viajecito

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Los últimos años de la adolescencia se sienten demasiado. La nostalgia en cada paso que se da parece una eternidad que pasa más rápido de lo esperado. Es como si una avalancha de dudas y miedos esperaran a la más mínima melancolía para atacar y sofocar. Es difícil decir adiós y empezar de nuevo. El amor, especialmente, es tal vez lo que a uno más lo marca. El amor hacia uno y a lo que alguna vez será.

Los chicos como HeungMin se angustiaban al ver que ese amor tal vez no será el mismo que el de otros.
Amar a otro hombre es complicado. Y lo es aún más cuando querés que él te ame como vos a él. Es difícil encontrar a un tipo que este dispuesto a amarte con todo lo que implica amar a otro hombre. Los prejuicios, la lucha interna y el miedo a salir y disfrutar de ese cariño hacían todo un drama total.

Vivió con la mirada de su padre en su nuca, controlando que su hijo no fuera a hacer más de lo que él deseaba. HeungMin se sometía a eso. Quería ser bueno para el único hombre que lo quería.

Aún así, decir que quería más no era mentira. Toda la adolescencia la vivió desde el otro lado. Él vio, observó, presenció como sus amigos y amigas querían y eran queridos de vuelta. Claro que se ponía felices por ellos, porque su alegría era la suya. Mas en la intimidad, cuando miraba las fotos que subían juntos, deseaba tener a alguien con quien hacer lo mismo. Estaba celoso.

Y es que estaba tan cerca de poder hacerlo, pero también estaba tan lejos.

Recuerda haber tenido cierto gusto por Cristian Romero desde el día en que entró a su nuevo secundario. En ese entonces tenía unos trece años, aún no hablaba del todo bien el español, era un chico tímido que buscaba llevarse bien con los demás. Cristian, aunque era reservado, siempre fue bueno con él. Era divertido, bueno en los deportes, alto, varonil.

A HeungMin le empezó a gustar rápidamente.

Y así como le empezó a gustar, Cristian comenzó a tener novias. Parece que el universo se había puesto de acuerdo para hacerlo pasar un mal rato. "Rato" que duró casi cinco años, porque él nunca dejó de estar celoso de las chicas que estaban con él.

Mentiría si dijera que no se ilusionó cuando se enteró que él y Karen habían concluido su relación de año y medio. Tal vez podría avivarse y acercarse más a él, a lo mejor Cristian era un chico como él.

Cuando le comentó su increíble idea con entusiasmo a su mejor amigo, Julián, él lo miró distinto. Parecía que quería decirle algo que él no sabía, pero terminó respondiéndole con una sonrisa en el rostro, deseándole suerte. Realmente se la deseaba.

El viaje de estresados llegó más rápido de lo que pensó. El típico traslado a Bariloche se había transformado en un viaje a la costa, en un hotel que quedaba a sólo un par de cuadras del mar.

La mañana del martes se agruparon todos en la entrada del colegio esperando el micro, y cuando subieron la mayoría se había vuelto a dormir. HeungMin, por su parte, se apoyó en el hombro de Julián para poder descansar un poco mientras escuchaba música.

Estaba feliz de que a sólo dos asientos adelante, en la fila contraria, se encontrara al muchacho que le sacaba suspiros, recostado. Le podía ver el brazo con un par de dibujitos que recientemente se había hecho. Recuerda que cuando llegó al colegio con una venda enseguida lo llevaron a dirección, no sabía qué habría hecho para poder ir al viaje teniendo tatuajes. Aún así, le gustaban. Le sentaban bien.

La emoción del primer día pareció despertar a quienes dormían luego de unas horas, siendo recibidos con un alfajor y un juguito para comer durante el viaje. Pronto comenzó a escucharse música por los parlantes del micro. Mayormente rock nacional, una que otra canción triste para cantar con amigos y -para su sorpresa- el himno.

NEVER MINE TO LOSE: cutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora