Dos infiernos

782 60 1
                                    

Rachel
Tengo a Antoni de frente, de pie y dudando de todo lo que he querido mantener hasta ahora. Tiene una jeringa de Hacock en la mano derecha, uso toda mi fuerza de voluntad para no temblar.

Lo superé, lo vencí, esa droga ya no me lastima.

Apenas entiendo lo que dice y respondo en modo automático, siempre manteniendo la mentira. Se me acerca con la jeringa en la mano y sé lo que va a hacer.

Cuando noto el primer contacto de la aguja en mi cuerpo me desconecto, es la única forma en la que mi cuerpo no reaccione a su verdugo. Recuerdo cada dolor, cada síntoma, cada estremecimiento. Recuerdo toda la mierda que me hizo esta sustancia y debo fingir que no.

Pienso en mis hijos, en mis dos niños pequeños que merecen una madre a su lado. Pienso en mi coronel, en mi difunto esposo, no murió por nada, no murió para que yo no pueda resistir a una maldita prueba con el líquido que casi me mató dos veces.

Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte.

Pienso en esa mirada de ojos grises parecida a la de su padre, en esos ojos diferentes y hermosos. Los veo grandes, los veo en la cima del mundo. Veo nietos, me veo contándoles historias de su abuelo. Me veo saliendo de compras con Milenka y en el cine con Owen. Idealizo una vida perfecta e imposible.

Eres mi fantasía favorita.

Joder, te amo tanto.

¿Nos casamos o que?

Recuerdo esa mirada, esas caricias. Recuerdo una vida feliz.

Y solo pensando en eso logro controlarme, logro demostrar que nada de esto se termina hasta que yo lo decida. Yo tengo el control aquí. No Antoni, no Bratt. Yo.

Cuando termina de pasar la aguja por mi cuerpo siento que respiro de nuevo, pero no lo demuestro.

Vuelvo a mi infierno cuando el ardor termina.

Christopher
Otro día en la fosa y siento que cada vez que abro los ojos pierdo un poco más la cordura. No sé qué hora es, no se que día es, ni siquiera sé si es de día o no.

Pelear todos los días no es algo que me moleste, los duelos a muerte para sobrevivir ya eran parte de mi vida antes de llegar a esto, incluso me sirven para lidiar con toda la mierda que llevo encima. Lo que en verdad me fastidia es no saber que está pasando afuera. Mis hijos. Mi mujer.

Estoy recostado contra la pared de piedra dentro de mi celda personal, aprovechando el tiempo libre que tengo para idear un plan porque cuando salga de aquí lo voy a necesitar. Porque voy a salir. El idiota de Bratt no se va a quedar con mi puesto en la FEMF, mis hijos no serán criados por alguien mas, Rachel no se quedará con la basura Mascherano y desde luego que no moriré bajo tierra.

Lo que le dije a Rachel aquella vez fue cierto, no puedo vivir sin ella. Por el momento no estoy viviendo, es existir consumido en la ira más intensa y profunda que pueda existir. Los mataré a todos, a Bratt, a Antoni incluso al jodido presidente si se pone en mi camino.

El mundo debería disfrutar de la paz que tiene, porque cuando salga arrasaré con todo a mi paso. Ni olvido ni perdón. Recuperaré lo que me arrebataron y no volveré a perder.

Por eso, mientras veo que entra alguien para llevarme al centro, respiro profundo y dejo salir toda la rabia que llevo. A los golpes termino matando a otro hombre cuyo nombre ni siquiera conozco y no me importa.

Lo único que me importa ahora es salir de este infierno.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

 Fanfics del EvaversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora