Capítulo 3: Tiempo de calidad ☁️

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Era fin de semana y nuestra querida protagonista estaba alistándose para ir a ver a su hermano menor, quién se encontraba con su madre. Nunca se llevó bien con su madre pero por su hermano podría intentarlo, aunque siempre fallaba. Agarró sus cosas esenciales, como su móvil, dinero y las llaves de su casa. Y otra cosa que también llevaba era gas pimienta, todo se debe a su precaución.

Salió de la mansión y se dirigió a la limusina que la llevaría a la casa de su madre, Kakucho conducía la limusina. El camino fue silencioso, pero fue cómodo, ellos dos tenían algo en común y era que el silencio les encantaba.
Quince minutos después ya había llegado a su destino, se bajó del coche después de agradecerle al de cicatriz por haberla traído. Se acercó y tocó el timbre, después de unos segundos escuchó unos pasos y tan solo un segundo después vió la puerta abrirse, para encontrarse con un señor de unos 50 años.

— ¿Quién es usted? -preguntó Ame, asqueada-

— Pero mira que tenemos aquí, una hermosa jovencita. -sonrió perversamente-

— Ni se te ocurra ponerle una mano encima a mi hermana, maldito viejo. -dijo una tercera voz-

— Eres un aguafiestas, mocoso. -y con eso se fue para el interior de la casa-

— ¿Quién era él, Hanako? -preguntó la mayor, acercándose a su hermano-

— Es el nuevo novio de mamá, pero ella solo lo utiliza por dinero. A parte, es un viejo verde así que ten cuidado. -dijo inquietamente-

— He lidiado con muchos hombres así, otro no es nada para mí. -acarició la cabeza del menor-

— Si tú lo dices... -la miró, con curiosidad- Por cierto, ¿dónde estás trabajando?

— En una mansión. Soy cocinera y a veces limpio, me pagan muy bien y además los jefes son amables, a veces. -le respondió con simpleza-

— De seguro aman tu comida. -dijo con orgullo-

— Obvio que lo hacen, por eso casi siempre soy yo la que cocino. -sonrió tímidamente-

— Bueno, vamos dentro, empieza a hacer un poco de frío. -agarró el brazo de Ame para llevarla dentro y cerrar la puerta- Mamá sigue con su adicción a las apuestas, me va a terminar vendiendo a mi.

— Si lo hace la mato.

— No serías capaz de tocar a una mosca, pero gracias. -sonrió-

— "Si supieras lo que haría por ti, hermanito" -pensó para ella misma-

— ¡Mamá! -le gritó a una señora de unos 40 años, quién lo volteó a ver-

— ¿Qué coño quieres, mocoso? -gruñó al ver a Ame- ¿En serio me trajiste a la perra de tu hermana?

— Cuidado en como me llamas. -avisó-

— Lo que digas, mocosa. -rodó sus ojos, fastidiada- Pero bueno, ¿ya has encontrado trabajo? -preguntó-

— Uno muy bueno, tengo un sueldo de 70.000 yenes al mes. -contestó-

— ¿¡70.000 YENES!? -gritó, estupefacta-

— Si, con eso me sirve para pagar los estudios de Hanako y los míos. -pasó su brazo por los hombros de su hermano-

— Al parecer si que me vas a servir de algo, no como el idiota de mi novio. -contestó mientras sonreía sádicamente-

— No soy un objeto para que me uses cuando quieres. -habló alto-

— Yo te he dado todo, es lo mínimo que puedes hacer. -intentó manipularla-

𝐋𝐀 𝐒𝐈𝐑𝐕𝐈𝐄𝐍𝐓𝐀☁️ | 𝐁𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍 𝐗 𝐅𝐄𝐌! 𝐑𝐄𝐀𝐃𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora