FINAL

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La última semana había sido probablemente la más hermosa en toda su existencia, Soo Bin estaba viviendo uno de sus más recónditos sueños entre los brazos de Yeon Jun.

Ellos realmente habían estado compartiendo tiempo de pareja, como una pareja normal, sin límites, reglas sociales o demás conceptos que la sociedad deseara imponer sobre su vida.

Hacían el amor en cualquier lugar y a cualquier hora para aprovechar el  momento, tenía algunas marcas en su pequeño cuerpo pero nada de qué preocuparse, a él eso le venía de maravilla.

El pequeño castaño paseó sus dedos por los anchos hombros desnudos del pelinegro abogado y en menos de un segundo ya se encontraba sentado en el regazo del señor Choi, con las piernas enredadas en las caderas ajenas. Yeon Jun evitó resoplar y el castaño sonrió contento mientras le rodeaba el cuello con ambos brazos.

—Aún es temprano—Le reprochó.

Yeon Jun quiso continuar durmiendo, pero, ¿Qué sentido tenía el sueño si tenía a una completa fantasía hecha realidad entre sus brazos? ¿Acaso sus sueños lograrían derrumbar la belleza que Soo Bin derrapaba a cada segundo?, deslizó sus manos en picada por la cintura desnuda de su pequeño acompañante y disfrutó de cada caricia, cada toque y cada sonrisa que el pequeño Soo Bin le brindaba. Contempló el rostro mañanero del mejor amigo de su hijo y recordó al niño castaño con la nariz roja que corría por su casa cuan pequeño.

Pero, esta vez no sintió culpa.

No sintió la necesidad de rasguñarse las manos por desear tocar el cuerpo de Soo Bin.

Esta vez, sólo lo hizo.

Tocó y besó cada retazo de piel que se le entregaba de buena manera, el reloj en la mesilla del hotel anunciaba que ya era hora del desayuno, pero que importaba el desayuno en esos momentos.

Cuando el calor que los dos cuerpos emitían comenzó a arder de forma más explosiva, Yeon Jun tomó el control de la situación.

El resto fue un borrón de besos y caricias calientes entre toques de amor y  lujuria, Soo Bin nunca se había sentido tan fuera de sí mismo, incapaz de pensar y demasiado débil para escapar, se quedó a sentir y desear.

No pudo sentirse en paz hasta que finalmente se dejó caer sobre la dureza del señor Choi, la tranquilidad fue tan abrumadora que la plenitud que sentía su cuerpo se derritió. Él gimió. Yeon Jun gruñó, tirando cada vez más fuerte contra él, deseando quedarse allí por siempre.

Mirando dentro de los ojos oscuros, Soo Bin se movió y, fue tan excitante para Yeon Jun ver los ojos del pequeño castaño entrecerrarse, la forma en que su cabeza se sostenía con su espalda arqueada de una forma tan coqueta y maquiavélica.

Soo Bin abrió las piernas un poco más, logrando ajustar su postura mientras tomaba toda la longitud caliente del señor Choi en su interior, miró abajo y se sintió fascinado por el movimiento de sus propias caderas. Vio las manos de Yeon Jun, tan  grandes y cálidas en sus caderas dirigir el movimiento como él quería.

Los pulgares húmedos de Yeon Jun acariciaron automáticamente los huesos de la cadera del castaño y aprovechó el momento para empujarse aún más contra él, tan duro, tan húmedo y tan sucio. Ninguno de los dos podía respirar con tranquilidad y sin embargo necesitaban moverse más duro y rápido, y pronto el pelinegro se vio a sí mismo golpeando sus caderas para encontrarse con Soo Bin en cada embestida.

 Ninguno de los dos podía respirar con tranquilidad y sin embargo necesitaban moverse más duro y rápido, y pronto el pelinegro se vio a sí mismo golpeando sus caderas para encontrarse con Soo Bin en cada embestida

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¿QUÉ ESCONDE EL SEÑOR CHOI? - YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora