Why can't you see me?

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-Minjeong, necesito que respondas.

La nombrada regresó a la realidad al escuchar su nombre, observó a la mujer frente a ella. Detestaba estar ahí, pero más, no poder ayudarse.

-Lo siento, ¿qué me preguntaste?

El sonido de las manecillas del reloj era tan fuerte que le estresaba.

-Te he preguntado si realizaste tu tarea de la semana.

Maldita tarea.

-No.

-¿Quieres hablar de ello?

-Sinceramente no.

Y las dos mujeres volvieron a quedarse en silencio.

Minjeong volvió a mirar cada una de las paredes color gris de la habitación. No le gustaba el decorado, pero no le importaba mucho, tenía tiempo sin remodelar alguna habitación. Podía soportar aquella.

El viento golpeaba la ventana y las respiraciones eran más tranquilas en el cuarto. Minjeong se acomodó en el sofá donde se encontraba.

-¿Crees que debería dejarla ir?

-¿Qué piensas tú?

-No lo sé. A veces solo desearía que fuera un sueño.

-Necesitas despertar.

-Lo sé, ya he estado aquí por un año.

-¿Cómo te sientes al respecto?

Minjeong observó un par de segundos a su psicóloga y volvió a desviar la mirada hacia algún punto de la habitación.

-Quiero confirmar que tiene una nueva novia.

-¿Por qué crees que lo quieres?

Minjeong alzó sus hombros.- Tal vez es lo que necesito.

-Tal vez no.

Y el tiempo terminó.

-Te veré la siguiente semana. Y por favor, trae tu tarea, necesitamos seguir avanzando.

-Gracias por tu tiempo.

-Cuídate, Minjeong. Y cualquier cosa, llámame.

La chica asintió con el dejo de tristeza que siempre cargaba. Y siguió su camino.

Se prometió que no visitaría aquel bar, pero lo hizo de todas formas. Se sentó en una esquina a beber, tranquilamente y sin prisas. Recordando todas las noches en que pasó adormilada y enamorada.

Enamorada de Yu Jimin.

Jimin era la mujer más distinta a ella, pero con la que mejor se entendía, y para Minjeong eso era lo único necesario en una relación.

Así que lo encontró todo en ella.

-¡No puedo creer que estés aquí! Los chicos estarán felices.

-No la atormentes, que no volverá a venir.

-¡Ella se la pasa aquí con su nueva novia!

-¡¿Nueva novia?! Cuéntame todo...

Minjeong escuchó todo desde su lugar, pero volteó su rostro para observar la calle por el cristal, bebió con amargura su copa. La historia era cierta.

Jimin tenía a una nueva persona.

Y no era Minjeong.

Nunca lo fue.

Jimin lo supo cuando terminaron por tercera vez, estaba cansada de las idas y venidas. No entendía cómo tantos matrimonios soportaban esas fracturas. Para ella, fue suficiente su sufrir para entender que Minjeong no era la mujer de su vida. Y cuando le pidió la separación, fue tan doloroso tanto para ella como para la otra chica.

Minjeong lo sabía, lo veía en los ojos de la mujer. Cuando pasaron la última noche, el enojo y amor se mezclaron tanto que le provocó asco.

Se perdieron en el mismo cuarto donde se encontraron.

Y ahora Minjeong, estaba en esa esquina, viendo bailar a su primer amor con otra persona.

-¿Vienes sola?- un hombre muy atractivo, se acercó a Minjeong.

-Vengo con ella.

El chico volteó a la dirección donde apuntaba y solo encontró a una pareja que disfrutaba del baile, de la noche, de ellas mismas.

-De acuerdo.- se fue confundido, pero no quiso insistir.

Minjeong bebió un par de copas y supo que era todo.

Ya no quedaba más.

Caminó entre las personas escuchando la música, risas y besos.

Todo lo que una vez tuvo, no existía en ese lugar.

Ni la persona que más quiso.

-Minjeong...

La chica fue detenida por un agarre en su muñeca, se volteó para encontrarse con el rostro preocupado de Jimin.

Esos ojos.

Y esa sonrisa.

Comenzó a llorar, sintiendo que todo nuevamente se rompía en ese instante. No quería estar ahí, pero sus pies no se movían.

Quería ser la mujer que Jimin llevara a casa después de una noche feliz. Llena de éxtasis.

-¿Estás bien?

-Solo vine a decir adiós.

Jimin soltó lentamente la muñeca de la otra chica. Su corazón latía rápidamente, y con cada golpe, sufría.

Dos años separadas no era suficiente. Pero ya no era lo mismo.

No podía hacer algo por ella. Ni siquiera abrazarla, porque ya no era su asunto.

Su historia se terminaba ahí, como cada vez, como esa última ocasión.

-Regresa a casa con cuidado.

Minjeong vió la espalda de la chica, y después de unos segundos, ya no estaba más.

Buscó en su teléfono y tecleó un mensaje tan rápido como pudo.

Tomó algunas partes de su corazón roto y emprendió el camino.

Jimin soltó esa relación porque había dado todo.

Y Minjeong intentó hacerlo sola después.

Nunca funcionaría de esa forma.

-¿Qué sucedió, Minjeong?

La psicóloga de la chica, llegaba con mucha prisa hacia su consultorio. Encontró a Minjeong sentada en la calle.

-Se ha terminado.

-¿Y cómo te sientes?

-No hace falta responder a esa pregunta.

-¿Qué piensas hacer?

Minjeong volteó hacia el cielo, era una noche estrellada y con una luna muy luminosa.

-Tal vez remodelar tu oficina.

Antología Pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora