CAPÍTULO SEIS

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—¿Para dónde vamos primero? —cuestiona Elían

—Vayamos a comprar las entradas —respondo con un intento de sonrisa.

—¿No quieres ir a la sala de juegos un rato? —sugiere observando hacia su dirección, por supuesto que no quería ir a ese lugar, no sin él.

—Claro —contesto y ambos caminamos hacia allá, siento que empiezo a contener el aire, en dos años no había entrado a aquel lugar, estaría todo como antes o no, me lo cuestiono mentalmente

Entramos y la mayoría de cosas es distinto, sin poder evitarlo me dirijo a nuestra cabina, a nuestro juego preferido, siento como Elían camina rápido tras mío, pero no me interesa, debo saber si sigue allí, cuando llego caigo en cuenta que no, ya no lo está. En su lugar se encuentra una máquina expendedora de premios.

—¿Quieres jugar? —escucho la voz de mi amigo a mi costado

—No, no te preocupes. Juguemos el de allí —señalo con mi dedo la máquina de aplasta al topo y ambos nos la pasamos descargando nuestra energía en aquel juego.

[Tiempo atrás]

—¡No voy a dejar a mis nietos con esa mujer! ¡Su esposo golpeó a Drancey! ¡Necesitamos hacer algo Cole! —se escuchan los gritos de mamáPau hasta afuera de la habitación

Lucas y yo estamos hace media hora pegados a la puerta escuchando todo lo que está pasando, hace una semana que no vemos a Drancey ni a Lu, su casa está vacía y mi hermano dice que tampoco ha ido al colegio, Emma ha viajado a buscarlos pues dice que tiene un indicio de donde puedan estar. Sin embargo, hasta ahora no hay noticias de ninguno.

—Pondré a trabajar a todos mis abogados, vamos a quitarle la custodia a esa mujer, Lucía y Drancey vendrán a vivir con nosotros —responde papáCole con voz firme. Lucas y yo intercambiamos miradas, ambos nos alejamos de la puerta en cuanto escuchamos pisadas.

Aquello es lo que pasa, al cabo de unos días Emma encuentra a sus hermanos y los trae consigo a casa, los dos se ven destruidos, Lu tiene la mirada perdida y Driss refleja enojo por todas partes, también tiene moretones por todo el cuerpo. Después de unos meses la familia Hellar lo consigue, tampoco es muy difícil pues su madre no hace ningún esfuerzo en ganar la custodia.

En total han pasado cuatro meses desde que empezó esto y ninguno ha querido hablar mucho del tema. Muchas cosas han cambiado, Driss está distinto, no se le acerca a nadie excepto a Lucas y es también con el único con el que conversa, he intentado recuperar nuestra amistad los fines de semana cuando nos quedamos solos y mis hermanos van a nuestra abuela, pero aun así él solo se encierra en su cuarto y solo nos vemos cuando vamos a comer.

—Hoy van a venir tres compañeros a hacer una tarea grupal Pau —habla mi hermano mientras toma limonada de su vaso.

—¿Es cierto Drancey? —inquiere Pau sonriéndole a su nieto, él solo afirma con la cabeza llevándose una cucharada de comida a su boca

—Me pasas la sal por favor —hablo observando sus hermosos ojos oscuros, Driss en completo silencio extiende su mano y me la pasa —Gracias —durante el resto del almuerzo se escucha el mismo silencio que habido en los últimos meses.

Me encuentro haciendo la tarea de la escuela en cuanto escucho el timbre sonar y segundos después la puerta abrirse, bajo el volumen de la computadora, se oyen voces de chicos, aparte de la de Lucas y Drancey, además de la de una chica; abro la puerta y voy al balcón para ver quien se encuentra en la sala del primer piso, es allí donde puedo ver al dueño de cada uno de las voces, hay un pelirrojo casi del mismo tono que mi cabello, pero el suyo es más claro; el otro muchacho es pelinegro al igual que la chica que está a su costado. Mi hermano les sonríe a todos y Drancey hace el intento de verse amable, todos empiezan a caminar hacia las escaleras, yo sigo apoyada en el barandal observando a cada uno de ellos.

NUESTRA ÚLTIMA HISTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora