𝗘𝗹 𝗖𝘂𝗲𝗻𝘁𝗮𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀 𝘆 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻 𝗺𝗮́𝘀

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Todas las mañanas y todas las tardes antes de anochecer, en la plaza del pueblo había una persona que se dedicaba a hacer pequeños shows para entretener a niños contando cuentos.

Realmente no había nada detrás de esto, solo era una persona que disfrutaba ver como los niños se divertían escuchando sus historias y también se le hacía chistoso ver como los padres por fin podían tener un pequeño descanso.

El tan famoso Cuentacuentos era nada más y nada menos que Huachimingo.

En los días, antes de entrar a su jornada laboral como camarero de mesa y a veces tocando música junto a Policarpo en la taberna, él iba a la plaza de Titirilquén y preparaba algunos materiales en un escenario de madera que había en la plaza para entretener a los más pequeños.

Él siempre tuvo habilidad para inventar historias.

En ciertas partes de las historias hacía pequeñas pausas y les hacía preguntas a los niños en una forma de interactuar con ellos y que ellos se pudieran entender mejor la historia y también para responder sus dudas. Al final del día, él terminaba tan feliz como los niños que habían escuchado las historias.

Le encantaba compartir sus cuentos pero generalmente los adultos no estaban interesados en escucharlos pero descubrió que los niños si ¡Ellos si que eran un buen público!

Cuando conoció a Mario Hugo, a veces se le unía para contar los cuentos entre ambos.

Una tarde estaba contando un cuento bastante conocido en la zona, hizo una pequeña pausa para preguntarles a los niños cosas sobre lo que avanzaba el cuento y los niños le hacían preguntas a él.

—¿Quién quiere preguntar esta vez? ¡Sin vergüenza! Si se van a avergonzar de algo, que sea de algo como lo que hizo el Caballero Augusto porque ¡Uy lo que hizo..!— exclamó Huachimingo mientras agitaba una mano de forma dramática, causando algunas risas de los pequeños.

—¿Qué hizo la princesa Gianella al enterarse de todo?— preguntó una pequeña niña.

—A eso mismo iba; mientras tanto, en el castillo de Aftermoon estaba la princesa Gianella..

—¡La princesa Gianella estaba recién enterada de tan preocupante noticia, estaba que explotaba de los nervios!— un jóven de piel morena subió al pequeño escenario de madera de un salto, asustando a todos, incluyendo a Huachimingo.

—¿Quién eres tú y qué haces aquí? Este es MI show— susurró Huachimingo mientras se ponía al lado del individuo para disimular.

—Soy Dante Torobolino y adoro este cuento, me lo sé de memoria ¿Lo podemos contar juntos?— respondió el contrario susurrando de igual manera con gran emoción. Huachimingo aceptó la propuesta y ambos siguieron contando el cuento entre los dos.

Cuando terminaron dieron una pequeña reverencia y recibieron aplausos emocionados de parte de los niños de regreso.

Luego de unos minutos, los niños se empezaban a ir a sus casas o eran acompañados de sus padres mientras Huachimingo guardaba algo de material que había usado para los cuentos de esa tarde.

—... Huachimingo ¿Verdad?— Dante se veía nervioso.

—¿Mm? Oh si, soy Huachimingo, el Cuentacuentos del pueblo y por la noche camarero de la Taberna 31— Huachimingo había terminado de guardar las cosas en un bolso de hombro. Antes de irse analizó un poco a Dante, no se había dado cuenta de su vestimenta.

Tenía unas gafas de protección personalizadas, un overol de color oscuro, un cinturón con distintas herramientas un tanto inusuales, unos bototos (busquen en google si no saben sjks), una polera/camiseta blanca algo desgastada y un bolso de hombro hecho de cuero.

𝑻𝒂𝒃𝒆𝒓𝒏𝒂 𝑿𝑿𝑿𝑰  [31 𝗠𝗶𝗻𝘂𝘁𝗼𝘀 𝗔𝗨]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora