recuerdos de vietnam (parte 2)

83 3 3
                                    

Narra Pablo

Po mira pisha, el Austin y yo estábamos atrapados en unos tanques llenos de un líquido extraño y teníamos varios cables conectados a nuestro cuerpo. Lo único que recordaba era que la rata esa me había partido la cara. Entonces, recordé que Cobadonga (t/n) había quedado inconsciente, pero no había no dejó rastro y tampoco estaba en la sala. Mis pensamientos de pingüino drogadicto se vieron interrumpidos por el Mickey Mouse, que entró en la habitación y se detuvo frente a mí. 

Mickey Mouse: Y bien, ¿Pablo el pingüino? ¿Qué vas a hacer ahora?

Pablo: Cagarme encima, que no veas lo estreñido que estoy, pisha.

Mickey Mouse: No creo que haya tiempo de cagarla, porque dentro de muy poco te convertirás en un personaje de Disney... si no me crees, mira a tu amigo.

Me giré y pude ver como Austin se estaba convirtiendo poco a poco en una caricatura en blanco y negro, pero no en una cualquiera... se estaba convirtiendo en Mickey Mouse. Traté de escapar del tanque, pero fue inútil, era demasiado tarde...

Narra t/n

Uniqua y yo corríamos por los pasillos del estudio hasta que pudimos escuchar la distorsionada voz de Mickey Mouse no muy lejos de donde nos encontrábamos. La puerta de la sala parecía estar cerrada con llave. Uniqua me apartó de un empujón y lanzó una granada. Logramos desplazarnos entre el humo y estuve a punto de liberar a Pablo, pero Mickey Mouse me vio y me agarró del cuello. Mientras soltaba gritos de gaviota, miré a Pablo con una mirada desesperada. El pingüino, sacándose un power-up del culo, rompió el tanque y se abalanzó sobre Mickey Mouse, tirándole al suelo.

Pablo: ¡Sacad a Austin! ¡Yo me ocupo de la rata!

Uniqua y yo obedecimos y rompimos el tanque de Austin, quien había quedado prácticamente consumido por Mickey.

La rata mamadisima lanzó a Pablo y se acercó a mí bastante enfadada. Yo comencé a disparar sin ton ni son. Mickey Mouse quedó bastante herido, pero igualmente siguió acercándose. Estaba a punto de matarme cuando Austin recobró la conciencia y saltó encima, mordiendo el cuello del ratón y acabando con su vida en cuestión de minutos.

Austin parecía agotado, así que me acerqué a ver como estaba, pero al colocar mi mano sobre su hombro se abalanzó sobre mí, tratando de comerme la cara. Uniqua trató de detenerlo, pero acabó siendo devorada por Austin. Cuando el canguro o lo que sea se giró, pude ver que estaba llorando, aún quedaba un rastro del antiguo Austin en su interior.

Austin volvió a atacarme, pero esta vez pude defenderme. Yo trataba de hacerlo entrar en razón, pero poco a poco el Austin que yo conocía iba desapareciendo. En un último forcejeo, Austin acabó atravesando mi pecho con su mano. Yo escupí sangre y caí al suelo. Pablo vio desde la distancia todo lo que había ocurrido sin saber qué hacer, tenía miedo. Justo cuando Austin fue a matarme, Pablo intervino.

Pablo: Illo... pishita, por favor, detente... no quiero tener que matarte...

Austin no respondió.

Pablo: Eres mi mejo, bro, ¿no te acuerdas? Tú eres mi bestie #506...

Austin miró a Pablo con lágrimas en sus ojos.

Austin: Mátame... es la única salida...

Pablo: No puedo hacerlo... pishita, por favor, podemos encontrar una cura...

Austin: No... ya es tarde...

Yo no sabía que hacer, pero comenzaba a ver borroso. Austin se giró hacia mí. 

Austin: T/n... por favor, cuida de Pablo...

Austin agarró una pistola de Uniqua y se disparó en la cabeza, muriendo al instante y, casualmente, accionando una granada. Pablo no dudó en actuar y me ayudó a levantarme para más tarde salir corriendo. Los dos corríamos por el estudio para no acabar hechos mierda y, afortunadamente, conseguimos escapar.

Nos encontrábamos frente a un bello paisaje, era un precioso atardecer. Pablo y yo nos miramos y sonreímos como subnormales. Poco a poco nos íbamos juntando más hasta que acabamos besándonos. Fue, definitivamente, lo más bonito que me ha pasado en la vida, aparte de cuando me llegó un mensaje de mis padres diciendo que ya habían comprado perro a la comida hace unos días y que estaban volviendo a casa. No me dio mucho tiempo a pensar ya que cerré los ojos y... todo acabó. Me había ido con Diosito. Lo último que pude escuchar fue a Pablo gritando mi nombre, por primera vez no me había llamado Cobadonga.

Narra Pablo

Habían pasado varios días desde la muerte de t/n, los cuales habían sido una mierda. Había perdido a la única persona a la que he amado en mi vida. Me encontraba frente a la tumba de t/n, dejé unas cuantas flores y una gaviota muerta para hacer referencia a sus gritos. De repente, un payaso me tocó el hombro y, cuando me di la vuelta, vi a Toretto. 

(Gente, este es el final de esta bella historia, moito gracie por leerla y por esperar 5 meses para que subiera capítulo xd. Espero que os haya gustado y aprovecho para haceros spam pq ando escribiendo más fanfics aparte de este así que o los leéis o Pablo va a vuestras casas y os jala las patas uwu.)

Pasión de Gavilanes: Pablo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora