3

102 10 6
                                    

La fiesta había terminado, ____ no pudo despedirse de Diluc apropiadamente, pero los nuevos amigos pudieron despedirse a lo lejos con una reverencia.
____ estaba un poco emocionada, tenía la mente en otro mundo, uno donde ambos visitaban la biblioteca de Mondstadt, o quizás la de Sumeru, mientras reian en voz baja para no ser regañados por la bibliotecaria, tal como los protagonistas de uno de sus libros (de romance) favoritos.

A decir verdad había olvidado completamente la existencia de su padre, quien esperaba a su hija con los brazos cruzados en un sillón, esperando escuchar cada detalle.

Sin embargo ____ se limitó a decir "hice un nuevo amigo" y caminó hasta su habitación, al estar dentro de esta se quito el maquillaje y ese incómodo vestido, se tiró a la cama y se durmió en seguida.

A la mañana siguiente ____ se levantó temprano como de costumbre, bajo a desayunar y se encontró con su padre (quien evidentemente no se quedo conforme con la respuesta de su hija), estaba bastante inquieto, al notar su presencia trató de sacarle información sobre la fiesta, afortunadamente (o quizás no) el sonido de la puerta interrumpió el incómodo interrogatorio del señor Reiss.

— Disculpe, ¿se encuentra ____ Reiss? Tengo un paquete del Maestro Diluc para la señorita. — los ojos del mayor se iluminaron, llamo a la joven con entusiasmo, ella fue y acepto el paquete gustosa, pero la consecuencia es que ahora tenía que darle explicaciones a su padre.

— ¿Se puede saber que clase de relación tienes con el dueño del viñedo? — preguntó su padre simulando molestia, pero se fácilmente se podía ver como escondía esa sonrisa victoriosa.

— Te lo comenté antes, hice un nuevo amigo. — respondió la joven con simpleza.

— ¡Pero no me dijiste que tu nuevo amiguito era el Maestro Diluc! Eres impresionante ____, solo te pedí que te consiguieras un tipo rico pero veo que elegiste el más difícil, ¡y que bien que lo lograste! Jajaja, ¡el éxito esta en la sangre de los Reiss! — se había emocionado, demasiado a decir verdad, estaba posando con orgullo mientras cerraba los ojos, por lo que ____ aprovecho el momento para escapar de su padre, solo estaba diciendo tonterías, no se iba a molestar en seguirle ese estúpido juego, en este momento tenía un asunto mucho más importante que atender.

Subió hasta su habitación aún con el paquete en manos, cerró la puerta con llave para evitar interrupciones de su padre, y abrió la elegante caja con sumo cuidado.

En ella estaban el shampoo y un pergamino. La joven Reiss soltó una pequeña risa luego de ver el shampoo, recordando la risa de aquel pelirrojo que desde aquella noche en el viñedo, no había podido salir de su cabeza.

Tomó el pergamino con curiosidad, se moría por saber que tenía que decirle Diluc, y el solo pensar en eso hacía que sus mejillas se parezcan cada vez más al color del cabello de su nuevo amigo.

"Para la señorita ___:

Espero este teniendo una buena mañana, puedo ver desde mi ventana que hoy será un día encantador.

Odio las formalidades, sobretodo cuando se trata de amigos, pero no quiero sonar irrespetuoso, es por eso que esta carta puede sonar más seria de lo que me gustaría.

Pero yendo al punto, quisiera invitarla, con mucho respeto, a un almuerzo en el viñedo. Déjeme otorgarle toda decisión en cuanto el día y los platillos que vamos a saborear, pues para mí usted es una invitada especial, por lo que me fascinaria saber que manjares tiene en mente para que ambos podamos deleitarnos entre cubiertos y copas.

Mis mejores deseos para usted y su familia.

- Diluc Ragnvindr"

Todavía le costaba descifrar los sentimientos que había encontrado con esa carta, estaba emocionada por su próximo encuentro con el hombre que despertó su interés, y, aunque no lo conoció demasiado, estaba segura que pasarían un buen tiempo.

En aquella fiesta del viñedo - Diluc x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora