Crimen 20

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— No alcancé a despedirme de mis padres.— Se lamenta Ignacio conduciendo a las afueras de New York.— Me entristece también despedirme de los Gómez.

— Qué despedida, Nacho. Cuando se pueda también traeremos a nuestros padres a Europa. Estaremos todos juntos otra vez. ¿No es así, Luisi?— Anima la castaña a su marido.

— Por supuesto. Cuando sea el momento convenceré a nuestra familia de venir también.

— ¡Mirad! Ahí está Sebas.— Apunta María donde se encuentra el tío de Sebastián haciendo señas para detenerse. Sebas espera con una furgoneta blindada. Al detenerse, Sebas se aproxima y Luisita baja del coche junto a los demás. El tío del policía le da un afectuoso abrazo.

— Eres libre ahora, Luisita.— Le dice orgulloso el ex vicepresidente de la Estrella. Luisita solo asentía aguantando sus lágrimas amenazantes con salir.

— Ignacio, María, subid a la furgoneta y dejad este coche aquí.— El matrimonio sale y se sube a la furgoneta.

— Nadie os vio?— Pregunta Sebas mientras se sube a la furgoneta también junto a Luisita.

— Todos creen que estamos en casa de los Gómez y los Gómez en el Congreso...— Comenta Ignacio viendo el paisaje para distraerse.

— Ahora iremos al aeropuerto. Estareis seguros.— Dice Sebas manejando rápidamente.

El Hasta Luego, Brookyn NY

— No podemos detener los medios que no paran de hablar de mi primo.— Se lamenta Álvaro.

— Álvaro, Gabriel se lo buscó...no debió huir, si no fuera culpable no se escondería.— Replica Miguel su colega.

— Si quieres que no se hable más de tu primo, necesitaremos una noticia que vuelva loca esta ciudad, algo que haga olvidar el tema de Gabriel de la Vega...el problema es que no tenemos nada...— Responde también Carolina, su otra colega.

— Solo espero que mi primo sepa salir de esta, sin avivar la furia del Congreso...

Aeropuerto de Manhattan

Todo listo para que esteis abordo.— Señala el capitán a los fugitivos que acaban de llegar.

— Luisita...— Un chico con su equipaje se acerca hasta ella.

— Sebastián, pero... qué haces aquí...— El policía responde dándole un abrazo efusivo a la rubia, ante la mirada fulminante de María.

— Ya pronto estaremos en Europa, como lo habíamos planeado en un principio.— Sebastián acuna su rostro con cariño.— Libre otra vez Luisita.

— Subid a bordo. No hay tiempo que perder.— Invita Sebas.

— Gracias por todo, Sebas.— María abraza al tío de Sebastián, junto a Ignacio.

— Vamos, Luisita.— Toda la tripulación sube al avión menos Luisita y Sebastián.— Luisita vamos, no tenemos tiempo.— Le toma el brazo para que camine con ella.— Preciosa...— El policía acaricia su rostro, para que la rubia le mire y no rehuya de sus ojos. Pero la chica comienza a menear la cabeza en negativa.— Luisita...

— Sebastián, no puedo...

— Qué quieres decir, Luisita? Por favor, entra en razón y recuerda lo que hablamos.— Sebastián le jala.
— Vamos Luisita, si tienes algún respeto por tus padrinos, no hay otro camino.— Insiste el policía. La rubia le queda mirando dolida unos segundos y luego desanimadamente sube a bordo sin decir más. Cuando el avión empezó a elevarse, Luisita observa desde la ventanilla del avión a New York y con dolor en su corazón se despide de aquella ciudad y de...

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