Hermanos

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CAPÍTULO 7

-Sigame por favor.

El señor Hayato, mayordomo desde hacía décadas de la familia Haruno me recibió educadamente, no era la primera vez que veía a los hijos de gente rica ser criados por los empleados, las novelas, películas o historias lo describen como algo normal, aunque no lo es.

La entrada de la casa era espaciosa y nuestros pasos hacían un poco de eco en el suelo laminado, en la casa de mi familia adoptiva la alfombra amortigua el sonido de los zapatos, creí que al estar en Japón tendría que dejarlos en la entrada a donde quiera que fuera, pero estas personas no lo manejan así a pesar de ser japonesas.

Subimos unas escaleras al costado un barandal grueso y del otro lado un muro, el papel tapiz de la pared era de un color marrón claro, con grabados sutiles y delgados, también había cuadros colgados de pinturas renacentistas, podría estar seguro de que eran originales.

-Sakura sama se encuentra sedada -mencionó el hombre- es una mujer muy activa y fue necesario obligarla a guardar reposo, el primer hijo -su hermano supongo -se encuentra con ella ahora mismo.

-Ya veo -respondí, habíamos llegado al final de las escaleras y seguimos por un pasillo que conectaba con una habitación hexagonal, en el centro había una lámpara colgante no encendida, pasamos de ella avanzando por el camino de en medio, sería de mala educación mirar por todos lados, por lo que tuve que disimular mi asombro.

Al cruzar el marco de madera blanca vi una puerta del mismo color con manijas en color plata. Había dos esculturas de aves en cada costado.

-Esta es la habitación de Sakura sama. -el mayordomo hizo una reverencia y agregó -si necesita algo no dude en llamarme.

-Gracias- respondí viéndolo marcharse.

Me extrañó que se retirara sin anunciarme, mientras estaba parado frente a la puerta preguntándome si debería llamar antes de entrar, pero si Sakura estaba dormida tal vez podría despertarla y ni siquiera había visto a su hermano una sola vez, pero ya estaba aquí, no podía simplemente volver por donde vine por no conocer la etiqueta de esta cultura y clase social.

Decidí abrir la puerta silenciosamente, presentarme en voz baja y cumplir mi propósito de visitar a un miembro aliado de mi familia adoptiva.

La puerta no rechino, ni hubo sonido alguno cuando tiré de la manija.

Es por eso que esta persona a la que le quedaba de espaldas, no se percató de mi presencia.

Inclinado en el borde de una cama circular sin propiamente sentarse en ella, estaba observando a Sakura, dormida, palida y debilitada, le acarició la cara con los nudillos, su apariencia era tan frágil, opuesta a la mujer imponente que vi antes.

El ventanal de cristal al costado de la cama dejaba ver el cielo nublado y el aire revoloteando, a pesar del clima la puerta que conectaba a la habitación con el balcón estaba totalmente abierta.

Las luces apagadas daban un ambiente tétrico cuando los relámpagos alumbraban partes específicas en la recámara, volví la vista a este hombre, una versión masculina de Sakura, en sus ojos verdes como los de ella había una mirada feroz a pesar de estar mirando a su propia hermana.

Dirigiendo su mano a la mejilla de Sakura, su pulgar se enterró en su piel con algo de fuerza mientras seguía mirándola sin parpadear, fui hijo único y nunca tuve hermanos para entender el tipo de relación que se tiene con ellos.

Pero ver que la destapó apartando la sábana que le cubría el cuerpo me dio una vibra inusual, Sakura no tenía puesta una bata de hospital, ahora vestía una especie de bata de seda negra, que se embarraba a su cuerpo.

First Be A Woman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora