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Ao'nung 

Eso de que solo mi hermano sabía sobre nuestra relación terminó mucho antes de lo que esperabamos. A este paso, con lo descuidados que eramos, en especial yo. Todos ya se habrían enterado, nuestros padres incluidos.

Neteyam y yo nos encontrabamos fuera de nuestro lugar, mi antiguo refugio. Siendo que está lejos de todos solo nos encontrabamos nosotros dos, Neteyam checaba de vez en cuando que nadie viniera. Yo me relajé, en todo el tiempo que llevaba en aquel lugar nunca nadie se había acercado, no tenían necesidad de ir así que no había peligro, o eso imaginé. 

Neteyam se encontraba en mi regazo, jugando con mi cabello mientras que yo tenía mis manos en su cintura, acariciando de vez en cuando la zona con mis pulgares. 

-Sigo pensando que es mala idea estar así, ¿y si alguien viene? No tendremos suficiente tiempo para cambiar de posición. - No podía ver su cara gracias a que mantenía mi cabeza en su pecho pero sabía que se encontraba con un puchero gracias al tono infantil que usó. 

-Para eso estás tú, solo vigila. - Neteyam se alejó un poco y me miró ofendido, solté una carcajada. Me eché un poco hacia atrás, aún sosteniendo su cintura con fuerza evitando que cayeramos. - Perdón. - limpié una lagrima que intentaba salir de mi ojo. - No te preocupes, - besé su mejilla- nadie viene por aquí, ya lo deberías saber con la cantidad de veces que hemos venido por aquí. 

Rodó los ojos y puso su cabeza en el hueco entre mi cuello y mi hombro, dejándola descansar ahí. Acaricié su espalda y nos quedamos así, como hacíamos siempre. 

- ¿Tienes sueño? - pregunté en voz baja, aún acariciando su espalda.

Mi arándano se apartó un poco y asintió. Sus ojos pequeñitos por lo adormilado que se encontraba. Pronto tendríamos que ir a comer, no podíamos dejar que todo el mundo (me refiero a su padre) se diera cuenta que había estado dormido, estupidas reglas de ser siempre un soldado listo.  

Mis manos dejaron su cintura y se posaron en sus mejillas, pasando mis pulgares por debajo de sus ojos, Neteyam ya sabía lo que eso significaba, hizo una mueca de disgusto. 

- Perdón. - reí un poco y me acerqué a su cara para dejar un besito en sus labios, uno se convirtieron en cinco. Esto hizo que mi pareja se riera, despojándose del sueño que tenía unos minutos antes. 

Colocó sus manos en mi quijada y me acercó de nuevo, esta vez para besarme bien, movió sus labios encima de los míos, y gustoso seguí el movimiento. 

- chicos... - escuchamos detrás de nosotros. Neteyam se alejó rapidamente, en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba parado mirando a la persona que nos había interrumpido, con una cara de preocupación. Pidiendo que yo hiciera lo mismo. 

Con molestía me paré, limpié un poco mis piernas y volteé para ver a la persona que se había atrevido a interrumpir el momento. 

Rotxo

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