Aegon II X Jacaerys :3

De un tajo

Mirando... Nada había sido más doloroso para Jacaerys que ver como su madre estaba a punto de quitarle la vida a quien amaba. No podía creer que Aegon estaba a punto de morir.
Quería tomar su lugar pero eso no sería posible desde donde estaba; en los brazos fuertes de Daemon. Bien sujeto. Daemon se detuvo en la entrada del palacio, tomando la cabeza de Jacaerys y obligando a que no apartara la mirada. «Observa» Decía. Su corazón estaba por detenerse, su oído se fue y la vista le fallaba. Estaba por desmallarse... moría lentamente cada segundo que pasaba.
—Ae... —sus palabras eran débiles. No podía articular. Su cuerpo no podía ayudarlo.—
—¡AEGON! —pudo gritar con la fuerza que le restaba. Rhaenyra lo miró a lo lejos. Aegon miró a Rhaenyra, sabía que lo mataría ahí, de rodillas, humillado y llorando. El precio por robar su trono fue alto, y nada le importó. Aegon se puso de píe. Miró a los ojos a Rhaenyra, que tenía su brazo levantado empuñando su espada a punto de volarle la cabeza de un tajo. Se volvió a Jacaerys, mirando... llorando inexpresivo.
—¡NO QUIERO QUE MUERAS! ¡HUYE POR FAVOR! —gritó a lo lejos Jacaerys—.
—No —dijo Aegon en voz baja, solo para él. Se volvió a Rhaenyra y se puso de rodillas, en forma de reverencia y adelantando la cabeza, entregando su vida al fin.— no moriré, tú me recordarás. 
Rhaenyra incorporó su otra mano a la espada con fuerza y levantó lo más que pudo, decidida a quitarle la vida. Jacaerys supo que era el final.
—¡TE AMO! —gritó con todo su ser Jacaerys. Daemon lo tomó con más fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas con el grito.
 —¡JACE! —gritó Aegon desbordado el lágrimas— ¡TE AMO! ¡TE AMO! ¡GRACIAS POR QUERER A ALGUIEN COMO YO! —los dos no paraban de llorar.
De un movimiento brusco de espada, Rhaenyra Targaryen giró por el cuello de Aegon y envainó su espada. Un corte limpio y pequeño le quedó a Aegon en la mejilla, un rasguño leve. «No, no, no, no, no» Se lamentaba Aegon, lloraba esperando la muerte. Los ojos de Jace lo traicionaron y pensó que murió su amado a manos de su madre. No fue así.
Se oyeron aplausos cerca de Rhaenyra y Aegon. Otto Hightower aplaudia y se acercaba a ellos. Alicent iba por un lado, caminando lento y con lagrimas en los ojos.
—El Trono de Hierro es suyo —dijo Rhaenyra a Otto y Alicent. Aegon estaba en tirado en el suelo llorando, con un dolor profundo, el de la muerte—.
—El trato está hecho. Es lo que querías. —dijo Alicent sollozando—
—Bueno, no puedo negar que es un buen trato —dijo Otto sin remordimiento alguno—.
—Ahora sé que mi hijo está en buenas manos. Dragonstone es nuestro y Jacaerys es de Aegon. —Les dijo Rhaenyra—.
—Lo está. —Dijo Alicent—.
Los brazos de Daemon soltaron a Jacaerys y éste corrió hacia Aegon. Llegó a él y levantó tomó su cara para ver su rostro y éste al verlo lo abrazó muy fuerte; los brazos no les alcanzaban para apretar y tocar al otro. Se besaron con mucho dolor y alivio a la vez.
—¡Toma! —gritó Aegon a Rhaenyra arrojando la corona a sus pies— no quiero el Trono, nunca lo quize. —¡Aegon! ¡¿Qué estás haciendo?! —gritó Otto—
—¡Cállate! ¡Viejo tonto! —respondió— si es lo que quieres, tómalo, ahí está tu trono, hermana. Solo deja que Jacaerys y yo tomemos Dragontone, vivir juntos, reinar juntos. Y no te molestaremos nunca. Solo toma la corona y terminemos con esto —dijo Aegon a Rhaenyra aún llorando—
—¡Si, madre! Toma la corona y déjanos vivir en Dragonstone —incorporó Jacaerys—.
—Eso no es un trato justo —le respondió Rhaenyra— un hijo mío no vale lo de un trono, es invaluable. Aún sabiendo que tricioné al Trono de Hierro, vine a jugar la guerra por ti, mi niño, mi dulce, dulce niño. —Rhaenyra no pudo evitar llorar— Lo tomaré, porque era el deseo de mi padre, tu abuelo, Viserys. Y ustedes reinaran juntos Dragonstone. Alicent se apresuró hacia Aegon y lo abrazó, llorando igual que él.
—Lo siento, lo siento, hijo —tomó el rostro de Aegon y luego lo abrazó. Sus lágrimas no paraban de caer—
—No lo lamentes, madre. Esto es lo que siempre quise, creo que tú lo sabías desde siempre.
—Si, tonto, siempre lo supe —Alicent sonreía con lagrimas en los ojos viendo a Aegon—.
Daemon se aproximó a ellos y tomó a Otto por el cuello. Lo puso de rodillas y sacó su espada. —¡Daemon! —lo detuvo Rhaenyra— la guerra terminó. Como consorte, debes reinar siendo un buen hombre, Alicent cumplió su trato, lo menos que podemos hacer es no matar a su padre —Daemon soltó a Otto—.
—Gracias, majestad —dijo Otto con voz rasposa y débil—.
—Gracias, Rhaenyra —dijo Alicent—
Rhaenyra se acerco a Alicent. Se paró frente a ella y secaron mutuamente sus lágrimas. Se tocaron ambas la mejilla y se abrazaron fuerte, entre soyosos y lágrimas. Pues Rhaenyra y Alicent fueron como hermanas antes que Viserys la tomara como su esposa.

Pasaron dos horas antes que se reuniera todo el consejo, Lords y la guardia real. Aegon dio todo su derecho del trono a Rhaenyra frente a todo el mundo y el reino la recibió con gritos efusivos festejo, lágrimas de victoria, y copas llenas de vino al aire.

Aegon y Jacaerys volarían a Dragonstone a disfrutar de la compañía del otro. Esa tarde caminaron por las playas de Westeros. Dejando sus huellas en la arena, una detrás de otra. Uno al lado del otro. Se sentaron a contemplar las olas, juntos, en silencio. Algo había cambiado entre los dos. El cariño que había se convirtió en amor. Ya no eran necesarias las palabras, las miradas hablaban...
—Disculpen mis Lores —se aproximó alguien por detrás de ellos— llegó un cuervo —era Lucerys Velaryon—
—Y, ¿Qué dice ese cuervo? —Preguntó Jace—
—Antes de eso... —Lucerys estaba pensativo— quiero pedir su permiso para vivir junto con ustedes. —Aegon y Jace se miraron sorprendidos— Siempre serás bienvenido en nuestra casa —respondió Aegon—.
—¿Qué dice el cuervo? —preguntó Jace—
—Ah, si, el cuervo... Bueno... Daeron vuelve de Winterfell, y no viene solo. Daeron viene con el Lord de Winterfell y, ahora que Aegon no es rey, quiere que lo dejen vivir en Dragonstone con ustedes. —soltó al fin Luke—
—El Lord de Winterfell... —Dijo Aegon— ¡Ah! CREGAN...