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GRECIA 

Inglaterra, Londres.

Las manos de Noah pasaron por el escote en mi espalda, sus dedos hicieron una suave presión en mis costillas cuando me intentaba acercar lo mas posible a su cuerpo.

Me preocupaba lo que estaba sucediendo, pero no estaba ni cerca de querer detenerlo.

Sus manos pasaron a mis caderas para subir mi vestido un poco, lo suficiente para que pudiese envolver mis piernas a sus caderas cuando me tomo en sus brazos.

Envolví mis manos en su cuello cuando su beso se hizo mas intenso, sentí como caminaba hacia algún lugar conmigo en sus brazos, me puso en el piso y por fin se separo a una distancia perceptible, una que me decía que ahora no me iba a besar tan rápido como hizo antes.

— No estamos ebrios ¿verdad?

— No, estamos bien.

— Me parece correcto entonces. ¿Desea que me detenga? —negué con la cabeza.

Me hizo voltear y desato una cinta que estaba en el vestido, este cayo hacia adelante y mi cuerpo comenzó a quedar expuesto, el beso mi hombro desde atrás y lo escuche deshacerse de su camisa y pantalones.

Voltee y me senté en la cama una vez mi vestido había quedado en otro lugar, Noah volvió a besarme haciendo que me recueste.

Siendo sincera no entendía donde nos dejaba esto, porque evidentemente no estábamos saliendo, ni habíamos tenido una discusión de que pasaría después.

Pero dejarse llevar, por primera vez era un camino que iba a tomar, no me permitía acostarme de esta manera con alguien hace demasiado tiempo.

Mis manos contornean sus hombros, cuando le quite la camisa, mientras me besa siento en mi cuello el rose de una cadena, subo mis manos a su cuello y acaricio justo debajo de ella.

El se hace espacio entre mis piernas, nos separaba la fina capa de nuestra ropa interior. Noah comenzó a bajar sus besos a través de mi cuello, de pronto toda la pequeña preocupación que tenia se esfumo y me deje llevar con la boca de Noah bailando en mi cuello y amenazando con viajar a mis pechos.

— Señorita Grecia ¿alguna vez ha recibido sexo oral?

— No.

— Entonces relájese y déjese llevar esta noche.

Él quita lentamente mi ropa interior y su mano ataca mi punto sensible con total conocimiento, como si no fuese esta la primera vez que lo hace.

El besa mi abdomen mientras su mano ataca mi parte baja, un jadeo se escapa de mis labios cuando hunde uno de sus dedos en mi interior, las caricias dejan de ser caricias y se convierten en un vaivén exquisito dentro de mí.

El placer de Grecia |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora