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───── ❝𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒❞ ─────
—Papá no podrá estar con nosotros como antes. —fueron las palabras que le dijo su madre al comenzar el día.
Eso era lo que recordaba Rosslenne, ahora han pasado varios años desde que eso ocurrió. No quedaba esa inocencia de su niñez, aunque estuviera regresando a su antiguo hogar.
Porque sí, se casó y rompió con la persona que creía ser el amor de su vida. Por más cursi que sonara, cuando estaba viendo las cosas bajo los ojos del cariño e ilusión, lo veía de esa manera.
Se trataba de Tomioka, donde mantuvieron una relación poco después de salir del colegio hasta la fecha pero... Todo acabó mal.
—El destino del avión ha sido atrasado unos minutos debido al clima...
La voz del anuncio le hizo arrugar la cara. Llevaba un libro entre sus manos.
Años exitosos de su carrera de finanzas. Ahora necesitaba ver a sus antigüos amigos. Aunque algunos de ellos se habían ido a otros países. Mantenían el contacto de vez en cuando por teléfono.
Sabito y Makomo seguían en la ciudad porque lograron abrir un negocio de un acuario temático. Ahorraron lo suficiente durante mucho tiempo y con sumo esfuerzo, lograron un reconocimiento digno. Su atracción llamaba la atención de los infantes e iban mayormente los fines de semana.
Genya fue con quién más habló. Terminaba un trabajo de medio tiempo en otro estado, así que le prometió que volvería para verla al llegar.
Estaba ansiosa por eso.
Deseaba con toda su alma ver ahora a sus apreciados amigos. Al menos el pelinegro con cara de matón, que con él fue quien aprendió el idioma japonés.
Recordaba todavía cuando se comunicaban por los cuadernos u hojas de papel. Como se entendían y a la vez desconocían la mayoría de las cosas de la otra cultura.
Hasta ese entonces…
Salir del aeropuerto se convirtió en un suceso pesado. No encontraba su equipaje y varios de los que viajaban tampoco, parece que hubo un error en la organización.
Tuvieron que esperar aproximadamente una hora para resolverlo y Rosslenne estuvo con un gran estrés encima. Se supone que debería ya haber llegado a la cuidad.
Llamó a un taxi después de recuperar sus pertenencias y haber revisado que no faltara nada, que aunque lo dudaba, era mejor hacerlo antes de que fuera demasiado tarde, y regresar de nuevo no se encontraba en sus planes.
Se detuvo en un sitio para tomar un café y despejarse un momento. Era un sitio bonito y tranquilo, donde no lo había llegado a conocer antes de irse. A lo mejor lo abrieron hace poco.
Sentada y con un rostro fruncido por el cambio de horario, más el abrupto suceso de volver nuevamente a la vida que antes tenía. O eso pensaba.
En sus pensamientos sin nada que acotar, juró ver a alguien conocido cerca de donde estaba.
Con la taza de café en sus manos, la dejó con cuidado sobre la mesa.
Más fue una sorpresa que al enfocar su mirada hacia donde se había ido la persona, estaba uno de los gemelos Tokito.
Fue difícil identificarlo. Dudó bastante por sus gestos tan neutrales, vistiendo completamente de negro.
¿Sería Yuuchirou…? No estaba segura.
Sin pensarlo dos veces, se acercó hasta él. Con los nervios haciendo que sus palmas empezarán a llenarse de sudor.
—¡E-espera!
Un llamado y el pelinegro de puntas azuladas se detuvo abruptamente.
Se miraron fijamente por unos breves segundos, para Rosslenne pudo resultar toda su vida.
—¿Ross? —los ojos menta estaban bien abiertos, sin poder creerlo. —¿Eres tú?
—Han pasado muchos años… Yui.
Terminó por decir y al no recibir ningún gesto negativo por su decisión, sonrió abiertamente.
