¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
《ꕥ✦꧁꧂✦ꕥ》
Bill.
—Ustedes, ustedes hicieron esto —nos señala con enojo la señora K— Saben lo delicado que es.
—Nos atacaron se-señora K —aclaro.
—No intentes culpar a nadie más —farfulla cerrando la puerta del auto luego de que Eddie se subiera.
—Tal vez a un payaso loco asesino —murmura Lana entredientes.
—Déjeme ayudarla —Bev se acerca para recoger las llaves del auto que se le habían caído a la mujer.
—¡Atrás! —ordena la señora— He oído sobre ti, srta. Marsh y no quiero cerca de mi hijo a una...
Lana aparta a Beverly poniéndose frente a ella y mirando desafiante a la mujer.
—Mucho cuidado con lo que va a decir, señora Kaspbrak —enarca una ceja mientras la mujer regordeta se queda en silencio.
—Sra. K, yo... —no logro hacer que las palabras salgan y ella me interrumpe.
—¡No! Son todos monstruos, todos ustedes —nos señala con enojo— Y Eddie no saldrá con ustedes nunca más ¿Oyeron? Nunca más.
La señora K dio la vuelta y se subió al auto encendiéndolo y yéndose por la calle mientras nosotros lo veíamos alejarse en silencio.
Al salir de Neibolt vinimos a la casa de Eddie y su madre se había puesto como loca la ver que tenía un brazo roto, entendía su enojo, lo hacía pero ¿Acaso no se daba cuenta que todos estábamos heridos y sucios?
Ben tenía una herida en su estomago que seguía sangrando y Lana tiene unas marcas de manos en el cuello pintándose violetas y el tobillo hinchando y rojo, nos había explicado que se había lastimado el pie bajando las escaleras para ayudar a Eddie.
Desde hace unos minutos no dejaba de tocarse el cuello y hacer una mueca de dolor y ni siquiera era capaz de afincar correctamente el pie, supongo que ahora que la adrenalina del momento se había ido, sus heridas comenzaban a dolerle.
—Vi el pozo —hablo girándome hacia los demás al perder de vista el auto— Sa-sabemos donde está y la próxima vez, estaremos mejor preparados.
—¡No! —grita Stanley— No habrá próxima vez, Bill. Estás loco.
—¿Por qué? —se gira Bev— Todos sabemos que nadie hará nada.
—¡Casi matan a Eddie! —exclama Richie— Y miren a este desgraciado ¡Se está desangrando! —señala a Ben luego me mira— ¿Qué hay de Lana? ¡Por poco no la volvemos a ver Bill!
