Parte 4
Es extraño, como la aproximación de un final puede unir a un grupo de personas. Mi salón de clase, no es unido, cada quien tiene su grupo y eso nos divide, no nos llevamos mal, pero tampoco sabemos mucho los unos de los otros, pasamos algunos años juntos, pero aun así... nunca fuimos unidos. Hasta que vimos el final cerca, por decirlo de alguna manera. El año escolar termina pronto, otro año escolar está por finalizar.
¿Cuál es el problema? No es como otros años, ya que es nuestro último año. Después de la graduación, posiblemente no nos veamos nuevamente. No veré a muchos de ellos, quizás nunca más en mi vida, no lo sé.
Se acerca el final de una larga etapa, una etapa que me había mantenido en rutinas diarias y actividades cotidianas que desaparecerán, un círculo social que dejara de existir. Se aproxima, para mis compañeros y para mí, el cambio, algo nuevo y desconocido. Y como todo lo nuevo... asusta.
Ese miedo, es a la vez, lo que nos está uniendo, porque sentimos lo mismo, lo puedo ver en sus rostros, en sus risas nerviosas, sus bromas torpes, sus cuerpos que se mueven con nerviosismo y sus respiraciones irregulares cada tantas horas.
¿Qué nos quedan? Unas pocas semanas, menos de un mes... y nada más, pero nos hemos unido para reír, para liberal estrés. Es triste saber que realmente no nos estamos uniendo, solo nos estamos preparando para el final.
Pretendemos que si, solo para fingir por un rato que no viene ese enorme cambio. Solo por nuestra desesperación de querer aferrarnos a esta realidad, a esto seguro, a la rutina, a lo conocido. Nos aferramos unos a otros, gastando fuerzas inútilmente, porque no hay manera de que el cambio no llegue en su momento. Y en su momento, miraremos hacia atrás recordando esto y solo seguiremos adelante con nuestras respectivas responsabilidades.
No sé qué vida deseo tener, los envidio un poco porque ellos parecen estar seguros. No sé que quiero hacer con mi vida, quien quiero ser. Diecisiete años en este mundo y no lo he descubierto, no me he cruzado con mi sueño. ¿Debería enloquecer? Probablemente, pero no quiero. Por alguna razón me mantengo relajado en cuanto a eso.Hay otras cosas que alteran mi mente y me producen el estrés. Como el chico de negro, el bonito niño que crea mi curiosidad. No sé si es menor que yo, pero en mi mente suena bien llamarlo "niño". Lo he visto, a este niño, en varias oraciones en este último tiempo y siempre, cada vez que nos vemos de frente, me sonríe y le sonrió. Es como una manera de saludarnos, es nuestro saludo. No hay más que eso, no se su nombre, no sabe el mío. No le he dirigido palabra alguna y él tampoco a mí.
Por otro lado, más intimo, cada vez que lo veo, tengo el inmenso deseo de que me hable, pero no lo hace, por lo que yo tampoco lo hare. Sin embargo, cuando ya no está en mi radar visual, me arrepiento diciéndome: "¿Por qué no? He perdido la oportunidad".
He de ser sincero conmigo mismo, yo ni siquiera sé si el chico es homosexual, tal vez solo es un agradable chico que me saluda sonriendo. Un chico, que no tiene ni la menor idea de que me he enamorado a primera sonrisa de él.
Porque si, lo he tenido que aceptar, no podía seguir viéndolo e ignorar la emoción, mariposas y ansiedad, el deseo de cruzarlo cuando no lo veo en varios días.
Con solo una sonrisa, me he enamorado de este chico que hace tiempo había visto y solo hace unos meses preste atención, el que un día cruzo mal la calle y me produjo una risa que llamo su atención y su risa. El chico del "saludo sonrisa".Ahora, reunido con mis compañeros, en aquella plaza, después de finalizar el día escolar, me siento nervioso.
Frente a esta plaza, se localiza el parque de skate y en él hay varios adolescentes, entre chicos y chicas, todos con un estilo similar a mi chico de negro.
Tal vez todos sean otaku, visten de negro combinado de algún otro color oscuro, pero el negro no falta, incluso las chicas. Muchas tienen cabellos de color, incluso uno que otro chico lo lleva teñido. Tengo pena de mirar directamente, me niego a hacerlo, si lo veo, no sé cómo reaccionaría.
¿Se sentiría acosado? Es posible que este, es muy posible, demonios... es casi seguro. Podría sentirse acosado si me ve observándolo, no es como si yo hubiera elegido la ubicación para que pasemos una tarde mis compañeros y yo.
Ninguno de ello parece atento o interesado por el grupo de skate, comemos helado y están entretenidos en ello y las historias, bromas y risas. Solo soy yo el nervioso por la posible presencia a algunos metros.
Regañándome mentalmente, echo miradas hacia allí, pero en cada fugaz mirada, no logro verlo. Lo admito, me siento algo decepcionado. Cuando las clases terminen, ya no lo veré. Es loco y estúpido enamorarse de alguien que solo ves cada día en el autobús, o de camino a casa.
¿Por qué termine siendo tan patético? No es como si no tuviera chicos atractivos rondándome, o diciéndome que les gusto, cosas así, pero los he rechazado, porque acepte que me enamore de una sonrisa. La sonrisa de un otaku/skater, demasiado tímido como para acercarse y decir: "Hey, amigo, hola, ¿cómo estás?". Claro, que yo también soy lo suficiente estúpido como para no dar ese primer paso.
Siendo sincero, el chico es un "rarito", así se lo define normalmente. Y para ser aun más sincero... no es mi tipo, no del todo. A eso debe sumársele de que tengo la seria sospecha de que es menor, me gustan mayores a mí.
¿Cómo caer cuando no es mi tipo? ¡¿Y por una sonrisa?! ¡Estoy al borde de la desesperación!
Y no sé si es por la ansiedad de verlo o la incredulidad de saber que me enamore de un chico por su sonrisa, un chico que no es mi tipo y con el que no hay posibilidad, ni siquiera, de saber su nombre.
Repito, el chico podría ser hetero.
Sin embargo, aquí estoy ahora, terminando el día, de regreso a casa, caminando el largo camino a paso lento. Me siento deprimido y triste porque no lo he visto hace unos días. Y no sé, llegare a llamarme idiota yo mismo en unos días si sigo sintiéndome de esta manera.
Me conformo solo con verlo, no más, con eso me sentir feliz y animado. Bien, soy un idiota, pero uno enamorado de un niño, otaku y rarito cuyo nombre no sé. De un chico, de voz gruesa profunda, que viste de negro y tiene una hermosa sonrisa. De un chico, que sabe andar en skate y hace revolotear mariposas en mi estomago sin saberlo.Sí, soy idiota, tan idiota como el tiempo loco, porque hay sol, un cielo casi despejado, con pocas nubes que se van tiñendo de naranja y aun así llovizna. Una fina llovizna, molesta que golpea mi rostro e intento secar.
Me enfurezco más, no me gusta a lluvia, mucho menos una llovizna así de molesta en un día de sol y cielo casi despejado, pero entonces... pasa, lo veo, con el skate en su mano y el caminando a paso lento en medio de un grupo de amigos. Pasa por el frente cuando estoy por doblar una esquina, pero no me ve, no es consciente de mi presencia y pasa de largo con su grupo.
No me ha visto y no me importa. Yo lo he visto, es suficiente. Sonreía, con la llovizna golpeando su rostro, mojando su cabello y aun así sonreía como si nada, sin rastro de enojo alguno. Tan diferente a mí.
Es la primera vez que lo veo con amigos, puedo apostar que irá a aquel lugar en donde vi a tantos de ese mismo estilo. Siento algo de celos, por la presencia de todas esas chicas que estarán a su alrededor.
Me gustaría verlo, ver lo que puede hacer con ese skate, pero eso no será posible, porque estoy a dos cuadras de mi casa, siendo golpeado por una llovizna y sería raro estar allí viéndolo.
Estoy feliz, feliz de solo volver a verlo. ¿Qué importa si no me vio? Simplemente no me importa, yo lo vi y verlo es suficiente para sonreír.
Continuara...
¿Saben quien hace la narración de los dos?
Se los diría si no lo han notado, pero mataría la siguiente historia, por lo que no puedo, se darán cuenta en "El chico detrás de los libros", solo faltan dos partes para terminar esta.
¡Gracias por leer!
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El chico de negro
FanfictionCada día lo veo, pero no lo conozco. No conozco su nombre, su voz, su vida. Sin embargo, cada vez que lo veo, cada día, mi mente puede imaginar todo en cuanto a él. Porque de su soledad, sus ropas negras, su skate...porque de cada cosa que se ve de...