con una marca de una cachetada en su mejilla, el pelinegro descendía las escaleras de la entrada de su casa y se encaminaba al parque con el objetivo de conseguir paz en el tormento que se había apoderado de su cabeza.
sabía que haberse atrevido a defenderse de su padre le iba a costar caro, pero nunca espero que su madre le cobrara la cara cuenta de lo que hizo.
con doce años, solo deseaba despertar y ser uno de aquellos niños que amanecían con el desayuno hecho y palabras llenas de afecto por parte de su familia, ir a la escuela y recibir halagos de sus padres y profesores, salir a la plaza con la meta de pasarla bien con sus amigos y reír hasta verse en la obligación de sostener su estómago. pero no, él solo tenía derecho a alimentar su cuerpo una vez al día, solo iba al colegio cada que sus padres se despertaran temperano, y amigos... ¿siquiera esa palabra existía en su diccionario?
━ arrugar tanto el ceño te provocará arrugas.
al menos contaba con el jovencito que disfrutaba hacerle preguntas estúpidas y molestarlo, logrando arrebatarle sonrisas cada tanto.
lo miró de mala forma y prosiguió con los pensamientos que ahuecaban su corazón a cada segundo.
━ ahora que lo pienso... no sé tu nombre ━ jay se dió cuenta de que no tenía conocimiento acerca de cómo se llamaba el niño que pasaba las tardes al lado suyo callado mientras él ilustraba los árboles que capturaban su atención.
━ jungwon ━ dejó salir el pelinegro en un bajo murmuro, inaudible debido a los niños alrededor suyo pasando un buen rato.
━ ¿qué?
━ me llamo jungwon. ¿y tú?
así que jungwon era el nombre del niño que atrapó su curiosidad desde el momento que lo visualizó con sus piernas en su pecho y su cabeza direccionada a los mismos árboles que él dibujaba en sus blancas hojas.
━ jay. mi nombre es jay, jungwon.