III.

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—Daemon estoy asustada —Reconoció Rhaenyra. Se vistió ella misma para ahorrar tiempo, miró su anillo en su dedo y Daemon le tomó la mano para darle un beso en el lugar donde tenía su anillo.

—Nada hará que te separes de mi lado, te lo juro. —El hombre le sonrió y acarició su rostro —No creo que Viserys venga con intenciones de llevarte a la fuerza, han pasado varios días desde que llegamos.

—Sé que no permitirás que me lleven lejos. —Rhaenyra se acercó a él y depositó un suave beso en sus labios. Su esposo tomó su mano y fueron juntos al puente de la entrada de Dragonstone.

Rhaenyra se sorprendió al ver que solo venía Viserys, esperaba muchísima gente pero solo lo acompañaban dos de sus guardias reales y una pequeña comitiva. Ella no sabía qué decir o hacer, sentía que ninguna palabra podía salir de su boca, sentía vergüenza de solo mirarlo, se sentía culpable por lo que había hecho, sentía que había traicionado la confianza de su padre. Apretó la mano de Daemon nerviosa y levantó la mirada cuando ya supo que la comitiva estaba frente a ellos para sólo encontrarse con la mirada llena de cariño tan conocida para ella.

—Oh, mi niña, mi pequeña niña —Viserys pasó derecho a abrazar a su hija ignorando la presencia de su hermano ahí. Viserys sonreía más relajado luego de ver a su hija, la última semana y media lo había puesto muy mal pero sentía como recuperaba fuerzas luego de asegurarse de que se encontraba bien.

Daemon por su parte notó como su hermano respiraba aliviado abrazándola. No se ofendería porque lo ignoraron, entendía que su esposa era la luz de la vida de su hermano, su niña, su única niña. Y él se la había arrebatado. Sabía que más tarde tendría que tener una conversación con su hermano y darle más explicaciones de lo que había pasado.

El rey soltó suavemente a su hija aún manteniendo la sonrisa de su rostro y se dirigió primero a su hija —Me alegra mucho que estés bien, Rhaenyra, ya eres toda una mujer. Yo sabía que lograría casarte en algún momento, pero jamás se me ocurrió que estas serían las circunstancias y mucho menos me esperaba quien sería tu esposo. —Viserys suspiró viendo de reojo a su hermano —No estoy enojado contigo, pero yo como tu padre tenía que estar en ese momento y me duele no haber estado presente.

Rhaenyra asintió aguantando las lágrimas, solo le quería pedir perdón por haberle quitado ese momento tan importante en su vida. —Lo siento mucho, también me habría gustado que hubieses estado pero era la única opción.

—No era la única opción, Rhaenyra. Pero ya nada de eso importa, tranquila mi niña. —Viserys mantuvo su semblante tranquilo, suspiró y le acarició el cabello. Se giró hacia su hermano y Daemon lo miró de regreso.

—Hermano. Me alegra verte aquí, me imaginaba que debías estar preocupado por Rhaenyra.

—Pues sí, mi hija desapareció cuando se supone que estaba dormida y en mi propio castillo —Lo regañó. Pero luego el rey suspiró pesado y lo felicitó con palmadas en el hombro —Aún así, los felicito por su matrimonio, espero que tengan uno muy feliz como el que tuve con Aemma. Ya hablaremos nosotros dos más tarde.

Daemon asintió, conocía lo suficiente a su hermano para saber que se estaba aguantando de regañarlo y que seguramente esa conversación sería intensa. Pensaba en lo sobreprotector que era Viserys como padre, no se lo quería ni imaginar como suegro.

Rhaenyra hizo notar que seguían en el puente e hizo pasar a todos hacia la casa ancestral. Acomodó a su padre en la mejor habitación mientras pensaba en lo bueno que era que hubiese ido solo. Alicent no le desagrada del todo, y de hecho la nueva esposa de su padre tampoco la trataba mal, pero le seguía resultando incómodo como había pasado de ser su amiga para después ser el reemplazo de su madre. Había notado que si bien su padre había llegado muy cariñoso con ella no lo había sido tanto con su esposo, por lo que se preguntaba si todo estaría bien mientras hablaban a solas en la Torre del Tambor de Piedra, donde se encuentra la habitación de la mesa tallada de Aegon en los días anteriores a la conquista. Es decir, se encontraban en un lugar donde no cualquiera entraba y eso ya dice suficiente sobre lo que debían estar discutiendo.

Shameless | Rhaenyra x Daemon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora