ˢᵃᵛᵉ ʸᵒᵘʳ ˡᵒᵛᵉ / 𝐬𝐮𝐚𝐲𝐞𝐨𝐧

[ 14 ]

Siyeon, quien pasa cada momento de insomnio en presencia de Bora, por supuesto había imaginado besar a Bora. Ser besada por Bora. Ser despertada con sus besos de papel. Besarla perezosamente incluso cuando ambos están agotados hasta los huesos, tambaleándose al borde del sueño, y sin embargo no se duermen porque no pueden evitarlo.

Oír esto de Bora hoy especialmente... es insoportable.

La mano de Siyeon se desprende de la cintura de Bora, pero ésta sigue sujetando a Siyeon con sus brazos alrededor del cuello, acercándola lo suficiente como para que sus narices se toquen.

Con la respiración entrecortada, Siyeon se aparta, para verse obligada a mirar de nuevo los ojos escrutadores de Bora.
"¿Quieres besarme, Siyeon?"

Claro que si. Millones de pensamientos pasan por la cabeza de Siyeon entonces: no estamos completamente sobrios. Seguramente piensa que le gustan las mujeres y quiere descubrirlo. No quiero apresurar ese proceso.
¿Estas haciendo esto para probar algo? No quiero ser tu experimento. Nada entre nosotros será lo mismo si hacemos esto a propósito.

Ninguno de esos pensamientos destaca con más inmediatez que el que dice: Quiero besarte. Quiero besarte tanto, tanto.

"Porque yo si quiero hacerlo", dice Bora, y Siyeon deja de respirar por completo.

La esencia de todo lo que hace Siyeon es esto:

Siyeon ama a Bora.

No hay una sola realidad, un solo universo, una sola forma en que el tejido del universo se reconstruya donde ella no estaría enamorada de Bora.

Siyeon está enamorada de Bora. Esa es una verdad universal inmutable, grabada en la piedra para los milenios venideros.

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Antes de que Siyeon pueda hacer algo totalmente egoísta, algo de lo que ambos se arrepentirían lejos de este sueño dorado y lleno de cerveza en el que se han encontrado, unas gruesas gotas de lluvia se encuentran con la cara de
Siyeon.

Bora parpadea. Su sonrisa se transforma en algo más grande que las propias galaxias y chilla, soltándose de los brazos de Siyeon pero sujetando sus manos igualmente.

"¡Dios mío, Siyeon!", exclama tirando de ella hacia donde están sus cosas. "Recojamos todo. Vamos, vamos".

La magia entre ellos no se disipa en el aire, como Siyeon temía. Por el contrario, se ha magnificado. Bora sigue mirando a Siyeon de esa manera -una mirada que Siyeon reconoce tan íntimamente porque la capta en su reflejo momentos después de haber estado cerca de Bora- y Siyeon en un momento en que se le revuelve el estómago decide que quiere...

"¡Siyeon! ¿Por qué estás ahí parada?" pregunta Bora, con el pelo pegado a la cara.

El viento se acelera, azotando a su alrededor con una urgencia repentina. La lluvia, siguiendo el ejemplo del viento, acelera su ritmo, y para cuando Siyeon y Bora han guardado todo su material en la bolsa impermeable de Bora, están completamente empapadas de pies a cabeza.

La camiseta de Siyeon se pega incómodamente a su piel. El agua se acumula en sus zapatos y sus vaqueros le resultan pesados y, sin embargo, su corazón se siente más ligero que nunca en mucho, mucho tiempo. Bajan las escaleras en un estado de exigencia, ambos se turnan para hacer callar al otro cuando los sonidos de sus risas se derraman fuera de la burbuja que comparten.

"¿Pido un taxi?" pregunta Siyeon. "No tenemos paraguas"

"Nuestro resort está a sólo cinco minutos de este lugar", dice Bora, sacando el labio inferior.

De inmediato, Siyeon sabe lo que esto significa. "No".

"¡Pero si ni siquiera sabes lo que voy a decir!"