Capítulo 9: Recuerdos ☁️

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Hay tantos recuerdos que ella quiere olvidar, quiere sacarlos de su mente, quiere que estos desaparezcan, pero sabe que por más que lo intente, estos la perseguirán hasta su muerte.
No se lo merecía, una niña de 6 años estaba destinada a tener su infancia llena de colores, ¿o no? Porque la infancia de Ame Hiroko no fue así, su infancia en realidad fue uno de los abismos más grandes que he logrado ver, que mucha gente ha logrado ver. Por más que ella quiera sacarlos de su mente le era imposible, hubo un momento en el cuál aceptó que su destino era estar sola y no merecía la felicidad, que todo lo que le pasó se lo merecía.

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— Ame.

— Mhm...

— ¿Crees qué en alguna otra vida hubieses sido feliz? -preguntó el chico-

— No lo creo, lo sé.

— ...

— Ya te comenté que mi infancia no fue la mejor. Incluso muchos me preguntaban que como he sido tan fuerte... Ni yo lo sé. -dijo en un susurro admirando la luna llena-

— ¿Has hablado de esto con alguien más?

— Sólo contigo, Mikey.

— Aquí estás segura.

— Lo sé.

— Nada ni nadie podrá lastimarte, te lo prometo, mamá...

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— Señorita Ame. -llamó una de las mucamas-

— ¿Mhm? -la miró de reojo mientras cocinaba-

— ¿Usted está en una relación romántica con el jefe? -paró de echar la sal para ver a la joven, sorprendida por su pregunta-

— No. Solamente cumplo un rol y es ser una mucama normal y corriente. Qué me vean con el jefe de una forma cercana no quiere decir que esté saliendo con el, es más, le veo como un hermanito menor. -agarró la harina-

— ¿Cómo un hermanito menor? -preguntó susurrando-

— O como un hijo. Mikey es un niño en un cuerpo de adulto, así qué debe ser atendido y tratado como uno.

— Ooh... No sabía. -susurró, apenada por su pregunta-

— Es normal no saber algunas cosas, pero procura informarte un poco más antes de preguntar. -le sonrió-

— Está bien. Lamento haberla incomodado.

— No te preocupes, querida.

•Tres horas más tarde•

Ame se encontraba en su cuarto ordenando algunas cosas que le quedaban por colocar. No era tonta, sabía que su madre rebuscaría en sus cosas para tener al menos una pista de cómo y dónde conseguía el dinero que ganaba en su trabajo, así que un día por la noche se coló en su casa y se llevó todas sus pertenencias. El robo fue denunciado a la policía pero poco le importo, solamente envío una carta anónima, diciendo que era la hija de la señora que había presentado la denuncia del robo, y solamente dijo que fue ella quien se llevó las cosas ya que tenía cosas personales que su madre no dudaría en ver, así que prefirió colarse por la noche en la casa y llevárselas. El caso fue cerrado justo al día siguiente.

Sacó un marcapáginas con flores disecadas, concretamente margaritas. Al ver eso un hermoso recuerdo se le vino a la mente:

(Flashback)

— ¡Ame-nii!, tengo algo para ti. -gritó un niño de 7 años corriendo hacia su hermana-

— ¿En serio? -el niño asintió- Es muy dulce de tu parte, Hanako, ¿qué es?

— Es un ramo de margaritas. -lo sacó de detrás de su espalda- ¡Me recuerdan a ti!

— ¿Y por qué? -preguntó mientras agarraba el pequeño ramo con su mano, mirándolo con ternura-

— Tu cabello es blanco como sus pétalos. -dijo, sonriente-

— Ooh, es cierto -rió levemente-. Son hermosas, Hanako. ¿Qué tal si vamos a casa y las ponemos en un jarrón con agua? -extendió su mano-

— ¡Si, si! -agarró la mano de su hermana, empezando a caminar- ¡Van a ser una flores muy bonitas!

— De eso no dudes, enano. -le sonrió- Deberíamos darnos prisa, madre estará por llegar.

— Mhm... -hizo un pequeño puchero- No me gusta que mamá esté en casa...

— A mi tampoco, pero aunque no nos guste es así. -dejó de caminar para cargar a su hermano en brazos y continuar su camino- Sólo no la hagamos enojar, con eso debería de bastar para que la casa este tranquila.

— Bueno... -apoyó su cabeza en el hombro de la mayor- ¿Podrémos ir a ver a Tora?

— Mhm... No lo sé...

— ¿Él está bien? -preguntó-

— ... -Ame no contestó, simplemente le miró y volvió a dirigir su vista al frente-


Fin del flashback


Así es, Ame conocía a Kazutora desde que era una niña. Nunca se le olvidará cuando esté la protegió de unos ancianos que la estaban por violar en un callejón sin salida. Era un poco extraño, ya que lo conoció cuando ella tenía 5 años y el tenía 10.

Ahora se preguntaba donde se encontraría él, una de las mejores personas que conoció en su vida. Sonrió sabiendo que él era feliz con lo que estaba haciendo y se estaba divirtiendo con sus amigos. Hacía años que no se hablaban, seguramente pasaron más de 10 años desde la última vez que intercambiaron palabras.

Dejó esos recuerdos de lado para concentrarse en su quiero hijo adoptivo, que estaba demasiado cómodo en este momento en su cama, este estaba durmiendo mientras abrazaba una pequeña almohada. Ame lo miraba con una expresión neutra, por su culpa tenía el cabello revuelto, pero nada que un cepillo no pudiera solucionar.

Sonrió viendo como él dormía tranquilo y sin poder evitarlo se acostó en la cama con él, abrazándolo de una manera protectora y cariñosa al mismo tiempo.

𝐋𝐀 𝐒𝐈𝐑𝐕𝐈𝐄𝐍𝐓𝐀☁️ | 𝐁𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍 𝐗 𝐅𝐄𝐌! 𝐑𝐄𝐀𝐃𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora