Epilogo

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Me encontraba frete al espejo observando la figura que me hacía el vestido, un vestido... En pocas ocasiones se me veía con algo "femenino" pero he de reconocer que aquel vestido me hacía ver realmente atractiva.


Lucía un vestido palabra de honor con encaje de flores en el torso y una cinta de raso violeta sobre la cintura formando un lazo en el lado izquierdo de esta, largo hasta los pies con volantes de gasa ligeramente arrugadas de una forma elegante , el cancán interior le daba bastante vuelo al vestido haciéndome parecer una princesa. Un semirecogido bajo con tirabuzones al lado derecho dejaba a la vista el colgante de plata y pedrería cayendo en forma de gotas sobre mi clavícula que iba a juego con unos pendientes largos de la misma forma, una tiara de plata con pequeñas flores de esmeralda sobre mi cabeza daba un acabado de fantasía al peinado. En cuanto a los zapatos, se trataba de unas sencillas sandalias blancas con plataforma y tacón gordo cruzadas en la punta. El ramo era una sencilla combinación de rosas blancas con orquídeas y algunas hojas de color verde haciendo contraste, todo ello sujeto con un lazo del mismo color que el del vestido y el maquillaje... era algo sencillo pero resultón, el ojo perfilado en negro con las pestañas muy marcadas y una suave sombra color violeta pastel mezclado con toques blancos, los labios de un suave color melocotón y sin nada de colorete.


-Estás hermosa, Nana- Dijo Tsunade que estaba junto a mí con un vestido corto de color turquesa, mostrando su busto y sonriendo muy dulcemente.


-Gracias, tú también-


Tsunade me observaba orgullosa cuando de pronto alguien entró en la sala y temiendo que fuese mi comprometido me escondí tras el biombo de bambú para evitar que me viese pero mi acción fue en vano, ya que no era Kakashi si no el padrino de boda Jiraya


-¿Dónde está la novia? ¿No se habrá arrepentido de casarse con el espantapájaros?-


-Nunca me arrepentiría de eso Sr. pervertido- dije saliendo sonriente de mi escondite.


-Estás preciosa ¿Por qué te escondías?- dijo mirando de reojo el escote de Tsunade


-Simplemente pensé que eras Kakashi... y hablando de él ¿Dónde está?-


-Tranquila, Naruto y Sai están ayudándole a prepararse-


-No se le ocurrirá llegar tarde ¿verdad?- se quejó la rubia


-No creo que eso fuese una anomalía -


Jiraya soltó una carcajada ante mi comentario, lo que saco una mueca de disgusto a la hokage


Las voces del exterior dejaron de sonar y de un momento a otro comenzó la música aunque no me di cuenta, estaba demasiado ocupada con mis pensamientos.

Sonreí nerviosa, no tenía idea de cómo iba a salir aquello ¿Y si Kakashi se arrepentía? No podría soportarlo. Me entró el pánico y di la vuelta para mirarme al espejo una vez más. Tsunade había desaparecido por la parte de atrás en cuanto la música comenzó a sonar por lo tanto estaba sola con el ermitaño.


-¿Por qué quiere casarse conmigo? Ni siquiera soy guapa...-


-No digas bobadas, eres hermosa. Además, ¿No querrás que piense que ya no le quieres?-


-¿Por qué pensaría eso?-


-Porque te está esperando en el altar desde hace diez minutos, la gente empieza a pensar que te has fugado- Dijo mirando a través de la entrada.


Respiré hondo antes de tomar el brazo de mi padrino de boda con esmoquin negro y corbata roja para salir de la tienda que habían montado para que me arreglara antes de la boda, una alfombra roja se extendía a lo largo de un pasillo creado por dos filas de bancos de madera con orquídeas de diferentes colores y lazos a modo de decoración atados a sus posa brazos. Al final de la alfombra se alzaba un arco de rosas blancas que daba paso a las escaleras del altar donde se encontraba la figura de alguien muy conocido.


Kakashi con su habitual mirada aburrida estaba junto al atril en el que Tsunade se encontraba para oficiar la ceremonia, lucía un impecable traje de chaqueta negro con la camisa blanca y la corbata violeta. No llevaba su protector frontal, no llevaba nada que cubrieses su ojo sharingan, simplemente lo mantenía cerrado pero lo que si llevaba era su máscara. Se giró al percatarse de que los invitados estaban de pie, abrió los ojos al verme pero enseguida volvió a la normalidad con las manos metidas en los bolsillos.


Las miradas de todos estaban fijas en mí y eso me ponía más nerviosa de lo que ya estaba, Naruto me sonreía como un bobo desde uno de los bancos delanteros junto a Sai.


Llegué al altar, Kakashi me extendía la mano que cogí gustosamente y me ayudó a subir las escaleras.


Me sonrió dulcemente y acarició mi mejilla con suavidad provocándome un leve sonrojo


-Es irónico, la que llega tarde eres tú.-


-L-lo siento... estoy un poco nerviosa-


-Lo sé cariño, no te culpo.- me sonrió de nuevo


- A propósito ¿Qué vas a hacer con la máscara?- mi prometido no pudo responder ya que la hokage carraspeó interrumpiéndonos


-Los invitados pueden sentarse- Sacó un pergamino y lo puso sobre el atril antes de comenzar a hablar.


- Habéis venido aquí, hermanos, para que garantice con su sello vuestro amor, ante nuestra villa aquí congregada.


Hoy bendeciré vuestro amor, y os enriquecerá y os dará fuerza, para que os guardéis siempre mutua fidelidad y os podáis cumplir siempre con vuestra misión de casados. Por tanto, ante esta ceremonia, os pregunto sobre vuestra intención.


Kakashi y Nanami, ¿venís a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?-


Ambos asentimos para que continuase y así lo hizo.


- ¿Estáis decididos a amaros y respetaros mutuamente durante toda la vida?-


-Sí, lo estamos.- respondimos al unísono, por supuesto fruto de haber practicado bastante.


- Así, pues, para contraer Matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante mí y el resto de la aldea presente.-


Entonces apareció por el pasillo un pequeño niño con un cojín con los anillos encima, claramente era el hijo de Kurenai Yuhi y Asuma Sarutobi, dos grandes amigos del albino y míos.


Kakashi recogió los anillos del cojín que portaba el pequeño y me entregó uno para después girarse hacia mí.


- Yo, Nanami Kuramoto , te quiero a ti Kakashi, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, durante todos los días de mi vida.- él puso la delicada alianza en mi dedo con un infinito amor en su ojo visible.


- Yo, Kakashi Hatake, te quiero a ti Nana, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.- coloqué el anillo en su dedo anular con una tímida sonrisa en mis labios.


-Entonces por el poder que me ha sido conferido yo os declaro marido y mujer. ¡Bésala Kakashi!- lo último lo dijo con su habitual forma de hablar


Todos parecían muy interesados en los gestos de mi esposo, el cual estaba bajando su máscara como si nada y eso me sorprendió pero en el último momento antes de que tirase hacia abajo una enorme cantidad de mariposas nos rodearon bloqueando el campo de visión de los asistentes, me besó dulcemente pero rápido y para cuando las mariposas se habían dispersado ya tenía la máscara de nuevo cubriéndole.


-Se que ha sido corto, pero esta noche te lo compensaré.- sonrió pícaramente y lo supe por la arruga en la tela.


Con esto ya sí que sí, terminé oficialmente este intento de historia bonita xD Espero vuestros comentarios, ya sabéis vuestras opiniones son muy importantes para mí :) Gracias por leer

Destino o casualidad(Kakashi Hatake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora