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Melanie despertó con el sonido de la lluvia, notó que había luz, por lo que supo que no era muy tarde. Se desperezó, se colocó su kimono del hotel, y abrió uno de los paneles, maravillándose con la terrosa y verdosa vista del enorme jardín.

Los días así le fascinaban, estar en compañía de un libro y una taza de té en su cama, sintiendo el aroma a tierra mojada. Llamó a recepción y pidió el desayuno, sin ganas de levantarse y vestirse, aunque en verdad temía verse sorprendida por Harry Styles nuevamente.

El cielo estaba gris y si hubiese planeado mejor, habría tratado de coincidir con días soleados para poder pasear por los distintos monumentos del lugar, pero aquello era parte de la aventura. Esos eran viejos hábitos.

Desayunó pensando en su vecino de enfrente, ocasionalmente echando un vistazo en dirección a su habitación, el alto hombre extravagante, con el ceño fruncido y ojos turquesa había causado una impresión. Era un hombre muy guapo, con un magnetismo tan intimidante como su personalidad. Quería huir de él, pero estaba terriblemente atraída al mismo tiempo.

Su mente volvió a vagar en el pasado, tratando de recordar hace cuánto tiempo que no se tomaba vacaciones y porqué. No había querido el año anterior porque la pequeña empresa se sostenía casi por completo gracias a ella, estando enferma una de sus socias. Era una pastelería adorable que dirigían ella y Aline. Cuando Aline falleció por su enfermedad, su hermana Natalie tomó el lugar, y tenían a diez personas trabajando en el local actualmente. Ella estaba en la oficina constantemente buscando formas de modernizar su negocio a través de internet, manejando las Redes Sociales, atrayendo clientes con innovadoras promociones en línea. Le encantaba sentir que la necesitaban, entonces cuando le dijeron que ya no era necesario que fuera todos los días y que contaban con suficiente personal en la cocina, ella decidió encontrar una manera de continuar siendo importante. La pastelería seguía creciendo, ya que sus gestiones en internet habían funcionado perfectamente. Le gustaba la organización del lugar, le gustaba que todos se llevaran bien y se consideraba una líder notable, mientras Natalie sólo aparecía para la reunión mensual. Tampoco la culpaba, había estado terriblemente deprimida por la pérdida de Aline.

Antes de eso había trabajado como mesera en un restaurante y no se había permitido tener vacaciones porque tenía enormes facturas que pagar después del fallecimiento de su abuela. Y definitivamente no continuó funcionando después de que demandó a su jefe por abuso. Lo lamentaba por todos sus compañeros, esperaba que se le quitara el cargo y fuera preso, no que cerraran el local. Como Ryan, su antiguo jefe no contaba con la suma de dinero para pagar la indemnización, le dio parte del dinero y el local en forma de indemnización. Era como si estuviera destinado a suceder.

Su mente viajó más atrás, pensando en su abuela enferma. Recordaba a su madre, muy poco, porque ella era una persona viajera y libre, y ni su propia hija hizo que se quedara en un lugar. A la edad de 6 años, después de viajar con su madre en una caravana, aterrizó en los brazos de su abuela, quien era una señora de edad y comenzó a cumplir el rol materno. A los 17 años su abuela enfermó de neumonía, Melanie dejó la escuela, y se puso a trabajar ya que ahora lo poco que tenían se usaba en remedios y en el hospital. Sus turnos eran muy largos, pero como trabajaba cerca, en sus descansos podía ir al departamento en su bicicleta para poder darle de comer y asistirle en su convalecencia. A veces ella no alcanzaba a comer, pero siendo joven su cuerpo no se resintió.

Un día al llegar de su trabajo, la encontró helada y tiesa. En pleno estado de negación, llamó a los paramédicos, pensando que simplemente estaba inconsciente. No se atrevió a tomarle el pulso, o a sentir su respiración. Los paramédicos se lo dijeron lo más suave posible, y después de mucho lo que parecieron horas, su abuela no estuvo más en el pequeño departamento que compartían, y su cuerpo se marchó a la morgue.

Un amor, un tormento. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora