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El rubio miro a su alrededor sin terminar de entender por qué estaba en aquel lugar.

Miro la imagen en sus manos, no pudo evitar sentir como la ilusión escapaba de sus manos al delinear sutilmente con su dedo la figura que aparecía en ella.

Deslizó su tacto sobre lo que serían las pequeñas manitas de quién pudo a haber Sido su hija en solo un mes más. Sus piecitos, su cabecita.

El dolor crecía a cada segundo obligándolo a cerrar los ojos con fuerza intentando evitar que las lágrimas que querían   asomarse vieran la luz del día.

Apretó su puño tan fuerte que sus nudillos se pusieron tan blancos como la cal sintiendo la impotencia de no poder volver a aquel futuro tan prometedor que ahora no era más que un simple sueño.

Se sentó al borde de la cama con sus antebrazos sobre sus rodillas mirando lo único que le recordaba lo que hace tan solo unos minutos era una hermosa vida que se lamentaban por perder por solo un momento de furia.

En que estaba pensando cuando dejo salir tanta estupidez de su boca.

Aquella mujer que los últimos años lo había amado con el carácter de mierda que a veces se cargaba, quien lo había visto débil y no solo lo había levantado sino lo había protegido hasta que estuviera listo para pelear.

Aquella que eligió amarlo aún con sus defectos, sus gritos, sus celos, sus penas y alegrías.
Miro la foto nuevamente desviando sus ojos a aquella alianza en sus dedos que ahora le quedaba ligeramente más grande.

Por primera vez maldijo el don de aquella mujer deseando no haber provocado que se activará

Pero ya estaba hecho, no sabía si había forma de volver, no lo recordaba ya que los dones que su chica poseía tenían sus secretos aún despues de conocerla y al no ser un don muy recurrente en ella no le pregunto a profundidad como funcionaba.

Ahora debía enfrentar la realidad, sentir que había perdido todo y quedarse a lamentar su perdida no le ayudarían.

Tomo su teléfono para ver el momento en el que ahora se encontraba.

Notando que era el inicio del 2do semestre de su segundo año de la academia.

No tendría sentido sino recordara que fue el momento en el que la ojiazul empezó a llamar su atención.

Aunque no en aquel momento sino hasta el final de aquel ciclo.

Aquel día... Fue cuando la conoció



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