Llega el príncipe con su rey

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Después que el rey Aegon, el segundo con el nombre, fuera puesto en el trono de hierro por su abuelo Otto Hightower y su madre Alicent Hightower, su actitud se volvió contra ambos. Decretó cientos de leyes que salían del parámetro del entendimiento del consejo, y casi fue suplido en varias ocasiones por su hermano Aemond, a lo cual, su madre se opuso y defendió de los que conspiraban contra él. 4 de los lords del consejo les fue cortada su lengua y los echaron de la ciudad Kingsland por traición. A Otto Hightower lo encerraron en los calabozos porque fue él quien dirigió la traición a su nieto.
Entre las leyes impuestas por Aegon, estaba el que las reinas podían reinar si eran las primeras en la línea de sucesión, sin necesidad de ser suplidas por un barón.
Reinas podían casarse con plebeyos y darles el título con tan solo la boda.
Reyes podían elegir prostitutas como esposas, podían tener las que quisieran, pero, lo que más sacudió al reino, sin duda, fue la ley que permitía a reyes casarse con hombres, y reinas con mujeres.
Era una idea revolucionaria que, ningún Targaryen desde los tiempos de Aegon el conquistador se atrevió, y por una obvia razón; se perdería el linaje.
Los pobladores de Kingsland estuvieron de acuerdo porque, cualquiera podía obtener un título de enamorar a alguna Lady o las prostitutas podían convertirse en Ladis si algún Lord o Ser se enamoraba de ellas y les pedía matrimonio.
Las cosas con su tía Rhaenyra Targaryen estaban de lo peor cuando ésta se enteró de las leyes que el nuevo rey, usurpador, estaba proclamando; por lo cual, Rhaenyra envió un cuervo con los términos de paz que proponía. Dejaría el trono en manos de Aegon sin juntaba sus casas. La respuesta del rey no la pudo dejar más estupefacta:
«Querida tía Rhaenyra, sus peticiones serán aceptadas si envía al príncipe Jace Velaryon para que sea mi rey consorte. Le prometo que lo trataré bien hasta el último de mis días»Rhaenyra no se podía confiar de alguien como Aegon, así que decidió llevar la mano de Jace ella misma, y ver las verdaderas intenciones que tenía Aegon o Alicent.
Tardaron un día en llegar desde Dragonstone hasta Kingland; montados ambos en Syrax, su dragona.
Al llegar al castillo, el mismo rey Aegon estaba en la puerta de la entrada de la ciudad esperando por su nuevo prometido.
Bajaron de su dragón. Las personas corrieron a ocultarse por ver a Syrax aterrizando en medio de la plaza.
Al estar Rhaenyra frente al rey, hizo una reverencia. Jace la sigió. Y, al ser contestado el saludo por Aegon, se aproximaron a entrar. No antes sin que Aegon tomara la mano de Jace, la besara y levantara en presencia de las personas del reino; los que vieron con asombro el recibimiento.
Llagaron al trono de hierro, Rhaenyra exigió verdades a su medio hermano el rey.
«Mi querida Rhaenyra, sé que piensas que estoy engañando tu buen juicio, y que hice traer a mi sobrino por intenciones maliciosas, pero estás muy lejos de la realidad. Jace y yo nos hemos criado juntos desde niños, pasamos muchísimas aventuras, y sin contar las bromas y travesuras que le hicimos a Aemon.»
—Mi rey, entienda el sentimiento de una madre y, viendo la circunstancia en que nos encontramos, digo, después que robara el trono de hierro, no puedo confiar en ti. —Un guardia con capa blanca se puso de pié y saco su espada

—No es necesario Ser —Dijo el rey— mi hermana esta jugando.
—¿Me matarás, querido rey? —Dijo Rhaenyra a punto de sacar su espada Hermanaoscura—
—Madre —intervino Jace— sé a que hemos venido hasta acá, no es el momento de atacar.
—¿Insinúa una amenaza, principe Jace? —Alicent salió de las sombras detrás del trono de hierro— estás amenazando a tu rey en su trono.
—No fue esa mi intención —respondió Jace—
—Basta de tonterías —interrumpió Aegon— ya está su alcoba lista para que descanse princesa, y Jace, puedes quedarte conmigo, después de todo, serás mi rey mañana por la mañana.
Jace y Rhaenyra cruzaron miradas y asintieron. Rhaenyra vio severamente a Alicent y después a Aegon y salió del salón justo por donde había llegado. Montó su dragona y regresó a Dragonstone.
—Me gustaría pasar la noche contigo, mi príncipe —Dijo Aegon a Jace— preparé la bañera para tomar un baño juntos, tomar un buen vino y conocernos más de lo que jamás lo hemos hecho. Descuida, tu virtud la guardaré para nuestra noche de bodas.
—Como desee, mi rey —dijo Jace y se fue detrás de Aegon a sus aposentos. Alicent solo se quedó mirandolos y sentada en el trono de hierro, bebiendo vino. 

Llegaron a los aposentos y la tina de baño estaba preparada con agua caliente, esencia de rosas; también una jarra de vino a un lado y dos copas de oro con el emblema de la casa Hightower; un faro con una llama encendida.
Pasa, mi príncipe —dijo Aegon a Jace. Estiró su mano hacia adentro en muestra de bienvenida.
—Gracias, mi rey —Jace se notaba cabizbajo. Aegon lo notó de inmediato.
—Ven aquí —Aegon estaba parado a un lado de la tina— no temas Jacaerys.
—No temo, mi rey —se aproximó a Aegon con la mirada fija en los ojos del rey.
Retira mi ropa que yo quitaré la tuya. —El rey Aegon tiró del cordón que ajustaba el traje de Jace, lo despojó de su camisa y al bajar a su pantalón noto su rubor.
—¿Pasa algo? —preguntó— ¿nunca te has desnudado para alguien más?
—No majestad, jamás. —Dijo desviando la mirada—
—¡Ja! ¡Lo sabía! Nunca la has puesto, ¿quien lo diría? mi joven príncipe es virgen— Aegon no pudo evitar una enorme sonrisa.
No debes preocuparte, yo te enseñaré todo lo que sé en su debido momento, por ahora, solo basta con que no te desmalles cuando me veas desnudo.
Terminaron de quitarse la ropa y entraron juntos a la tina de baño. Uno frente al otro. La mirada de Aegon estaba fija en Jacaerys y éste le desviaba la mirada.
—¿Para qué me quieres aquí? —dijo finalmente Jace.—
—Nos vamos a casar, ¿acaso eres lento? —respondió Aegon con molestia.
—¡Eso ya lo sé! —gruñó— Pero, ¿por qué yo, tío?, perdón, majestad.
—Ven aquí —dijo Aegon—
Jace se acercó a Aegon lentamente mientras éste no dejaba de ver sus labios. Jace estaba tan nervioso que cuando se acercó demasiado, pudo sentir el miembro de Aegon, duro, debajo del agua. Aegon lo tomó de la cintura, lo jaló y puso hacia arriba de él y posó sus labios en los de Jace, el cual, continuó el beso de manera suave e inexperta. Aegon tomaba agua con sus manos y la dejaba caer por la espalda de Jace, acariciando y estrujando su trasero debajo del agua mientras continuaba el beso. Se apartó.
—¿Esto responde tu pregunta?, tú me importas Jacaerys, sé que yo a ti. Por eso estás aquí.
—Mi madre dice que...
—¿Tu madre? ¿esa es tu respuesta?
No majestad
—Llámame Aegon.
—No, Aegon.
—Mi madre dijo que buscabas destruirla, exterminarla junto con su linaje. Que la ambición de tu madre era tan grande que te dejaste manipular por ella, y ahora buscas quitarla del camino al trono.
dijo Jace con miedo—
—El trono es mío, yo soy el rey. No me importa lo que tu madre o mi madre crean, Jacaerys. Mañana serás mi rey, y nadie en los siete reinos podrá detener nuestra boda. Ni los septons, ni sus dioses antiguos o nuevos. Nadie.
Volvió a tomarlo por la cintura y besar sus labios, esta vez con más entusiasmo y frenesí. Sus respiraciones se elevaron y al unisono, los gemidos de ambos volaban a su alrededor; y nadie puede saber lo que estaba pasando debajo del agua en ese momento.
—¡Hermano! —Gritó abriendo la puerta de golpe Aemond Targaryen.
—¡Idiota! —respondió Aegon quitando de encima a Jace y con la cara roja.
Toca antes de entrar.
—Lo siento, hermano
. Hola Jace.dijo al momento de entrar, cerrar la puerta e incorporarse en la cama del rey.
—Hola, Aemond. —respondió Jace asomando solo sus ojos desde la tina.
—No sabía que estaban ocupados y...
—Ahora lo sabes, ¿puedes largarte?
gruñó Aegon
—Después, tengo algo que pedirte hermano. —dijo Aemond—
—¿No puede esperar? —Aegon estaba a punto de estallar de ira y sacar él mismo a su hermano.—
—Quiero que me cases con Lucerys Velaryon. —Soltó—

—¿QUÉ? —Dijeron Aegon y Jace al tiempo, boquiabiertos—

Aegon II X Jacaerys  :3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora