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El mayor lo tomó de la muñeca y lo llevó -en otras palabras, lo arrastró- fuera de la pista y del salón en sí.

—Ju-jungkook, ¿Dónde me llevas?

Lo único que Kim obtuvo fue silencio. Sus ojos reconocían el lugar por donde se estaban metiendo como si fuera su propia casa, pero no entendía que harían allí.

» —Jungkook...

Lo soltó en cuanto estuvieron dentro. El  salón de utilería para teatro, estaban prácticamente detrás de la fiesta. Detrás del escenario.

El peli-negro lo miró, sus pupilas estaban dilatadas. Taehyung había leído una vez sobre ello... Se puso tímido en cuanto recordó lo que significaba.

» —¿Qué hacemos aquí?

—¿Sabes, Tae?—tomó asiento en un pequeño sillón, frente al peli-castaño—. No soporto que me griten, lo odio tanto. Golpearía a cualquiera por eso.

—Incluso a... Bogúm—susurró con algo de duda.

El mayor asintió. Si, incluso a su gran amigo le había dejado el labio roto de un puñetazo hace un par de días.

—Pero tú, maldita sea, yo jamás... Nunca podría golpearte. Y vi el miedo que me tienes en tus ojos—la sonrisa amarga que le dedicó, rompió al menor por dentro.

—E-eso no es así.

—Y entiendo que tengas miedo, para muchos soy alguien detestable. Pero ser Jeon Jungkook no es fácil, ¿Sabes? Ser el malo siempre, se siente bien, pero no me gusta, y no sé cómo salir de ahí. No tengo amigos de verdad, nunca pude tener una relación estable... Jamás me han dicho algo por San valentín, ni siquiera navidad...Y y-yo hoy solo quería ser un poco normal, Ta-Tae.

—Oye, Jungkook, escúchame—se acercó a él, sentándose en el apoyabrazos, y lo tomó del rostro—. Sí, sentí celos de Roseanne. Estuve muy mal al gritarte así. Y si, Kook, sentí miedo, pero no te temo a tí. Le temo al recuerdo de Bogum burlándose de mí y luego abofeteandome, de Jimin pateandome en el suelo, de Bangchan obligandome a meter la cabeza en la taza del inodoro—una pequeña lágrima rodó por sus mejillas, y sonrió—. Pero no podría tenerte miedo ni aunque fueras el mismo diablo.

Las frías manos de Jeon tocaron las de Tae en sus propias mejillas, suavemente.

—¿Puedo besarte?

Kim se relamió los labios, y aún nervioso, asintió con la cabeza mientras tímidamente se acercaba un poco más su rostro al del mayor. Jungkook bajó las manos, como tantas veces lo había hecho esa noche, hasta la bonita camisa blanca del chico y tiró de ella para lanzarce a sus labios de una vez por todas.

» —Sabes a fresa—murmuró el mayor, sonriendo sobre los labios contrarios—, me encanta.

—E-es labial—aclaró, por alguna razón. Nervios tal vez.

—Me gustaría besarte hasta quitartelo entonces—susurró, disfrutando de la timidez del otro—, pero quizá lo dejamos para después. Deberíamos volver a lo que estábamos por hacer—le guiñó un ojo.

El menor era un manojo de emociones que no entendía, y nerviosismo.

(...)

Volvieron a la pista justo cuando los animadores hablaron desde la cabina. El peli-castaño dejó el saco en una silla, y se quedó quieto para oír qué decian.

Y ahora, para todos los enamorados, comenzamos con la sección de lentos románticos.

—¡Recuerden que las mejores parejas, las más dinámicas, tendrán obsequios especiales elegidos por sus profesores!

V-alentine's day (KOOKTAE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora