madrugada

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Los días iban pasando rápido, en el disfrute uno no suele darse cuenta del paso del tiempo. Cuando se está feliz es menos la preocupación por los horarios y rutinas. Más aún si hablamos de un viaje de treinta adolescentes que -hasta cierto punto- eran amigos entre sí.

A HeungMin le alegra tener el grupo que tiene. Sabe que podrían ser el típico curso que hace diferencias entre ellos mismos, que se dividen en grupos y se critican mutuamente. Pero ellos no son así. Parece que aquello los unió aún más; el no querer ser el típico grupo que crea rivalidades.

Allá en Corea, sus compañeros eran muy competitivos y envidiosos. Parte de la cultura tenía la culpa. Todo hijo era exigido por sus padres para ser el mejor de todos. Eso los transformó en un grupo dividido, y las mañanas de clases se fueron amargando cada vez más.

Ahora, las noches con su no-tan-nuevo grupo sabían ser divertidísimas. La juventud siempre es más escandalosa que cualquier otra etapa. Especialmente en cuanto a fiestas se trata. Los argentinos eran pasionales en el fútbol y en las jodas.

HeungMin había asistido un par se veces a otros encuentros nocturnos de ese tipo, que podría contar con sólo una mano. Sin embargo todos habían sido tranquilos. Hablando, cantando y riendo toda la noche.

Sabe que si una canción es lo suficientemente buena todos forman una ronda y la cantan con todo el alma. Incluso si no saben bailar hacen lo necesario para pasarla bien.

La noche anterior al último día se ansiaba desde la llegada. La noche del boliche los tenía a todos tan emocionados como preocupados por lo que tendrían puesto.

A eso de las diez, los dos amigos comenzaron a prepararse. Julián y él estaban viendo una película, recostados en la cama del acuariano con mascarillas faciales puestas.

Nunca necesitó nada más.

Le agrada que Julián comparta ese gustito con él. Recuerda haberse puesto de acuerdo con él para recomendarse cremas y exfoliantes de todo tipo. Le gustaba esa compañía.
Usualmente los hombres temen involucrarse en ese tipo de rutinas, así que se alegra de tener a alguien con quien hacerlo.

Mientras comen unos sanguchitos, Julián decide comenzar la charla respecto al evento.

"Licha me invitó a ir con él" Dijo con un poco de comida en la boca.

Se le frunce el ceño, confundido. "O sea... ¿Cómo? ¿Como una... cita?"

Julián, sin dirigirle la mirada, contiene una sonrisa, asintiendo. "¿No te molesta? Me da cosa dejarte colgado, por eso te quería preguntar".

"Andá, Juli". HeungMin le sonríe y le da una palmadita en la espalda. "Andá con él, pasala lindo, comele la boca".

El castaño comienza a reírse. "No estamos en esa todavía".

"¿Todavía? Qué picarón que sos, eh".

HeungMin decide llegar hasta ahí en el asunto. Lo que su amigo quisiera detallar lo haría cuando estuviese listo, él no lo iba a presionar. Aún así, estaba ansioso por saber todo el chisme detrás de la cita.

Supuso que Julián se escabullía con Lisandro las tardes en las que él dormía en el hotel para salir por la noche. Ellos dos, casi a escondidas, paseando por el centro y caminando en la playa.

Aw.

No es como si se estuviese ilusionando pero le es imposible no pensar en Cristian llevándolo a comer helado, a pasar el rato en un parque, acompañándolo a su casa después de la salida del colegio. Es que esos días junto a él y su grupito lo enamoraron más. Y al parecer, Julián había aprendido un poco de él.

NEVER MINE TO LOSE: cutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora