a ella- dijo obvio mientras leía los documentos.

- Ahí es donde te equivocas- ambos frenaron de caminar- un día cuando volvían de una mazmorra, llegaron con una bebe- el pelinegro lo vio sin entender- dijeron que estaba abandonada cerca de donde fueron, la llevaron a la policía u hospitales, no había rastro de sus padres biológicos.

- ¿Y no buscaron por el ADN, familiares o algo cercano?- pregunto algo obvio.

- Si lo hicieron, por cinco años mientras la cuidaban- asintió- y ahí es donde encontraron eso- señalo la carpeta- ve a la siguiente hoja- dijo. Al verla, se pudo ver como había datos extraños en esta.

-¿Que es esto?- pregunto.

- La razón por la que no encontraron un familiar, era que la niña no tenia datos específicos de un individuo, era humana, con su cuerpo y características físicas de una... tenia todos y al mismo tiempo ningún familiar.

- Como si solo hubiera aparecido de la nada?- pregunto, Thomas asintió- pero luego... aquí dice que el parentesco y las pruebas de sangre coinciden con la de sus padres.

- Park y Smith se dieron cuenta que a medida que ellos la cuidaban, cambiaba sus características físicas para adaptarse, primero el ADN luego el parecido físicamente- asintió- hasta que se convirtió en una mas, no le dijimos a nadie por el echo de que sabíamos que la querrían como conejillo de indias.

- Como cuando creas un avatar en un juego- dijo Jin-Woo. Tenia sentido si lo pensaba asi.

- Asi es, nunca se lo dijimos por si algo en ella cambiaba- el pelinegro asintió y le devolvió la carpeta- y creí que debías saberlo.

- Gracias por decírmelo- miro hacia otro lado- debo hacer unas cosas.

- Suerte entonces.